Gente de tango. Carlos Federico Torres. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Federico Torres
Издательство: Bookwire
Серия: Cultura
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789508441539
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como fondo en la comedia musical del mismo título que se escenificó en los primeros años de la década siguiente.

      También musicalizó las películas Sombras porteñas, Nobleza gaucha y El último payador.

      Al momento de su fallecimiento, producido el 17 de julio de 1994 a los 90 años de edad, Piana ocupaba la presidencia de la Academia Porteña del Lunfardo.

      Por otra parte, hasta poco antes de su muerte, había seguido componiendo, alcanzando su obra autoral a alrededor de quinientos títulos.

      222. Piazzolla, Astor Pantaleón

      Bandoneonista, director, compositor y arreglador, cuya permanente inquietud en la renovación del género lo transformó en el personaje más discutido del mismo.

      Hijo único de Vicente Nonino Piazzolla y Asunta Nonina Manetti, nació en Mar del Plata el 11 de marzo de 1921, pero la mayor parte de su infancia y de su adolescencia transcurrió en Nueva York, ciudad a la que se trasladaron sus padres en el año 1925, donde al año siguiente inició su educación primaria en un colegio protestante.

      Callejero, amante del box y del béisbol, cuando era niño la música no ocupó un lugar importante en su vida, aun cuando a los ocho años recibió como obsequio de su padre un bandoneón, cuyo aprendizaje encaró en forma despreocupada, actitud que modificó a partir de las enseñanzas que le impartió el pianista húngaro Béla Wilda, quien le inculcó un profundo gusto por la música clásica, de la que Astor comenzó a gustar más que el jazz.

      Wilda no interpretaba el bandoneón pero podía elaborar arreglos para ese instrumento a fin de que su alumno los ejecutara.

      Su acercamiento al tango se produjo cuando en 1934 pudo conocer a Carlos Gardel, quien había llegado a Nueva York el 28 de diciembre del año anterior. Astor se encontró en varias ocasiones con el cantor y su comitiva, e incluso a instancias del Zorzal tuvo la oportunidad de desempeñar un mínimo papel —el de un canillita— en la película El día que me quieras, protagonizada por el ídolo en enero de 1935.

      Afectados por la gran depresión de los años treinta en Estados Unidos, a comienzos de 1937, los Piazzolla regresaron a Mar del Plata. Allí, su padre instaló un taller de arreglos de bicicletas —actividad que ya había desarrollado antes de su emigración— y un bar —al que llamó Nueva York—, donde Astor debutó con su bandoneón integrando un trío que completaban un pianista y un contrabajista ciegos.

      A todo esto, su interés por el tango creció en gran medida cuando en mayo de 1937 escuchó por radio al sexteto de Elvino Vardaro, el legendario violinista por muchos considerado el más eximio ejecutante de ese instrumento en el tango.

      Astor tomó así decidido partido por la escuela evolucionista del tango la que por entonces tenía en Julio De Caro, Ciriaco Ortiz, Aníbal Troilo, Pedro Laurenz, Alfredo Gobbi y el aludido Vardaro su máxima expresión, adquiriendo también desde entonces un profundo e injusto desdén por la escuela tradicionalista, que para él encararían, a través de los años, las orquestas de D’Arienzo y De Ángelis, entre las más populares.

      Aún en Mar del Plata, se presentó durante algunos meses en lu6 Radio Atlántida de esa ciudad, integrando un trío y una orquesta pero en julio de 1939 se trasladó a Buenos Aires, donde luego de un brevísimo paso por la orquesta de Miguel Caló —quien lo había conocido en el verano de ese año cuando se presentó en Mar del Plata— y de formar un dúo con Calixto Sayago —bandoneonista de la orquesta estable de radio El Mundo, a fin de grabar música clásica— se incorporó a la orquesta Los Mendocinos que dirigía el Tano Francisco Lauro, en la que permaneció durante tres meses, período que para Astor resultara interminable dada la escasa calidad que asignaba a la agrupación que integraba.

      En ese lapso, la orquesta del Tano que se presentó en radio Belgrano y en el cabaret Novelty, estaba integrada, entre otros, por Alfredo De Ángelis, como pianista, y Gabriel El Chula Clausi con Astor, en la fila de bandoneones.

      Con el primero, nació una enemistad que se mantuvo durante casi toda la vida de ambos. Con Clausi, en cambio, se generó una relación de mutuo respeto, aunque sus caminos no volvieron a cruzarse ya nunca más.

      La gran oportunidad se presentó para Astor en diciembre de ese mismo año, cuando por intermedio de Hugo Baralis, violinista de la orquesta de Aníbal Troilo —con el que había entablado desde hacía poco tiempo una gran amistad que se prolongó hasta el final de sus días—, pudo realizar una prueba de suficiencia ante Pichuco y sus músicos, en la que demostró para asombro de todos ellos, su capacidad para interpretar de memoria la totalidad del repertorio de la orquesta, a la que venía siguiendo desde hacía varios meses en sus actuaciones en el café Germinal.

      Se incorporó así en reemplazo del bandoneonista Juan Miguel Toto Rodríguez, quien por entonces había enfermado.

      De todos modos, recuperado Rodríguez, Astor siguió en la fila de bandoneones de la agrupación, la que además con la incorporación de Marcos Troilo, hermano del director, pasó a contar con cinco ejecutantes en esa fila.

      Astor permaneció con Pichuco hasta abril de 1944. En el ínterin, había sido ascendido a primer bandoneón del conjunto, conductor en reemplazo del director en ocasión de alguna indisposición de éste, arreglador de algunas interpretaciones, comenzando por el candombe Azabache, tema cuya orquestación no pudo realizar Argentino Galván, quien desarrollaba esta tarea en la orquesta, a causa de encontrarse enfermo.

      La interpretación del candombe, aún con novedades que asombraron a varios músicos de la orquesta, en especial a los más tradicionalistas, obtuvo el primer premio en el concurso organizado por la audición Ronda de Ases, lo que motivó a Troilo a darle la oportunidad de realizar otros trabajos, aún estando Galván ya recuperado. Así, Astor orquestó los tangos clásicos Inspiración y Chiqué en versiones muy poco bailables, que suscitaron cada vez más resquemores entre los músicos e incluso en el propio Troilo.

      De todos modos cabe destacar, que los arreglos realizados tanto por Piazzolla como por Galván, nunca afectaron las partes interpretadas por el pianista Orlando Goñi, de por sí excelentes sin necesidad de ningún tipo de modificaciones.

      Los trabajos cada vez más atrevidos de Astor eran en cierto modo consecuencia de su creciente formación musical, enriquecida desde 1941 por los estudios de armonía que realizaba con el maestro Alberto Ginastera, como asimismo su asistencia a los ensayos de la orquesta del teatro Colón. También en ese año 1941, había compuesto un tango, titulado Por culpa mía, en colaboración con Hugo Baralis y versos del letrista Enrique Dizeo, si bien la composición no era todavía su fuerte, volcando la mayor parte de sus energías al estudio y la realización de arreglos. En 1945, escribió su segundo tango, Noches largas, al que puso letra Carlos Bahr, tema que el 6 de noviembre de ese mismo año Osvaldo Fresedo llevó al disco con la voz de Oscar Serpa.

      Desvinculado de Troilo, en septiembre de 1945, debutó al frente de la orquesta que formó para acompañar al cantor Francisco Florentino, con quien debutó el día 2 de ese mes en el Círculo Almagro, del barrio de Villa Urquiza, actuando además en radio Belgrano, en los cafés Tango Bar y Ebro, y en el salón de baile Picadilly.

      El rubro Francisco Florentino con orquesta dirigida por Astor Piazzolla realizó entre mayo de 1945 y el mismo mes del año siguiente veinticuatro grabaciones para el sello Odeon, veintidós con la intervención de Fiore y dos instrumentales. Entre los temas cantados se incluyó Quién te ha traído, un tango con música de Astor y letra de Fiore. El conjunto tuvo también una resonante actuación en Montevideo durante el mes de agosto de 1945, presentándose en el café El Ateneo, en el cabaret Chantecler y en la radio El Espectador.

      Los arreglos de Piazzolla, si bien en parte se contenía para no afectar los gustos de Florentino, eran de avanzada para la época y provocaban la admiración de los más entendidos. De todos modos, la sociedad entre director y cantor finalizó en junio de 1946, dado que Astor, quien por entonces había empezado a tomar clases con el pianista clásico Raúl Spivak, decidió formar su propia orquesta.

      Surgió así la Orquesta típica de Astor Piazzolla, recordada