Todo sucedió en Roma. Anne Aband. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Anne Aband
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788494951930
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      Anne Aband

      TODO SUCEDIÓ EN ROMA

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      © Anne Aband

      © Kamadeva Editorial, 2018

       www.kamadevaeditorial.com

      ISBN papel: 978-84-120323-4-5

      ISBN epub: 978-84-949519-3-0

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      Impreso en España

      Editado por Bubok Publishing S.L.

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      Para todas aquellas que desean disfrutar simplemente por el hecho de hacerlo, sin tener en cuenta presiones sociales ni familiares.

      Si eres una de ellas, te felicito. Sé libre. Sé fuerte. Sé valiente. Y sobre todo, ámate sin condiciones, porque eres lo mejor de tu vida.

      ÍNDICE

       1

       2

       3

       4

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       6

       7

       8

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       11

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       18

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       28

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       33

       34

       35

       Agradecimientos

       Sobre mi

      Se alquila habitación en Roma. Joven española alquila habitación con baño y derecho a cocina a mujer joven, seria y no fumadora.

      Renata leyó el anuncio un par de veces y pensó que era justo lo que necesitaba para salir del agobio de su familia. Después de su estancia en el hospital, se había marchado a un hotel, pensando que estaría mejor tras su última crisis, pero no. La soledad de la lujosa habitación la hacía sentirse triste y miserable.

      Tal vez compartir un apartamento con una joven alegre y educada, tal y como ponía en la descripción de su Linkedin, trabajadora y seria, sería un revulsivo hacia su caótica vida de los últimos seis meses.

      Además, si era española, y debido a que se había mudado a Roma hace poco tiempo, seguramente no sabría que ella era Renata Baselli, una de las más famosas herederas italianas, y la décima fortuna en Europa. Todo ese dinero no le había causado más que problemas de drogas, anorexia e infelicidad, acompañado del suicidio de su hermano y el divorcio de sus padres. Con solo veintisiete años, había vivido las mejores y peores situaciones que cualquier persona normal podría vivir en toda su vida. Pero ella, al contrario que su hermano, no quería pertenecer al «club de los veintisietes», aún tenía ganas de vivir, y quizá de encontrar un sentido a su existencia.

      Ahora mismo su estado era de enfado profundo. Estaba más que harta de todo. Así que buscó el contacto de Alicia, la chica española que acababa de publicar el anuncio y la llamó.

      —Ciao —contestó una aterciopelada voz.

      —Ciao, me llamo Renny —dijo acortando su nombre por si acaso— y estoy interesada en alquilar tu habitación. No fumo y soy seria —terminó sonriendo. Ahora era seria. Hace unos meses, era el alma de todas las fiestas, hasta su accidente.

      —Sí, hola Renny, ¿eres italiana? Hablas muy bien castellano.

      —Cierto, he vivido en España una temporada y ahora estoy de paso en Roma y necesitaría un lugar donde alojarme durante unos meses. ¿Sigue libre tu oferta?

      —Te doy la dirección y puedes pasar esta misma tarde a ver el lugar. Y hablamos del precio, por supuesto.

      Quedaron esa misma tarde. El precio para Renata era tan irrelevante que ni había pensado en ello. Pero para fingir que era quien no era, debería prepararse una historia. Quizá un pasado de dolor, eso no era difícil de disimular. Había perdido mucho peso. Con su casi metro ochenta no llegaba tan apenas a los cincuenta y dos kilos. No se la veía saludable, unas violetas ojeras que no se molestaba en maquillar y su triste mirada no la ayudaban. Parecía desmadejada, aunque no podía disimular su estilo, la clase mamada desde que era bien pequeña y que le salía de natural.

      Y eso que ahora se encontraba mejor. Había estado ingresada dos meses, y afortunadamente le habían dado el alta, pero no quiso volver a su casa, a la zona noble de Roma, con su familia, que solo se preocupaba de los escándalos o de lo que pudiera decir la prensa de su díscola hija. Seguro que la mantendrían encerrada, hasta que ella volviera a salir desesperada por recobrar su libertad e hiciera cualquier tontería de las suyas. Quería acabar con ese círculo cerrado de presión y explosión.

      Renata tomó un taxi para acercarse a la dirección que le dio Alicia. Era una casa unifamiliar de tres plantas en un barrio bonito, que ella no conocía. Uno de esos barrios bohemios donde múltiples talleres artesanos