3 Los juegos sensoriales tienen como objeto el desarrollo y el perfeccionamiento del campo sensoperceptivo. Se fundamentan en la anulación de unos sentidos para provocar el esfuerzo de otros. Suelen ser de carácter sedentario y están más indicados para la última fase de las sesiones –vuelta a la calma.
4 Los juegos de equilibrio procuran ampliar los recursos del individuo en cuanto a sus reacciones kinestésicas. Proponiendo actividades en las que se ponga en entredicho la verticalidad, pretenden provocar reacciones inmediatas del sistema locomotor, muy en conexión con el sentido del equilibrio, situado en el oído interno.
5 Juegos de coordinación. Guillén del Castillo detine la coordinación como la capacidad de sincronización de la acción de los músculos productores del movimiento, agonistas y antagonistas, interviniendo los mismos en el momento preciso con la velocidad y la intensidad adecuadas. Los juegos de coordinación serán, por tanto, aquellos cuyo objetivo se basa en el perfeccionamiento, en la armonía, en el control y en la eficacia del movimiento. Como es bien sabido, se entiende por coordinación la capacidad de efectuar simultánea o alternativamente un movimiento y de mantener en desplazamiento uno o varios segmentos mientras uno o los otros permanecen en reposo. La coordinación está unida, por tanto, al concepto de resolución muscular, es decir, a la capacidad de regulación entre la contracción de los agonistas y la relajación de los antagonistas.
Para Cristóbal Moreno Palos1 la coordinación es una secuencia de movimientos correctamente ordenados que se producen en respuesta a un estímulo sensorial. Va asociada al concepto de rentabilidad, es decir, conseguir el objetivo con el menor gasto energético y el menor uso de unidades motrices (exactitud, economía y automatismo). Se distinguen tres tipos de coordinación: coordinación óculo-manual (COM), que consiste en responder a los estímulos visuales de la forma más precisa posible con acciones manuales -lanzar, recoger una pelota, botarla, etc.; coordinación óculo- pédica (COP), que pretende responder ante un móvil de la forma más eficaz posible mediante acciones del tren inferior. Existe una clara relación con los juegos predeportivos relacionados con el fútbol que trataremos en un capítulo específico. Y, en tercer lugar, coordinación dinámica general (CDG) o coordinación en relación con el movimiento global del cuerpo en el espacio -volteretas, saltos, etc.
J. Le Boulch2 también nos habla de coordinación dinámica general y coordinación óculo-manual. Define la primera como aquellos movimientos con recíproco ajuste de todas las partes del cuerpo y que, en la mayoría de los casos, implican locomoción. Sobre la COM señala que los ejercicios de este tipo establecen la relación entre el objeto y el cuerpo, con el fin de conducir los movimientos directamente hacia un blanco. Dentro de este grupo estarían los juegos motores de lanzamiento, que diversos autores -entre ellos J. L. Hernández Antón y Cristóbal Moreno Palos- mantienen en sus clasificaciones y que nosotros desarrollamos en el apartado de juegos predeportivos, dada su transferencia a ciertos deportes de equipo como el baloncesto, el balonmano, el béisbol, etc.
En definitiva, en el capítulo propio de juegos de coordinación nosotros hemos optado por incluir únicamente los juegos que potencian el desarrollo de la CDG, ya que los otros dos tipos podrían incluirse en los juegos predeportivos correspondientes.
6 Por otro lado, los juegos rítmicos son aquellos en los que interviene el factor ritmo musical o en los que el movimiento está determinado por el tiempo (Cristóbal Moreno Palos).
7 Por último, los juegos predeportivos, que gozan de casi todas las cualidades señaladas en los anteriores grupos, aunque persiguen el acercamiento técnico-táctico a un deporte en concreto. Sin pretender realizar un análisis exhaustivo de todos los deportes existentes -imposible en una obra tan genérica como ésta- damos pistas para el trabajo predeportivo aportando los juegos que nos han parecido más motivadores para el estudiante y los más factibles de practicar en nuestros centros.
Para Domingo Blázquez Sánchez3 “más que un conjunto de técnicas, los deportes de equipo son, ante todo, un juego”. El citado autor propone iniciar la práctica deportiva a través del propio juego y sostiene que los diversos gestos técnicos y los comportamientos tácticos pueden ser introducidos y asumidos a través de juegos. Esta perspectiva -con la que estamos plenamente identificados- requiere de una adecuada actuación del profesor/a tanto en el desarrollo del juego, como en la secuencia de los recursos lúdi- cos, para situar al alumno ante nuevas dificultades y problemas que deba ir resolviendo.
Aplicando al ámbito lúdico la clasificación establecida por Joan Riera Riera4 de las tareas deportivas, en función de la oposición y la colaboración podemos imaginar:
1.Juegos sin oposición ni colaboración.
2.Juegos sin oposición pero con colaboración.
3.Juegos con oposición y sin colaboración.
4.Juegos con oposición y con colaboración.
A lo largo de la presente obra, el lector podrá ir encontrando ejemplos prácticos de cada uno de estos apartados y, muy especialmente, en el capítulo sobre juegos predeportivos.
Esquema gráfico: A pesar de valorar la importancia esencial de la palabra, consideramos que, en obras de esta naturaleza, una representación gráfica detallada y precisa de la actividad propuesta favorece la comprensión. Así pues, tras una primera lectura del texto, resultará más sencillo recordar los juegos mediante una rápida visualización de las ilustraciones que los acompañan, lo cual disminuye el tiempo de preparación de las sesiones y facilita su relectura.
Nivel motriz requerido: Atendiendo a la complejidad motriz, calificamos numéricamente del 1 al 3 los juegos, para indicar los niveles de dificultad que pueden presentarse en su realización y para que en cada caso se pueda decidir sobre su posible puesta en práctica con