Juan Carlos Fernández Saca
Introducción
Una obra orientada a plantear la pertinencia y la convergencia de la integración en América Latina despierta reacciones encontradas, pues, para algunos, si los procesos de integración se encuentran en crisis, ¿qué objeto tiene formular reflexiones sobre su convergencia? Todavía, dirán algunos, está bien evaluar su pertinencia, etapa necesaria, pues en un contexto complejo de crisis mundial, se debe tener claro qué razones respaldan continuar en el siglo xxi con esfuerzos integracionistas. Pero es que, si la integración es pertinente, se requiere que en la situación de estancamiento y confusión en que se encuentran los distintos procesos de integración, América Latina establezca un camino, una hoja de ruta, sobre cómo relanzar y profundizar la integración, conociendo a dónde llegar mediante una agenda de trabajo que indique en el corto, mediano y largo plazo, los temas fundamentales por desarrollar.
Una consideración muy importante para trabajar en el futuro en la convergencia de la integración latinoamericana es la necesidad de dar respuestas comunitarias y no solo nacionales, a la situación de malestar y frustración en que se encuentran varios sectores de la sociedad. Se requiere un replanteamiento de la integración latinoamericana en un continente convulsionado por violentas protestas, principalmente, de una clase media emergente, frustrada de ver cuán difícil es conservar lo ya conseguido y de avanzar más en un entorno mundial de una globalización que: a) creó interdependencia planetaria y efectos de demostración de lo obtenido en otros lugares; b) aumentó la riqueza mundial, pero fortaleció las condiciones de inequidad en su distribución, principalmente en Latinoamérica; c) generó expectativas de nuevas crisis económicas y de freno en el crecimiento de la economía mundial y d) llevó a la generalización en todos los niveles de la corrupción y de la falta de liderazgo y pérdida de credibilidad en la clase política en el mundo.
En este sentido, se requieren respuestas que contemplen el reforzamiento institucional para permitir recuperar la gobernabilidad en los países y en los procesos de integración, así como el desarrollo de una gobernanza multinivel, en la que se logre mayor participación de la sociedad civil, con un particular trabajo en la armonización de políticas sociales y de medidas orientadas a lograr mayor cohesión social que permita una distribución más equitativa de los beneficios de la integración.
La responsabilidad es, entonces, muy grande; la integración debe ser una de las cartas importantes en la recuperación de la paz social en el continente y uno de los instrumentos para reducir la extrema inequidad con un mejor reparto de los beneficios de la integración en América Latina. Para ello, se debe reorientar, reestructurar, refundar, reflexionar, profundizar —los calificativos pueden ser muchos— en la situación actual de estancamiento y parálisis de los procesos de integración latinoamericanos, en los cuales a futuro no se debe continuar con el fraccionamiento existente, pues es hora de que América Latina reflexione y se decida a trabajar por una convergencia en el tiempo hacia un bloque latinoamericano integrado, que se pueda articular adecuadamente con los demás bloques que dominan la escena mundial.
Realizar la convergencia de la integración latinoamericana implica efectuar el acercamiento entre procesos subregionales de la región, dotándolos de un marco normativo común en las principales fases o etapas de integración, tanto económicas, como políticas y sociales en una integración multidimensional. Ese acercamiento se puede hacer entre procesos o entre países; entre procesos, como el del Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza del Pacífico, del cual tanto se ha hablado en los últimos tiempos y, entre países, con la convergencia de las reglas que estos ya hayan pactado para integrarse mediante acuerdos de integración.
Para lograrlo, hay que superar problemas ya comentados de tipo político, ideológico, modelos diferentes de desarrollo, instituciones débiles en la implementación de la integración, falta de liderazgo, ausencia de la sociedad civil, prioridades en la articulación internacional y el contexto mundial neoproteccionista.
Una reflexión sobre convergencia de la integración latinoamericana es aceptar que hay que superar grandes asimetrías, integrando diversidades manifiestas, que esto no es realizable de manera inmediata y requiere una agenda a corto, a mediano y a largo plazo, sobre la cual trabajen conjunta y solidariamente los distintos actores responsables de la integración: los gobiernos, los organismos internacionales, los organismos encargados de los procesos de integración, la academia y la sociedad civil.
Disponer de un mercado común latinoamericano, en un mundo globalizado fraccionado en espacios de poder de diferentes bloques, le permitiría a América Latina contar con una voz colectiva más fuerte en las negociaciones internacionales; lo anterior coincidiría con la fecha de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2016-2030, con la cual habrá que trabajar en el relanzamiento y la profundización de la integración latinoamericana, por cuanto la convergencia es un mecanismo que favorece el desarrollo económico de América Latina.
Los autores de esta obra son académicos de cinco países: Argentina, Colombia, El Salvador, México y Venezuela, que forman parte del Grupo de Reflexión sobre Integración y Desarrollo en América Latina y Europa (Gridale), el cual, desde su fundación en 2017, tiene como objetivo reflexionar sobre las maneras de relanzar y profundizar la integración en América Latina, para lo cual viene desarrollando análisis en grupos de trabajo, foros regionales y conversatorios, congresos cada 2 años y publicaciones en la Colección Gridale, sobre dos ideas fundamentales: la pertinencia y la convergencia de los procesos latinoamericanos de integración.
El libro contiene diez capítulos. En el primer capítulo, “Elementos histórico-institucionales para una convergencia de la integración latinoamericana”, Edgar Vieira Posada recopila los elementos históricos que acompañaron los primeros intentos de integración desde el proceso de independencia, la formación y el fraccionamiento a mediados del siglo pasado de distintos procesos de integración latinoamericanos, los elementos conceptuales de diversas formas de regionalismo que los han acompañado y la pertinencia y las temáticas por desarrollar, para avanzar hacia la convergencia de la integración latinoamericana de manera gradual en una agenda a corto, mediano y largo plazo.
En el segundo capítulo, “Las dificultades en la convergencia de la integración latinoamericana”, José Briceño Ruiz analiza las dificultades actuales del proceso de convergencia de la integración en América Latina. Aunque se parte del principio de que la idea de convergencia es adecuada, se reconoce que el momento regional no es el más propicio para su consecución. Se argumenta que la existencia de distintas visiones sobre el modelo económico que debe adoptar la integración regional es un factor clave para entender las dificultades de la convergencia. Por otro lado, se señala que los diferentes patrones de comercio y, especialmente, las relaciones con particulares socios extrarregionales, en particular, Estados Unidos y China tampoco ayuda a la convergencia. Finalmente, la volatilidad política que vive la región desde 2015 tampoco favorece la convergencia regional.
En el tercer capítulo, “Pertinencia de políticas macroeconómicas en la integración latinoamericana”, Alberto José Hurtado Briceño analiza la convergencia de políticas económicas en la integración latinoamericana, identificando los avances que en esta materia ha logrado el Sistema de la Integración Centroamericana (sica), el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza del Pacífico (ap), reconociendo los resultados obtenidos por cada proceso de integración y analizando la pertinencia teórico-práctica de políticas económicas comunes en América Latina.
En el cuarto