El amor no es para mí. Dana Darius. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Dana Darius
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788412235753
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lo mato! Pero luego lo miro y me arrepiento porque es una ricura, es un cachorrito de Golden, un día que fui con mi amiga Susana, que colabora en una protectora, lo vi y me enamoré. Decidí traerlo a mi piso, nos hacemos compañía mutuamente, pero a veces cuando se aburre rebusca en mi armario y coge lo que quiere y lo muerde y, claro, lo rompe. Menos mal que no me puedo quejar ni de mi armario ni de nada, porque a pesar de que no me cuesta ganar dinero, tengo la suerte de que mi padre me ayuda mucho y que mi madre me dejó una pequeña fortuna al morir, así que no tengo problemas económicos, por lo que aunque me jode bastante que se coma mis zapatos, puedo comprar otros sin problemas.

      Me he duchado y me he arreglado. Cojo la correa y al escucharla, Roquet ya viene corriendo y saltando hacia mí, se me sienta delante y espera a que le ponga su collar, ¡Es buenísimo! Salgo por la puerta y me encuentro a mi vecina, la señora García.

      —¡Buenos días, preciosa! ¿Cómo está mi sol bonito hoy? —Mira que es cariñosa la jodida, es como mi abuela, debe de tener unos sesenta y cinco o setenta años, pero no tiene nietos y me tiene un poco mimada.

      —Bien, muy bien, y usted, ¿cómo está esta mañana? Roquet y yo vamos al parque un rato, ¿quiere venir?

      —No, cielo, no te preocupes. Oye, ya no viene por aquí Raulito, ¿no?

      —No, nos hemos peleado, pero no se preocupe que yo estoy mejor sola, así puedo hacer lo que quiera.

      —Di que sí, mi niña, que era muy sosico el pobre. ¿Tu padre está bien?

      —Sí, ya le daré recuerdos suyos, me voy corriendo que Roquet tiene muchas ganas de salir.

      Vamos por el parque los dos solos y libres sin pensar en nada más, me pongo los cascos y pongo música en mi móvil y me pongo a cantar, que no es por nada pero se me da bastante bien. Eso se lo debo a mi madre, era cantante y de las buenas. Siempre la recuerdo cantándome para dormir esas canciones que tanto me gustaban. Aún a día de hoy juraría que a veces la escucho en sueños cantarme una y otra vez mis canciones favoritas. Y pensarás: «Ella, que ya tienes una edad…», pero es que cuando pierdes a alguien tan querido por mucho que pase el tiempo los recuerdos buenos vuelven una y otra vez a tu mente, porque en el fondo no quieres dejarlos ir. Bueno, y como iba diciendo, voy por el parque tan tranquila cantando y de repente alguien llama mi atención.

      —Perdona, no quiero incomodarte pero estaba escuchándote cantar y me gustaría saber si cantas profesionalmente. —Lo miro y veo a un hombre de unos cuarenta años, con gafas de sol, alto, corpulento, pero con cara de buena persona, así que decido contestarle.

      —No, lo cierto es que no, pero mi madre sí que cantaba, falleció hace unos años. Ella fue quien me enseñó. —Me quedo un poco cortada, raro en mí, pero sí, oye, a veces me corto un poco, no hay nada de malo.

      —Pues me gustaría presentarme, me llamo Leopoldo Ferrini, soy director de una importante cadena musical. Llevo días paseando por aquí pensando en mis cosas y estos días te he estado escuchando, pero no sabía cómo llamar tu atención. Lo cierto es que busco a una chica que tenga una buena voz para hacer un dueto con uno de mis nuevos cantantes. No sé si te podría interesar, pero me gustaría que hicieras una prueba y si te sientes cómoda y nos gustas quizá puedas grabar algo tuyo. ¿Qué te parece?

      —Bueno, no sé, ando algo liada, además no es muy normal que te hagan una proposición así, lo lógico es poner algún anuncio en busca de cantante y hacer castings, pero podría probar, me gusta cantar y puede ser divertido.

      —Lo cierto es que ya lo he probado, pero no encuentro esa voz que busco y, no sé, tú la tienes. Te dejo mi tarjeta, mi estudio está en la calle Serrano, el número veintitrés, se llama MusicFer. Llámame y haremos esa prueba.

      —Vale, gracias.

      Y me voy con la música a otra parte, nunca mejor dicho. Quizá sea una buena idea. La verdad es que siempre me ha gustado mucho cantar, me recuerda a mi madre, a las veces que nos disfrazábamos y jugábamos a ser cantantes. Bueno, ya te he contado que ella lo era, pero cuando me tuvo dejó su carrera musical para volcarse en mi infancia y lo cierto es que yo estaba muy contenta; alguna vez había ido a eventos importantes a actuar, pero ya no grababa discos ni se iba de concierto. Solo acudía a galas benéficas y eventos importantes. No negaré que a mí no me importaría tener esa vida, llena de glamur y de fiestas, pero ella quería estar con su familia y, oye, bien respetable que es esa decisión.

      Voy con Roquet jugando por el parque y dándole vueltas a la cabeza: es increíble lo que me acaba de pasar, es casi de locos, pero oye, a mí me gusta cantar y ahora tampoco es que tenga nada mejor que hacer, ¿por qué no probar? Además, he decidido disfrutar de mí y como no estoy atada a nadie, ¿por qué no hacerlo?, así que voy a ver a mi padre para ver qué piensa él.

      En menos que canta un gallo he dejado a Roquet en casa. «Espero que no se coma más zapatos», pienso, y me planto delante de su trabajo. No te lo he dicho pero es médico, un cirujano buenísimo, tiene su propia clínica por lo que no me hace falta llamarle para ver dónde está, ya que siempre está ahí. Cuando llego saludo a Sonia, la recepcionista, que me informa que mi padre está en su despacho.

      —¡Hola, papá! ¿Cómo estás? Pasaba por aquí y quería comentarte una cosa muy curiosa que me ha pasado hoy paseando a Roquet.

      —No me lo digas, ¿has conocido a un deportista atlético y te has enamorado locamente?

      No te lo he dicho pero mi padre está fatal, como Carol, también quiere buscarme un novio que me ame hasta el infinito y más allá, como él siempre dice que amaba a mi madre, bueno, aún la ama.

      —¡No! ¿Sabes qué? he tomado una decisión y es que paso de chicos. No quiero más historias que nunca terminan bien, estoy cansada de sufrir. Además, papá, sabes que lo que quiero no lo puedo tener, así que para que buscar sustitutos. —Pone los ojos en blanco, me conoce muy bien y sabe que al único que le pertenece mi corazón es a Lucas—. Bueno, pues lo que te decía, que iba cantando por el parque y se me ha presentado un productor musical, quiere que haga una prueba para cantar un dúo con un cantante nuevo que está promocionando. —Contemplo su reacción, sonríe, me mira. ¿Contento? No sé descifrar si es ilusión, felicidad o qué es.

      —Hija, ¡qué bien! Podrías seguir los pasos de tu madre, siempre has cantado muy bien y eres muy capaz.

      —Papá, ¿puedo preguntarte algo? —Nunca me atreví a preguntárselo antes, pero ya que hemos sacado el tema—. ¿Por qué mamá dejó de cantar? Bueno, me refiero a sacar discos y eso, era muy buena y tenía muchos fans, todos los medios la adoraban.

      —Bueno, tu madre decidió que no quería dejarte sola, y a mí tampoco, y yo fui muy egoísta al permitirle quedarse con nosotros, pero en cierto modo no quería sentirme solo. No es que no quisiera ir con ella a esas fiestas y disfrutar de sus éxitos, pero entiende que mi trabajo no lo puedo hacer por teléfono, tengo que estar aquí, salvar vidas…, aunque no pude salvar la de ella. —Lo dice con un tono de tristeza y la mirada perdida—. Pero eso ahora ya es pasado y tú me has dado una alegría. Me gustaría mucho que siguieras sus pasos, te lleven adónde te lleven, que estoy seguro que será lejos siempre y cuando tú quieras.

      —Gracias, papá, sé que siempre apoyarás cualquier decisión que tome y quiero que sepas lo importante que es eso para mí. ¡Pues está decidido, a cantar se ha dicho! Sabes que te quiero, ¿verdad?

      —Sí, hija, hasta el infinito y más allá.

      Me alegra haber hablado con mi padre de todo esto y conocer su punto de vista.

      Ya han pasado un par de días y me encuentro delante del estudio con mi amiga Maka, que se ha empeñado en acompañarme. Subimos a la tercera planta, que es donde está el estudio de música, y Leopoldo sale a saludarnos.

      —Me alegra mucho tenerte aquí. Mira, os enseñaré todo esto: este es el salón de grabación. He preparado esta canción para la prueba. Como te escuché cantar en el parque a Whitney Houston, he pensado que te sentirías cómoda cantando una