¿Y si también los polacos padecieran las secuelas del genocidio? Al contarme su viaje a Parczew, Colette formula una idea que en un primer momento me choca: “Me di cuenta hasta qué punto la destrucción de los judíos había creado un vacío, como si Parczew hubiera perdido su alma. Entre judíos y polacos había una relación de amor-odio sumamente fuerte”. Reforzando esta teoría, la vieja polaca recuerda en su texto etnográfico que “cada polaco tenía su Sroul o su Moyshe”. ¿Y ahora que los Sroul o los Moyshe desaparecieron? Bernadetta, la profesora de francés que nos hace de guía, me da a entender en la puerta de la sinagoga que su transformación en feria americana puede parecer sorprendente, pero que es bastante comprensible. En la Polonia comunista y poscomunista, el pragmatismo manda que se aprovechen los edificios con herencia vacante (¿acaso es preferible, para un lugar de culto, terminar siendo un establo para ovejas, una feria americana, un “saloon” como en Chelm o un cuartel de bomberos, un hangar, un cine?)17.
De los judíos de Parczew quedan algunos rastros, el registro civil rabínico, por ejemplo. El folleto editado por la municipalidad les dedica 4 de las 120 páginas, desde el año 1541 (“El alcalde de Parczew, Jan Teczynski, autoriza la instalación de la población judía en los arrabales de la ciudad”) hasta 1996 (“Un habitante de Parczew, el Sr. Ludwik Golecki, recibe la medalla para los Justos entre las Naciones, otorgada por el Instituto Yad Vashem de Tel Aviv”). ¿Y no observamos desde el retorno de la democracia una renovación del judaísmo en toda Polonia (Penn, Gebert y Goldstein, 1989; Potel, 2009)? La ley de 1996 devuelve a las comunidades los lugares de culto y los ex cementerios. En Zamosc, la sinagoga del siglo xvii ha sido magníficamente restaurada. Kazimierz, el viejo barrio judío de Cracovia, sustituyó a sus borrachos y prostitutas por bares de moda. Las ciudades organizan festivales de cultura ídish, inauguran monumentos del recuerdo, las universidades multiplican los seminarios de investigación, la gente se vuelve loca por la música klezmer, un artista cubre los muros con graffitis que rezan: “Judío, te extraño”.
No sé qué pensar. Los apóstoles de la amistad judeo-polaca tienen razón: las cosas están cambiando. Pero ¿qué me importan ese judaísmo de turismo masivo y esas danzas folclóricas encima del osario? ¿Y si volviera a nuestra sinagoga para echar a los mercaderes del Templo? ¿Y si me atreviera a echar a perder una boda que se está celebrando en la ex casa de estudios judía? ¿Y si preguntara a un tribunal cualquiera cuál es el procedimiento para recuperar nuestra casa de la calle Ancha 33? El mozo llega con las pizzas y tengo frente a mí, en el fondo de esta taberna de Proserpina cavada debajo del Parczew judenrein, la materialización de la sensación que me sofoca desde hace horas: sobre las pizzas, el cocinero dibujó una espiral de ketchup, una trenza pegajosa que se enrolla sobre sí misma y va, por sobre las fetas de jamón, los trozos de queso y los champiñones ennegrecidos, desde la masa exterior hasta el centro. Me quedo un largo rato inmóvil, con los ojos hipnotizados por esa lombriz de sangre que no logro morder.
1 La palabra shtetl, en ídish ‘aldea’, diminutivo de shtot, ‘ciudad’, designa una aglomeración de 2.000 a 10.000 habitantes, y conlleva cierta familiaridad y hasta cierta ternura: para los judíos, “no sólo es un lugar donde viven sus semejantes, sino también una estructura económica y social particular, una red de relaciones interindividuales y colectivas, una forma de ser propia y de estar en el mundo, un modo de vida específico, un espacio judío” (Ertel, 1982: 16). Al final del libro, el lector encontrará un glosario de palabras extranjeras, así como árboles genealógicos y mapas.
2 Para acceder a algunas fotos de la antigua sinagoga y de la antigua casa de estudios ver Wilczyk (2009: 433-435).
3 Para Jan Gross, la población polaca no sólo recuerda perfectamente la masacre de los judíos sino que muy a menudo participó en ella de manera activa; eso explica que los justos hayan temido revelar a sus vecinos el haber escondido a judíos (Gross, 2002: 159-161). Por otra parte, “la gente que había escondido a judíos era sospechada (muchas veces con razón) de haber atesorado sumas considerables. […] Si esas personas se daban a conocer, corrían el riesgo no sólo de ser estigmatizadas como ‘amigos de los judíos’, sino también de que les robaran (Gross, 2010: 82)”.
4 Municipalidad de Parczew, departamento de registro civil, registro civil rabínico, matrimonio de Mates e Idesa Jablonka (26 de junio de 1937).
5 Ibíd., actas de nacimiento de Reizl Jablonka (7 de enero de 1907, n.° 41), Mates Jablonka (10 de febrero de 1909, n.° 42), Hershl Jablonka (16 de junio de 1915, n.° 104), Henya Jablonka (3 de abril de 1917, n.° 408).
6 La expresión Yizker Bukh es un neologismo acuñado tras la Segunda Guerra Mundial, a partir del alemán buch y del hebreo yizkor (título y primera palabra de la plegaria de los muertos). Se trata de un género literario en sí mismo que mezcla recuerdos, relatos de emigrantes, cuentos, poemas, faxes de archivos, iconografía individual o colectiva, listas de víctimas de los nazis, etc. (véase Wieviorka y Niborski, 1983).
7 Los endeks (o “nacional-demócratas”), liderados por Roman Dmowski, representan la extrema derecha clerical enemiga de los judíos, los socialistas y los comunistas.
8 Anuario de Polonia para el comercio, la industria, el artesanado y la agricultura (Księga Adresowa Polski), 1929, disponible en línea: <http://www.jewishgen.org/jri-pl/bizdir/start.htm>.
9 Para ver imágenes de la vieja sinagoga de madera de Parczew y la brigada de bomberos judíos, consultar: <http://yivo1000towns.cjh.org>.
10 Varios autores que contribuyen al Yizker Bukh dan la fecha del 9 Av 1942 (23 de julio de 1942). El 9 Av, variable según los años, conmemora la destrucción de los dos Templos de Jerusalén en el año 586 antes de la Era Común y 70 de la Era Común. Seguramente los nazis eligieron esa fecha clave de la fe judía a propósito, para quebrar el ánimo de las víctimas. En “Parczew” (Spector, 2001: 969) se menciona otra fecha: 16 de agosto de 1942.
11 Disponemos del relato de uno de los líderes del pogromo, miembro de WiN (“Libertad e Independencia”), un grupo de resistentes nacionalistas. El 5 de febrero de 1946, los milicianos llegan a Parczew, desarman y ejecutan a tres judíos, tras lo cual requisan algunas furgonetas para cargar mercancías que van a saquear; luego se dirigen hacia las casas de los notables. “Esos judíos abandonaron sus armas y fueron a esconderse sin más. La población [católica] se dio cuenta de lo que pasaba y, sin temer los disparos, salió a la calle con júbilo para ver a ‘los muchachos de la guerrilla’. La juventud de Parczew, en particular los estudiantes secundarios, nos ayudó con valentía a buscar a los judíos, a cargar los camiones, etc. Al cabo de cuatro a cinco horas, se dio la señal y todo el mundo se alejó del lugar” (Cała y Datner-Śpiewak, 1997: 37-39).
12 Tres artículos del Yizker Bukh también mencionan este episodio.
13 La foto del viejo Zalmen Zysman fumando el día de shabat está disponible en línea: <http://yivo1000towns.cjh.org/>.
14 En Dos shtetl (1904), Sholem Asch, nacido en Kutno en 1880, pinta un shtetl ideal y preserva, a través de cierta cantidad de escenas: el shabat en familia,