Te recomendamos que busques esas diferencias y dejes de lado tus prejuicios. ¿Esa persona que parece que habla demasiado alto es en realidad capaz de ser más expresiva que tú? ¿Se da cuenta de más cosas esa persona tranquila? ¿Qué inteligencia tiene la persona que no ha leído muchos libros pero entiende cómo funciona tu coche o tu ordenador? ¿Quiénes son esas personas tan simpáticas que hacen propuestas sexuales abiertamente y con entusiasmo pero que se sienten realmente confundidas cuando las acusas de ligar con demasiada agresividad? Quizás esas personas tienen maneras de conectar de las que podrías aprender.
Resulta trágico que tantas de nuestras comunidades sexuales no den la bienvenida a personas de toda la variedad de culturas, razas, géneros y sexualidades. Quienes hemos crecido como nosotras en una cultura de origen europeo con demasiada frecuencia esperamos que nuestras amistades lidien con las diferencias culturales amoldándose a nuestras costumbres. Cuando ves a las personas a tu alrededor y las descartas —o peor todavía, asumes que sabes todo lo que tienes que saber sobre ellas— por su color de piel, género, manera de hablar, manera de vestir, religión o país de origen, nunca llegarás a oír ninguna de las nuevas y fascinantes cosas que esas personas tienen que contar.
Te recomendamos que, cuando estés en compañía de lo desconocido, busques la sabiduría desconocida. Encontrarás mucha, y te enriquecerá.
¿Qué puedes aprender?
Si pensar sobre todo esto te inquieta un poco, no nos sorprende. Lo que estás experimentando es lo amenazante que resulta comprobar que los límites habituales que das por hecho, y que crees que son válidos en todas las situaciones sociales y sexuales, quizá no lo sean en ciertos entornos. No hay unos límites de género o atracción entre personas adultas aceptados universalmente, y los límites de la exploración sexual no nos fueron entregados en tablas de piedra por una autoridad superior.
Cuando ves a personas que tienen el nivel de felicidad y éxito que tú buscas y ves que no se han conformado con los estándares habituales de una relación de pareja heterosexual monógama para toda la vida, empiezas a ver cómo esas cosas pueden ser posibles para ti también, incluso si esas personas no lo están haciendo de la misma manera que tú quieres hacerlo. Reconocer otras culturas sexuales ofrece la oportunidad de ser consciente de tus propias ideas preconcebidas e incertidumbres.
Escucha a tus miedos: Tienen mucho que enseñarte sobre ti. No dominar la situación puede provocar miedo, pero piensa en ello como una oportunidad para desechar tus ideas preconcebidas y empezar desde cero. Solo reconociendo todas las posibilidades que existen puedes realmente elegir las que funcionan para ti. Será entonces cuando tendrás la libertad para pensar dónde quieres poner los límites en tu vida, cuáles son tus límites personales y si alguna vez querrás expandirlos.El llevar a cabo esa tarea alucinante te hará libre para explorar más allá de tus sueños más descabellados.
Personas negras y poliamorosasEstas son algunas de las ideas sobre el poliamor y la manera en que funciona en las comunidades negras de nuestras amistades Ron y Lisa Young, quienes cofundaron el grupo internacional de apoyo Black & Poly (blackandpoly.org), y que amablemente nos han permitido incluir este extracto de su libro, que se publicará en breve, Love: A Black Love Revolution:Muchas de nosotras no estamos buscando «alguien extra» para tener sexo sin compromiso y cariño de vez en cuando; podemos ver la libertad y apertura del poliamor como un aspecto clave de nuestra supervivencia. De todos modos, para muchas personas de color es fácil conectar a un nivel superficial, pero un vínculo complejo y el amor romántico son muy jodidos. Esta es la razón.Imagínate intentar amar a alguien cuando todo a tu alrededor está sistemáticamente organizado para separaros. Para las personas negras, primero fue la esclavitud, luego las leyes Jim Crow de segregación racial, luego las prestaciones sociales y ahora el encarcelamiento masivo; no hemos tenido tiempo para concentrarnos en el amor. No hemos tenido tiempo para acomodarnos mutuamente de manera confortable. Por supuesto, tenemos amor, familia y comunidad dentro de nuestras casas, pero sacar esos sentimientos a la calle puede ser un problema muy serio.Nos han enseñado que, para sobrevivir en este mundo, debemos ser fuertes... pero eso no funciona para relacionarnos mutua- |
mente. Nuestra cultura nos ha dicho que mantengamos unos límites fuertes para protegernos: que no nos destrocen, ni se aprovechen, ni nos roben lo indispensable como seres humanos y que no nos despojen de nuestra dignidad. A menudo este miedo nos lleva a rechazar todo lo que nos pone en situaciones vulnerables, redirigiendo nuestra atención lejos del hecho de que solo mediante la vulnerabilidad podemos encontrar la auténtica fuerza, crecimiento, belleza y sobre todo amor.Como personas negras, nos enviaron aquí como objetos. Mediante el poliamor, recibimos la única y feliz oportunidad de definirnos a nosotros mismos. No queremos ser vuestros «Machos Mandingo» ni vuestras «Princesas de Ébano» o solamente asistir a vuestras fiestas sexuales. Queremos que se nos respete como iguales cuando se trata de construir algo real, poliamoroso y tangible. Vemos que el amor es abundante en la comunidad y a veces sentimos ese amor expandirse e incluirnos.Pero todavía existe una inmensa brecha entre nuestra comunidad y las comunidades poliamorosas blancas. ¿Cómo vamos a salvarla? |
* Movimiento contracultural nacido en la década de 1970 en California que rechaza el modelo heterocéntrico y busca redefinir la identidad gay. (Nota del t.)
** Bisexual chic, en el original. Se refiere a la idealizada «chica bisexual que desea tener sexo con parejas», figura habitual en las fantasías de las parejas hombre-mujer que deciden tener sexo con más personas. Estas chicas son conocidas también como «unicornios» en el ambiente poliamor, por su carácter casi mitológico, dado lo supuestamente difícil que resulta encontrarlas. (Nota del t.)
5. Luchando contra una visión negativa del sexo
Desde el punto de vista de los putones, el mundo a veces es un lugar peligroso. Mucha gente piensa que está bien llegar hasta donde haga falta para impedirnos ser sexuales.
Algunas personas, fundamentalistas antisexo, intentan convertir amarse en algo peligroso para las mujeres declarando ilegal el control de la natalidad y el aborto, llevándolas a embarazos no deseados y a asistencia sanitaria clandestina. Otras declararían ilegal el acceso a la información sexual, en colegios o en internet, para que nuestra prole no pueda aprender a cuidar de su salud y bienestar y no tenga acceso a un aprendizaje sobre el sexo seguro que les enseñaría cómo evitar la propagación de enfermedades. En una desoladora evolución desde la primera edición de este libro, una vacuna que ayuda a prevenir el cáncer cervical en mujeres está encontrando resistencia de gente puritana que cree que inocular a una mujer joven contra el cáncer de alguna manera la anima a tener sexo. Quienes toman medicación para protegerse de contraer el virus del sida son llamados «putones» o «furcias» (presumiblemente no en el buen sentido que aquí damos a dichos términos).
Hay lugares donde algunas personas creen que ser un putón te convierte en blanco legítimo de agresiones violentas. Preguntan: «¿Por qué ibas por esa calle con un vestido corto o pantalones ajustados?». Y a renglón seguido te sueltan: «No es extraño que te hayan violado o atacado». O bien: «Tienes tanta pinta de maricón que no es raro que esa pandilla decidiese darte una paliza».
También nos consideran blanco legítimo para otras formas de opresión. Tener varias parejas sexuales puede ser visto como una buena razón para quitarte todas tus propiedades, tu prole y tus futuros ingresos en un acuerdo de divorcio leonino. Podrías perder tu trabajo o la promesa de un ascenso o tu reputación profesional, si las personas equivocadas averiguan algo sobre tu vida privada.
Juicio interior
Esperamos que este examen de los peligros de la promiscuidad pueda llevarte a preguntarte algunas cosas. ¿Cuál es mi experiencia con la opresión y cómo me afecta? ¿A quién tengo que mentirle en mi vida? ¿Cuáles son mis «armarios»? Si miras más en profundidad, puedes preguntarte: