Incidencias clínicas de la carencia paterna. Gustavo Stiglitz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Gustavo Stiglitz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878372075
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lo que era hasta ese momento las permutaciones de los cuatro discursos, en tanto lazo social.

      Así, en “La salvación por los desechos” Miller dice que el lazo social es por esencia paranoico, y la dificultad para insertarse es del orden de la debilidad, entendiendo por debilidad al deslizamiento subjetivo entre dos discursos.

      Cuestión que nos interesa remarcar, en relación a la explicación de los “casos raros”, proponiendo una investigación clínica entre las “neurosis de carácter” y las llamadas “psicosis ordinarias”, donde justamente muchas de ellas serían “paranoias atemperadas”.

      En este sentido, es interesante también mencionar el Curso de la Orientación Lacaniana “Causa y consentimiento” donde Miller comenta la noción de locura de Lacan en “Acerca de la Causalidad psíquica”, justamente cuando respondía y criticaba el organodinamismo que H. Ey. Así, explica que en la locura se trata de una alienación narcisística y que, a su vez, debe ser distinguida de la “alienación semántica”.

      Esta teoría de la “alienación” muestra que la dependencia de la imagen del Otro no permite en absoluto, clínicamente, establecer la diferencia entre histeria y psicosis, el alma bella y ley del corazón, respectivamente.

      Por último, así como la variación del discurso amo trae variaciones en el lazo social, con el síntoma ocurre lo mismo, como ejemplo podemos mencionar “la clínica de las adic- ciones”. Estos cambios han traído como consecuencias las dificultades diagnósticas de esos casos de psicosis que se caracterizan no por no estar “fuera de discurso” sino todo lo contrario por estar enganchadas al discurso, de un modo “hipersocial”.

      Es decir, las psicosis “ordinarias”, son las que hacen serie, son las que están dentro del “orden social”.

      2. Las neurosis contemporáneas

      Entonces Freud, justamente en “El yo y el ello” habla del carácter, –a diferencia del síntoma al que presenta como una formación del inconsciente– que se caracteriza por: una relación a lo que llama el inconsciente reprimido, como también, la incorporación de la instancia parental como superyó y de la identificación como los dos elementos de la pareja parental. Es decir, J.-A. Miller define que el carácter no remite a una intencionalidad inconsciente, no se deja leer como una formación del inconsciente. Agregando que de lo que se trata en el carácter es: la pulsión más la identificación, como goce del cuerpo propio.

      En definitiva, estamos ante una nueva presentación clínica, que si antes era el par neurosis/psicosis extraordinaria, donde el punto era la inclusión o no dentro de un discurso, ahora resulta en el par neurosis de carácter/psicosis ordinaria, donde, más bien, una pregunta sería si existe o no una articulación del inconsciente con el cuerpo.

      3. La envoltura formal del síntoma en las psicosis ordinarias

      J.-A. Miller ha señalado en relación a las psicosis ordinarias una manera posible de orientarse para la localización de “envoltura formal de síntoma” en lo que respecta al goce, se trata de un signo discreto: “un desorden provocado en la juntura más íntima del sentimiento de la vida en el sujeto”. Con sus tres externalidades: social, corporal, subjetiva que permiten una construcción del caso.

      En este sentido, a los fines de organizar esta búsqueda de indicios, Miller ha propuesto localizar este “desorden” en tres registros, que define como tres externalidades:

      1. Una externalidad social

      2. Una externalidad corporal

      3. Una externalidad subjetiva

      Veamos la primera desde el punto de vista de lo que estamos desarrollando, la externalidad social tiene como índice la identificación del sujeto con una función social, tanto en una vertiente negativa como en una positiva.

      En su versión negativa se manifiesta en que el sujeto no se ajusta con respecto a lo social, debiendo distinguirse de la rebeldía histérica o de la autonomía obsesiva. Se trataría más bien de desenganches, de desconexión, de errancias, en una metonimia muy frecuente en la esquizofrenia.

      Del lado de la vertiente positiva, se trata de sujetos que han logrado una compensación “como sí” al “orden social”, se trata de un comportamiento “rígido”, “rutinario”, según los usos y los imperativos de la época. Es aquí, donde se presenta a veces una dificultad con los casos de “neurosis de carácter”.

      -el hombre, a diferencia del sujeto, tiene un cuerpo.

      - este cuerpo es hablante.

      - no es el cuerpo quien habla. El cuerpo no habla por iniciativa propia, es siempre el hombre quien habla con su cuerpo.

      Así encontramos sujetos con un desajuste con el cuerpo, en la brecha donde el cuerpo se descompone, es llevado a inventarse lazos artificiales para reapropiarse de su cuerpo, para “ceñirse” a su cuerpo. Quizás, como ocurre muchas veces, en este sentido podamos detenernos en las manifestaciones del arte para entender estas soluciones, me refiero al Body Art (ej. Marina Abramovic) y/o el arte carnal como Orlan prefiere denominar lo que hace. Podremos explorar la diferencia entre la histeria obligada por los límites de la neurosis, limitada por el menos phi, y el infinito, la metonimia, en la falla presente en la relación del psicótico ordinario a su cuerpo.

      Por último, la externalidad subjetiva