Economía social y solidaria en la educación superior: un espacio para la innovación (Tomo 2). Rocío Rueda Ortiz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rocío Rueda Ortiz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587602241
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y solidaria (Coraggio, 2011), economía del bien común (Felber, 2012), economía participativa (Michel, 2006), etc. Todas intentan explicar lo que la teoría económica ortodoxa no explica y proponen una economía más incluyente, equitativa y sustentable.

      Podría decirse, que la economía social-solidaria la configura todas aquellas relaciones sociales que en el ciclo económico (producción, distribución, consumo y acumulación) se dan fundamentadas en valores de solidaridad, justicia y equidad. Sobre este tipo de relaciones, las personas han experimentado diversas formas de organización, varias de las cuales, otras no, adquieren reconocimiento jurídico ante los Estados.

      La cooperación y la solidaridad también han motivado importantes debates en las llamadas ciencias de la administración. Así, por ejemplo, están surgiendo “nuevas” formas de organización, de gestión, toma de decisiones, participación democrática, trabajo en equipo, liderazgos, etc., que emergen como modelo innovador ante el verticalismo autoritario del modelo empresarial dominante. Un humanismo administrativo se afianza como tendencia crítica en este campo del conocimiento. Al respecto, Aktouf (2009) afirma que,

      Importa en primer lugar, comprender que la “administración” y el “pensamiento económico neoliberal” son indisociables el uno del otro, que se generan el uno al otro. ¿Cómo, en efecto, se puede uno imaginar una teoría, una concepción o unas prácticas de la administración, desencarnadas, venidas de ninguna parte y que no traducen sino la preocupación técnica o tecnócrata de dirigir bien las organizaciones? Ya causa problema, lo que la expresión “dirigir bien las organizaciones” quiere decir. Por fuera de los sempiternos y famosos debates que conciernen “arte” o “ciencia”, “dirigentes” o “lideres”, “doctrina de los grandes jefes”, u “organización científica del trabajo”, como decían Fayol y Taylor, resulta que en el mismo seno del pensamiento económico hay obligatoriamente una concepción de lo que significa “hacer funcionar las organizaciones de manera eficaz”. Así, el pensamiento económico lleva en los elementos claves que enmarcan de alguna manera la forma como serán pensados la empresa y su funcionamiento. Es por eso que la administración no es otra cosa que el brazo armado del pensamiento económico en el marco del cual se desarrolla. (p. 448)

      De otra parte, si se hiciera una exploración por las humanidades, no nos sorprenderían las claras referencias al amor, la solidaridad, la cooperación entre los seres humanos. Hoy la ciencia del derecho debate en torno a reconocer la existencia de un derecho que no encaja en la tradicional dicotomía del derecho privado y el derecho público, reclamando la existencia de un derecho solidario. Lo anterior, es una aproximación general e invitación a estudiar los vínculos que la solidaridad, la economía social-solidaria y las organizaciones solidarias tienen con diversas ciencias y disciplinas que se imparten en las universidades. Es evidente que se avanza en el cuestionamiento del paradigma conceptual y metodológico que se impuso en el siglo xx.

      Estamos ante un cambio de paradigma que forzosamente conlleva profundas transformaciones en la educación que se imparte en los establecimientos educativos. Sin embargo, este sismo que se vive en la teoría todavía no llega con la suficiente fuerza al aula de clase, pues se siguen buscando respuestas a problemas del siglo xxi con teorías del siglo xix. Seguramente, se reclamará libertad de cátedra y pensamiento, necesario en cualquier campus académico; lo preocupante es que los estudiantes sigan expuestos a un solo tipo de pensamiento y lo que prime sean las escuelas del pensamiento individualista. Como expresa Edgar Morín, “la primera e ineludible tarea de la educación es enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento” (s.d.).

      La educación en solidaridad y en economía solidaria en Colombia

      La educación en la cooperación y solidaridad en la sociedad colombiana del siglo xx está estrechamente relacionada con los valores humanistas, cristianos y con el surgimiento del movimiento cooperativo. Las primeras cooperativas en Colombia surgen promovidas por destacados pensadores liberales, por presbíteros de la iglesia católica y sindicatos de la naciente clase trabajadora que incluían en sus programas de acción la alfabetización, la lucha contra el alcoholismo y estimular el ahorro.

      Las cooperativas que surgen a inicios del siglo xx incorporaron la educación como un principio fundamental, posteriormente el tema se generaliza en el sistema educativo. Así, a finales de los años cincuenta, el Gobierno Nacional expide la Ley 115 de diciembre de 1959, “por la cual se fomenta la educación cooperativa y se dictan otras disposiciones”. Esta Ley ordenaba la enseñanza del cooperativismo en todos los establecimientos educativos de primaria, secundaria y universitarios.

      Fueron importantes los esfuerzos realizados para la implementación de esta ley; en ese sentido, se enseñaba cooperativismo en las escuelas y colegios; se promovieron cooperativas escolares y proliferaron colegios cooperativos; varias universidades incluyeron la formación profesional en esta materia y la creación de centros de estudio del cooperativismo; también se realizaron diversos programas de fomento a la educación cooperativa.

      En una investigación realizada por Herminio Cocunubo y Nicolás Palacios, publicada por el Departamento Administrativo Nacional de la Economía Solidaria (Dansocial, 2005), son diversas las experiencias que promovieron la educación cooperativa en Colombia, desde la formación promovida por la Unión Cooperativa Nacional (UCONAL) en 1959, basada en el modelo de Antigonish (Canadá); la creación del Instituto de Economía Social y Cooperativismo (INDESCO) que dará origen a la actual Universidad Cooperativa de Colombia, promovida por un grupo de dirigentes cooperativos, entre ellos Rymel Serrano. Los procesos de educación impulsados por la Comisión Nacional de Educación Cooperativa en la década de los 70; la coordinación latinoamericana de universidades con institutos o centros de estudios cooperativos –CIDEC, en el que participa la Universidad Santo Tomas y la Universidad del Cauca. Los procesos promovidos por la Asociación Latinoamericana de Centros de Educación Cooperativa (ALCECOOP); los promovidos por organismos internacionales como OIT, FAO, GTZ (asistencia técnica alemana), etc., “la universidad Santo Tomas, a su vez, fue la entidad pionera del orden académico en generar un programa de administración de empresas de la economía solidaria que proponía una aplicación especial de las técnicas gerenciales sobre la base de los valores y principios solidaros, camino que fue seguido también por UNISUR hoy UNAD (Universidad Nacional Abierta y a Distancia)” (Dansocial, 2005, p. 28).

      No debe perderse de vista el contexto socioeconómico y político en que se promueve la educación cooperativa en Colombia, correspondiente al período de la llamada segunda república liberal “1931-1946”, en el que se suceden varios gobiernos liberales; lo que coincide con la gran depresión económica de 1929 y la II Guerra Mundial. Hacia finales de los años cincuenta, en el escenario de la posguerra, el mundo se encuentra polarizado, hay esfuerzos por la consolidación de los Estados de bienestar; en América Latina han hecho carrera las tesis económicas de la CEPAL del desarrollo interno y en Colombia ha terminado el enfrentamiento liberal-conservador que dejó miles de muertos; instaurándose el llamado Frente Nacional para buscar la pacificación del país.

      Hacia principios de los años noventa, la ley de educación cooperativa es desmotada y surge una nueva ley de educación. La actual Ley General de Educación 115 de 1994, en su artículo 14, literal D, orientó que en todos los establecimientos públicos y privados que ofrezcan educación formal, es obligatorio en los niveles de educación preescolar, básica, y media cumplir con “la educación para la justicia, la paz, la democracia, la solidaridad, la confraternidad, el cooperativismo y, en general, la formación de los valores humanos”. Aunque recientes directrices en Planes Decenales de Educación (PNDE 2006-2015), como en nuevas normas (Ley 1780 de 2016, artículo 27), han orientado incluir la educación solidaria y cooperativa en la educación colombiana, lo cierto es que esto no se ha cumplido, por el contrario, el desmonte de la educación solidaria y humanista del sistema educativo colombiano se ha profundizado.

      El paradigma del pensamiento económico neoliberal se impuso en todas las esferas de la sociedad y en la educación. De esta forma se promovió la idea de un solo tipo de economía, de mercado, competitiva y globalización. Este paradigma económico, empresarial y cultural, ha estimulado el hiperindividualismo que se replica en la educación. El capitalismo reciente ha formado su “alma gemela”, el narciso moderno. “El capitalismo