La fase negra
¡Oh, raciocinio! Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón.
Shakespeare
Julio César
Las investigaciones de Bruce Siddle, los artículos de Popular Science sobre los pilotos de la nascar y las investigaciones sobre el «test de estrés» de los Boinas Verdes, indican sin excepción que 175 ppm es lo más alto a lo que se puede empujar la fase roja y adentrarse en la misteriosa fase gris. De nuevo, es necesario ser cauteloso a la hora de dar números concretos para estas situaciones, pero parece ser que, incluso bajo las condiciones más ideales, por encima de 175 ppm se produce una serie de acontecimientos catastróficos.
Los cardiólogos nos dicen que en un determinado momento una frecuencia cardíaca incrementada se vuelve contraproducente porque el corazón bombea tan rápido que no puede extraer una carga entera de sangre antes de bombearla hacia afuera. Cuando la frecuencia cardíaca se eleva por encima de este punto, la efectividad del corazón y los niveles de oxígeno suministrados al cerebro decrecen ininterrumpidamente.
Por la causa que sea, algo sorprendente parece ocurrir cuando el sns acelera la frecuencia cardíaca por encima de las 175 ppm. Para nuestros propósitos, lo llamaremos fase negra y examinaremos qué ocurre en el interior de la mente de una persona que intenta funcionar en ese nivel.
El «modelo de cerebro triuno» fue desarrollado por el doctor Paul MacLean, director del laboratorio de evolución y comportamiento del cerebro en el National Institute of Mental Health en Bethesda, en el estado de Maryland. El modelo propone pensar que el cerebro humano consiste en tres partes: el cerebro anterior o proencéfalo, que es la parte que te hace un ser humano; el cerebro medio o mesencéfalo, la parte que todos los mamíferos tienen en común; y el cerebro posterior o rombencéfalo. El cerebro anterior realiza los procesos mentales básicos, el cerebro medio realiza amplios procesos reflexivos y el cerebro posterior se ocupa del ritmo cardíaco y de la respiración.
Si te dispararan en el cerebro anterior, podrías sobrevivir a esta herida porque se puede sobrevivir a un daño considerable en esta zona del cerebro. De hecho, siendo adolescente, un médico podría haberte practicado una hemisferoctomía que supone extirpar la mitad del cerebro y podrías incluso haber llevado una vida funcional completa. Sin embargo, el daño severo ocurre cuando una bala impacta en el cerebro medio y, si incluso una bala de calibre pequeño penetra en el cerebro posterior, la intrusión detendría tu respiración y tu ritmo cardíaco.
Cuando entras en la fase negra, tu proceso cognitivo se deteriora, lo que no deja de ser una manera elegante de decir que dejas de pensar. Brásidas de Esparta dijo que: «El miedo hace que los hombres olviden y una habilidad que no puede luchar es inútil». En la fase negra, uno puede correr y luchar como un oso enorme sin pelo ni uñas, pero eso es todo lo que puede hacer. El cerebro anterior se cierra y el cerebro medio, el «cachorro» en el interior, esa parte que es igual al cerebro de tu perro, se alza y «secuestra» al cerebro anterior.
Hay que recalcar que existe una diferencia tremenda entre el impacto en el rendimiento de un incremento en la frecuencia cardíaca causado por el miedo, es decir, el sistema nervioso simpático inundando tu cuerpo con hormonas, y un incremento en la frecuencia cardíaca causado por el ejercicio físico. Cuando el corazón te late con fuerza debido al esfuerzo físico, la cara se te pondrá roja como un tomate, pues los vasos sanguíneos se abren del todo para hacer llegar sangre a los músculos. Pero en un incremento en la frecuencia cardíaca causado por el miedo la cara se te pondrá blanca debido a la vasoconstricción. Si hay unas exigencias físicas extremas para el cuerpo al mismo tiempo que ocurre la vasoconstricción, entonces estos dos procesos trabajan aparentemente el uno contra el otro para causar un ritmo cardíaco desbocado. No estamos seguros de por qué ocurre, pero la teoría actual dominante es que las exigencias físicas son las causantes de que el cuerpo grite pidiendo oxígeno mientras que la vasoconstricción cierra el flujo sanguíneo que provee el oxígeno, lo que da como resultado que el corazón lata cada vez más rápido pero sin conseguir apenas nada.
Aunque lo mencioné antes, vale la pena repetirlo para entender que utilizar el ejercicio físico a fin de incrementar la frecuencia cardíaca es una técnica excelente para simular los efectos del estrés del combate. Pero hay que recordar que los poderosos efectos fisiológicos causados por el hecho de que alguien intente matarte no son algo que podamos reproducir en un entrenamiento, si bien el entrenamiento de fuerza contra fuerza con paint bullets (cuando alguien intenta hacerte daño) se puede acercar bastante.
¿Has intentado alguna vez discutir con una persona realmente asustada o enfadada? No es posible porque, cuanto más asustada y enfadada esté la persona, menos racional será. Esto se debe
a que su el cerebro anterior se ha cerrado y su cerebro medio, el que es igual al de un perro, ha tomado el control. De hecho, es casi como si intentaras discutir con tu perro: la experiencia puede parecerle intrigante pero poco vas a conseguir. Tampoco conseguirás mucho cuando intentas hablar con un ser humano en este estado alterado. Para conectar con él, primero tienes que tranquilizarlo.
Artwohl y Christensen, en Deadly Force Encounters, ofrecen un ejemplo clásico de este comportamiento:
El oficial Peterson no oyó detonar la escopeta del otro oficial o el disparo de la pistola de su compañero, ni siquiera su propio disparo, pero todos los disparos alcanzaron al sospechoso.
«Me acerqué al tipo, que se deslizó sobre el asiento de su coche hasta quedarse sentado, y alejé la Beretta con el pie. Otro oficial recogió el arma mientras otros dos tiraron del hombre hasta ponerlo sobre su estómago y lo esposaron.»
Peterson recibió una descarga de adrenalina más grande que lo que pudiera producir una píldora sintética. «Fui al coche y marqué el teléfono de mi casa. Me saltó el contestador pero sabía que mis chicos estaban en casa, probablemente aún dormían. Comencé a gritar para que alguien descolgara el teléfono, y continué gritando hasta que desperté a los chicos que dormían abajo. Cuando contestaron, les empecé a gritar lo que había sucedido y que quería verlos. Tan sólo necesitaba abrazarlos. Cuando me preguntaron cómo llegar, les dije que mi compañero iría a buscarlos.»
Peterson cuenta que la descarga fue tan intensa, tan extraordinaria, que fue casi como una experiencia extracorpórea. Nadie llevó a los chicos al lugar del incidente.
Vasoconstrictor: Blanco de miedo
No tengo tiempo para sangrar.
Jesse Ventura
Piensa en esas frías mañanas cuando tus dedos están blancos y no hacen lo que les dices. Ese es un ejemplo de una vasoconstricción causada por el frío. También ocurre como consecuencia del estrés. En su fase inicial, cuando entras en la fase roja (comenzando en torno a las 115 ppm), empiezas a sentir una pérdida de las habilidades motoras finas. En la fase gris (comenzando en torno a las 145 ppm), el individuo medio comienza a perder habilidades motoras complejas. Pero cuando tu corazón se acelera hasta la esfera de la fase negra, los efectos de la vasoconstricción resultan catastróficos. Es fácil detectarlo en una persona de tez clara (si bien le ocurre a cualquier persona de cualquier raza) porque la piel se pone blanca cuando se constriñe el flujo sanguíneo a las capas superiores del cuerpo. En concreto, el corazón bombea la sangre a través de las arterias y luego, en la etapa precapilar (justo antes de entrar en los capilares), el flujo sanguíneo se detiene.
En un nivel bajo de vasoconstricción (debido al frío o al estrés), sólo se cierran los pequeños capilares sanguíneos lo que provoca una cierta pérdida de las habilidades motoras finas. Le ocurre a tus dedos esas mañana frías y también cuando estás sometido al estrés. A medida que la vasoconstricción se intensifica, el flujo sanguíneo a los músculos motores