Esto hizo recordar a Marian la pelea de Alexander contra Ruminanto cuando los dos cuerpos brillaban con un aura de color. Al ver Likaon la cara de Marian, entendió que ya había visto esa aura alguna vez.
—Veo, chica, que tú ya has visto esa luz alguna vez.
—En la primera pelea de Alexander, él brillaba de dorado.
—Entended esto: usar los poderes a la ligera es peligroso, primero porque el gobierno dio a la policía unos aparatos especiales que detectan la energía nega que desprendemos, y así es como los cazadores del gobierno pueden encontrarnos, y segundo porque si usáis más energía de la que sois capaces de controlar o dominar, perderéis el control y entraréis en lo que llamamos fase pesadilla, lo que os dará un gran poder, pero perderéis la conciencia y destruiréis lo cercano, incluido amigos o seres queridos.
—No entiendo. ¿Qué es la energía nega? ¿No habías dicho que usamos energía oscura?
—Sí, claro, nuestro poder proviene de la energía oscura, pero cuando llegamos a los dieciséis años, desarrollamos nuestro propio poder, llamado poder nega, que por cierto sirve para medir el nivel en el que estamos cada uno. Para que os hagáis una idea, un humano sano y fuerte tiene unos siete u ochos negas de potencia, tal vez con suerte llegue a nueve, mientras que un Niju desarrollado suele tener unos cinco mil. Eso me recuerda algo, acompañadme chicos.
Likaon se puso en pie, introdujo la mano dentro de la chimenea y pulsó una piedra que resultaba ser un botón lo que hizo que la chimenea retrocediera lo justo para dar paso a una escalera de caracol por la que descendieron hasta una sala redonda y grande, muy bien iluminada por unos focos. En el centro había como un tatami de lucha, pero de piedra.
—Quiero que veáis algo por vosotros mismos.
Likaon le dio sus gafas a Marian para que se las guardase y se situó en el centro del tatami de piedra, inmóvil unos segundos. Un aura gris empezó a cubrirlo entero mientras su cuerpo iba transformándose, aumentando sus músculos, cambiando de color sus ojos, llenándose de pelaje azul oscuro, creciendo sus uñas hasta convertirse en garras y estirándose su cara hasta convertirse en un hocico. Toda la cueva parecía reverberar a causa del poder que desprendía el cuerpo de Likaon. Incluso Marian y Alexander se asustaron, pero con voz grave y profunda Likaon dijo.
—Tranquilos, no tengo intención de atacaros, solo he cogido mi forma de pelea para que la veáis. Soy capaz de controlarme perfectamente, en este estado tendré unos tres mil ochocientos negas de potencia más o menos. Y esa sensación de pelea que sentís es mi espíritu de lucha que nota vuestro cuerpo por la energía de otro Niju tan cerca.
Acto seguido, esa aura gris que envolvía a Likaon desapareció y este volvió a su estado original con forma de humano. Se acercó a Marian y recuperó sus gafas para colocárselas de nuevo.
—El poder de los Niju es distinto según cada cual, y se nos cataloga de una forma muy concreta, están los de nivel atarashi, los principiantes. Tienen problemas para dominar sus poderes, como vosotros… Luego está el nivel kai, ya controlan perfectamente los poderes, pero no han llegado al máximo de capacidad; y, por último, el nivel saiko o supremo, no solo controlan su poder a voluntad, sino que han llegado al máximo de su energía y capacidad, los Niju de este nivel pueden incluso destruir una ciudad entera ellos solos sin problemas. Pero lo primero que he de hacer ahora es enseñaros a activar vuestros poderes cuando queráis, además nos vendría muy bien poder saber qué clase de poder tenéis cada uno. Marian, ¿te parece bien subir sola al tatami, por favor?, yo te guiaré…
—De acuerdo.
Marian subió al tatami y se puso en el centro ella sola.
—La fórmula es bien sencilla: solo tienes que ponerte en la posición de MA PU, una posición usada habitualmente en el kung fu tradicional, también denominada posición de jinete, una vez en ella, debes cerrar los ojos. Aguarda a que una corriente de agua fuerte salga de tu corazón. No debes abrirlos hasta que no notes esa sensación con claridad por todo tu cuerpo, aunque esto puede llevarte un tiempo.
Marian cerró los ojos y se puso en posición de jinete. Pasado un tiempo y muchos intentos, un aura amarilla intensa empezaba a recubrir su cuerpo.
—Impresionante, Marian, solo has tardado seis minutos, ahora abre los ojos poco a poco, pero no dejes de concentrar la energía.
Y así lo hizo. Continuó acumulando energía nega que sus ojos cambiaron de color y su cuerpo se transformó muy poco a poco en una mujer un poco más alta con una armadura de oro y un escudo, pero cuando estaba a punto de terminar la transformación, Marian se desconcentró y volvió a su estado normal, sin aura amarilla. Likaon aplaudió un poco pues estaba gratamente sorprendido de que a la primera hubiera podido conseguir tanto. De normal los iniciados apenas llegaban a sacar algo de energía.
—Enhorabuena, Marian, tienes un gran poder, ahora relájate. —La ayudó a sentarse en el suelo fuera del tatami para que se recuperara. Se giró hacia Alexander—. Es tu turno, sube si estás preparado.
Alexander accedió sin problemas. Estaba ansioso por descubrir su poder.
—Ahora ya has visto cómo se hace, solo tienes que intentar repetirlo.
Sin pensarlo, Alexander se puso en jinete, cerró los ojos y enseguida notó cómo una gran masa de energía salía de su corazón recubriendo su cuerpo de un aura dorada y cegadora. Se transformó en un hombre fornido con armadura y alas, pero al igual que había sucedido con Marian, tanto poder lo desbordó y perdió la concentración. Retornó su estado natural, y cayó de rodillas un poco exhausto. Al instante, levantó la cabeza esperando la sabia opinión de Likaon.
—Alexander, seas lo que seas, eres un Niju de los más poderosos que he conocido. Amigo mío, vas a tener muchos problemas pues tu poder es muy codiciado, algunos para usarte, otros para hacerte gladiador y otros, incluso, para extraerte ese poder que llevas dentro, pero tenéis que saber que, si el poder se separaba de vuestro cuerpo, moriréis.
—¿Morir?
—Sí, pero ahora volvamos a subir, y quedaros a cenar conmigo y a dormir esta noche por favor, debéis de descansar.
Los dos amigos aceptaron sin preguntar más. Likaon colocó un mantel marrón sobre la mesa y una ensalada en el centro, llevó un plato de carne para cada uno y, una vez hubieron cenado, les sirvió unos tés que tomaron tranquilamente a la agradable luz de la chimenea.
—Decidme algo, ¿por qué estáis corriendo por el mundo?
—Estamos buscando a mi madre y nos han dicho que está en la ciudad de Cervera.
La cara de Likaon cambió totalmente.
—Quiero haceros una propuesta, amigos míos.
Durante unos minutos solo se oyó el chisporroteo de las llamas, el silencio de la noche y algunos grillos en el exterior de la casa, hasta que Likaon rompió el silencio.
—Si os quedáis aquí durante un mes, prometo entrenaros a conciencia para que uséis vuestros poderes sin problemas y, a cambio, os acompañaré en vuestro viaje.
Alexander y Marian se quedaron callados y muy sorprendidos pues no esperaban esta propuesta, pero Alexander se puso en pie y extendió su brazo hacia Likaon para ofrecer su mano derecha en señal de amistad, Likaon