Noteshine artists y la guardiana de la puerta 16. Nadia Vera Puig. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nadia Vera Puig
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418344701
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¿Por qué lo dices?

      —Porque me apetecía dar una vuelta.

      —Está bien, pero empieza tú, Nir, ¿qué debo saber?

      Nir no tenía paciencia para sus impertinencias.

      —Vale, está bien... No sé si te habrás fijado pero... hay un hecho curioso. —Aquella noche la luna llena resplandecía más que nunca, tenía algo de sentido contarle ese hecho—. A la luz del sol tenemos una sombra, en cambio a la luz de la luna tenemos dos sombras, ¿no es fascinante?

      —Sí, un hecho muy curioso. ¡¿Y para qué me sirve eso?!

      —Aim, pues... ¡Para que te fijes en los detalles! Ahora que eres un Feel, al estar en Tierra no pueden distraerte las emociones terrenales.

      —Lo que te está pasando a ti ahora.

      —¡Exacto! ¡No! ¡Aim! No me confundas, darse cuenta de los detalles que nos rodean, de valorar el presente, nos ayuda a disfrutar y centrarnos en el ahora... No hay distracciones que valgan, los Feel somos muy empáticos y yo de ti me protegería día y noche.

      —Pero tú ya no necesitas hacer eso, me tienes aquí.

      —Eres... —Mientras respiraba con paciencia.

      —Sí, Nir, soy tu nuevo protector terrenal.

      —¿Y por qué lo han hecho?

      —Porque ya sabes que tus actos hace cinco años fueron honorables.

      —Pero eso no tiene nada que ver. Apenas siento que ni te conozco.

      —Nir, no nos engañemos, no puedes ocultar aquello que fue y menos lo que sientes.

      —Yo te vi...

      —Nir, nada es imposible.

      —Me pregunto cómo andará Sam —dijo Nir al sentarse en uno de los bancos del parque.

      Sam se hallaba bastante lejos de la Tierra o eso quería creer Nir, un par de años luz, por decirlo de alguna manera, claro que en este caso tratábamos de un planeta completamente diferente a la Tierra, ni más ni menos que un planeta de luz.

      Sam se encontraba enfrente de su hijo terrenal de sangre, delante de él, el césped recorría cada rincón, Sam cogió una de las bolsitas que le colgaba de su pantalón blanco, la abrió y una burbuja de agua gigante se expandió delante de ellos.

      —Muy bien, Mathew. Quiero que te metas lentamente en el interior de la burbuja, permanecerás mojado dentro de ella, pero cuando salgas estarás completamente seco.

      Sam conectaba mentalmente con Mathew, los Feels tienen esa capacidad de permitir entrar en sus mentes, ellos tampoco podían entrar en pensamientos de otros si no lo consentían.

      Mathew fue introduciendo la mano poco a poco, hasta sentirse integrado dentro de esa bola de agua flotante, un frescor y vitalidad es lo que sentía por todo su cuerpo.

      —Mathew, escúchame, siente cómo el agua transpira a través de ti, siente cómo va formando parte de tu oxígeno.

      Mathew cada vez se sentía con más fortaleza, sentía como si el oxígeno del agua que entraba nuevo fuera completamente diferente. Una vez que se estableció, Sam le dijo:

      —Bien abre la boca, siente que el agua te refresca la garganta... Mathew, adelante.

      Él se sentía tan bien que no temía a nada, una energía diferente se expandía a través de él, empezó a hablar con normalidad, sonaba como si hablase con aire.

      —Mathew, quiero que sepas que tendrás la capacidad de hablar en agua como aire, pero quiero que comprendas cómo va el nuevo funcionamiento vocal en los chicos Feels. No tenemos cuerdas vocales terrenales, pero tenemos nuestra habla motora energética, de nuestro cuerpo de luz, eso significa que tienes la habilidad de comunicarte con el idioma universal, también quiero que sepas que, aunque seas ciego de nacimiento, no fue problema para ti porque tú ya veías y ves a través de tu cuerpo de luz, ves más cosas, tienes la sensibilidad de captar otras dimensiones y otros seres.

      Sam estuvo observando sus capacidades del habla durante un minuto, volvió a abrir la bolsita blanca de seda, y la bolsa de agua fue absorbida por ella.

      —¿Cómo te sientes, hijo?

      —Mejor, ya puedo hablar sin problemas.

      —Afortunadamente aquí sí, pero habrá que ponerlo en práctica en tierra a ver cómo controlas tu energía vocal.

      —¿Sam?

      —¿Sí, hijo?

      —¿Crees que Nir podrá?

      —Estoy seguro que sí.

      —No sé, desde ese accidente que nadie recuerda la vi un poco afectada y ya sabes cómo le afectan las emociones terrenales.

      —Tranquilo, Mathew, para entonces Aim estará con ella.

      —Bueno, no creo que él la tranquilice —dijo Mathew mientras seguían deslizando por el césped, digamos que en planetas con luz no existe de la misma forma la gravedad, en este caso se estaba a diez mm del suelo.

      En el planeta Tierra, Nir se había quedado inmóvil, mirando hacia la oscuridad de la noche, mientras seguían en ese friolero lugar.

      —¿Nir?

      —¡¿Y ahora qué te pasa, Aim?!

      —Nada. ¿Te tapaste bien eso?

      —¿El qué?

      —¿La nota?

      —¿Por qué?, ¿se ve?

      —Sí, toma. —Le ofreció una venda de agua transparente.

      —Gracias, ya tuve problemas con esto cuando aterrice aquí. —Cuando se la puso encima de la nota musical que tenía por debajo del ojo izquierdo.

      —Ya ves, para no olvidarlo.

      —¡¿Acaso estabas tú aquí?! —Cuando se levantó del banco bruscamente.

      —No, pero te observé muy cauteloso.

      —Perfecto, solo espero que no me vuelva a pasar.

      —Toma, te doy una cajita de vendas acuáticas para cuando se te acabe el efecto.

      —Gracias.

      —Oye, Nir, ¿te puedo ser sincero?

      —Claro.

      —¿Por qué tardas tanto en contarme la misión? Te desvías del tema todo el rato. ¿Era eso que me comentaste antes? ¿Cómo lo has dicho?

      —Déjalo, en serio, ¡Aim!

      —¡Distracción! Esa era la palabra: ¡Distracción! —Mientras seguían caminando por uno de los caminos del parque.

      —¡Mira, Aim, como lo vuelvas a nombrar! Da igual, eres imbécil.

      —Venga, Nir, ¿a dónde se fugó tu sentido del humor?

      —A Jamaica, supongo. ¿Y tú qué crees? —Se paró de golpe—. ¿Ves?, ha sido absurdo quedar esta noche, no dejamos de hablar...

      —Tonterías —la interrumpió.

      —Sí, exacto, al final no eres tan tonto, ¿sabes, Aim?, tengo que ir a casa a descansar ya, la misión terrenal te lo cuento el sábado. —Sin saber exactamente qué tenía que decirle—. Además, yo creía que eras tú el que me lo tenía que contar.

      —Es verdad, Nir, lo siento, pero yo si te tengo que contar por qué bajaste aquí. —Cuando la frenó cogiéndola del brazo con una pícara sonrisa—. Y sabes que adonde tú vas, yo voy.

      —Ya estamos de nuevo.

      —Es verdad, Nir, soy tu guardián, aunque si te es mucha impresión verme, desaparezco.

      —Sí,