Movimientos estéticos y cinematográficos internacionales con mayor influencia en el cine colombiano
Cine colombiano: una narrativa cercana a la realidad
Realidad y realismo en el cine colombiano
La realidad como tema de las películas colombianas
Narrativas de la realidad en la ficción
Ejes narrativos del cine colombiano
Comedia
Drama y melodrama
Drama de la marginalidad y la violencia
Drama televisivo
Drama intimista
Thriller y terror
Temáticas recurrentes en el cine colombiano
La identidad del colombiano
Narcotráfico
Conflicto armado
Marginalidad y pobreza
Filmografía
Agradecimientos
A los artífices del cine colombiano que a lo largo de la historia han narrado el país a pesar de sus dificultades.
A los estudiosos, críticos e investigadores que han tejido lazos en la fragmentada tradición del cine nacional.
A mis colegas, alumnos, mentores y lectores que se han unido a esta conversación inacabada sobre cine colombiano sostenida durante muchos años.
A mi familia, por ser siempre mi polo a tierra y mi fuerza vital.
Prólogo
Nuestra tinta entre sombras
El cine es escritura con imágenes en movimiento, es “cinematografía”, y existe tanto en la gran pantalla como en los pequeños celulares. El cine hoy es la forma más popular para explorar el mundo, y también es una herramienta para cambiarlo. El documentalista irlandés Mark Cousins decía que el cine es un espejo de la realidad y un cincel para transformarla, y que el cine es una máquina de la empatía, un objeto que nos permite ponernos en el lugar del otro. En la sociedad, el cine cumple muchas funciones, pero, para la mayoría de las personas, es una forma de evasión y la gente que aparece en las pantallas es una nueva aristocracia. “Estamos hartos de vivir en la realidad, de ser realidad nosotros mismos, y apetecemos por eso la mentira, la ficción inverosímil que se parezca más al ensueño que a esto, real y efectivo, en que nos agitamos o yacemos”, decía en 1914 el escritor Tomás Carrasquilla en un texto sobre la creciente importancia del cine. Lo que estas grandes masas no saben (o deciden ignorar) es que el consumo transforma al consumidor, y que si lo que se compra son recuerdos, emociones y aspiraciones ajenas, es la propia identidad, la propia memoria y los propios sueños los que se están transformando.
Hacer cine es mucho más que encontrar excusas para vender gaseosas y crispetas, se trata de construir representaciones nacionales que transforman el pensamiento. Es necesaria la creación de cine, y también la reflexión sobre este. El largo e irregular camino de escribir sobre el cine colombiano es un correlato del largo y mucho más irregular camino de nuestros cines nacionales, que están hechos de pequeños periodos y esporádicas joyas. Con El papel del cine colombiano en la escena latinoamericana, el profesor Jerónimo Rivera ofrece su propuesta para continuar completando un mapa de pensamiento sobre el cine nacional que se ha venido desarrollando por medio de muchas décadas. Desde los modestos cronistas y autores de párrafos promocionales en los periódicos a comienzos del siglo XX hasta esta obra, es mucha la tinta que ha corrido. En los últimos años, las universidades han venido haciendo un aporte esencial para comprender nuestras escrituras audiovisuales, y es en el marco de esa acción de las academias y sus editoriales que se desarrolla la obra del profesor Rivera.
El papel del cine colombiano en la escena latinoamericana presenta un recorrido histórico por las cinematografías americanas, en donde las referencias a autores, estéticas y legislaciones son frecuentes. En ese horizonte, el profesor Rivera pone al cine colombiano con sus grandezas y sus miseras, y nos ofrece una mirada amplia que comunica nuestras obras con las de otros hermanos del continente. El aporte del profesor Rivera no será solo para otros profesores y alumnos, sino para todos los que quieren entender los caminos de nuestros cines.
En una reflexión previa sobre el asunto de la escritura sobre cine, me preguntaba: ¿Qué significa hacer cine y escribir sobre cine en un país que va de guerra en guerra, y donde las necesidades básicas no han sido satisfechas? Una función de la escritura sobre cine en Colombia ha sido la construcción de una expresión audiovisual. Nuestra tinta ayudó a definir el camino de algunos creadores, el surgimiento de nuevos gestores culturales y la fundación o transformación de instituciones estatales (la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura y la Nueva Cinemateca de Bogotá, para poner dos ejemplos). Nuestra tinta entre sombras no es un objeto inútil.
Julián David Correa R.
Director de Cinematografía del Ministerio de Cultura de Colombia.
Su página: www.geografiavirtual.com
Introducción
El cine colombiano es una categoría casi invisible y difícil de definir. En el concierto del cine latinoamericano, escasamente ha tenido presencia, como puede verse en los tratados sobre el cine de la región escritos antes de la década de 1980 donde a Colombia se dedican escasamente unas cuantas líneas. Brasil, Argentina y México se erigen como los grandes referentes latinoamericanos, a pesar de que en el ámbito internacional no tienen tampoco un papel preponderante. La fuerte influencia de la industria de Hollywood y sus implicaciones sociales, históricas y culturales han tendido a borrar las marcas de identidad y a distraer al público internacional sobre la importancia del fortalecimiento de las cinematografías locales en la construcción de los conceptos de nación.
Este libro surge de los estudios preliminares para la realización de mi tesis doctoral entre 2013 y 2018. En un primer momento, mi interés fue el cine latinoamericano y las representaciones del heroísmo presentes en los relatos más sobresalientes de las cinco cinematografías contemporáneas más sólidas de la región: México, Brasil, Argentina, Chile y Colombia. A medida que avanzaba el proceso investigativo, fui descubriendo lo inabordable del objeto de estudio planteado y la necesidad de precisar el foco hacia un tema más específico y concreto, aunque igualmente indefinido: el cine colombiano.
Desde 2005 he investigado el cine colombiano para sugerir un par de conceptos que hoy emergen nuevamente en este nuevo libro: el nuestro es un cine sin memoria y en permanente renacimiento, y estamos en una fase adolescente del desarrollo del cine nacional. Sobre lo primero debo decir que en Colombia se ha hecho más cine del que se cree y se ha investigado mucho más de lo que parece, pero carecemos de memoria, lo que se explica en la constitución tardía de importantes organismos como Patrimonio Fílmico Colombiano y la promulgación reciente de políticas de patrimonio audiovisual; también en el hecho de que investigadores, críticos, académicos y, sobre todo, el público general, desconocemos buena parte de la filmografía nacional y de lo que de ella se ha escrito y analizado.
Con respecto al estado de desarrollo del cine colombiano, es importante señalar que durante mucho tiempo se hacía referencia a un cine “en pañales”, demasiado incipiente e inmaduro para surgir y delimitar señas de identidad. El nuevo