Desde la universidad a la sociedad. Ignacio Sánchez Díaz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ignacio Sánchez Díaz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425804
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en su capacitación y perfeccionamiento docente.

      Los elementos centrales de la docencia universitaria lo constituyen el conocimiento pedagógico y el disciplinario. De esta manera, un desafío permanente en la mayoría de las universidades es la formación docente de sus profesores jóvenes, quienes recién se incorporan a una institución, los que han desarrollado una formación prioritaria en investigación y que requieren conocer y perfeccionar la entrega de sus conocimientos.

      Los elementos centrales de la docencia universitaria lo constituyen el conocimiento pedagógico y el disciplinario. De esta manera, un desafío permanente en la mayoría de las universidades es la formación docente de sus profesores jóvenes, quienes recién se incorporan a una institución, los que han desarrollado una formación prioritaria en investigación y que requieren conocer y perfeccionar la entrega de sus conocimientos. Esta es la forma en que podrán desplegar las técnicas y enfoques más actualizados, con el fin de enseñar de la mejor forma a sus estudiantes.

      Es así como se han ofrecido interesantes diplomas de docencia universitaria, que incluyen: aspectos de misión e identidad de las instituciones, metodologías de aprendizaje efectivo (estrategias, instrumentos docentes, calificaciones), instrumentos de evaluación (formas de plantear preguntas, objetivos), elementos de ética profesional (refuerzo de conductas, dilemas éticos, valores), desarrollo de habilidades comunicativas (verbales y escritas), retroalimentación de la enseñanza (feedback de los estudiantes), reflexión de los contenidos y práctica docente, entre otros. Junto con lo anterior, es vital apoyar en el uso de recursos de apoyo académico, servicios de biblioteca, adecuación de la docencia para estudiantes con necesidades especiales, apoyo académico para estudiantes vulnerables con brechas de aprendizaje previas y otros.

      Este desarrollo y capacitación docente permite compartir experiencias con otras universidades y de manera especial con centros extranjeros, a través de proyectos de investigación docente en el área. De esta manera, se les aporta una docencia de calidad internacional a nuestros alumnos, permitiendo la entrega de contenidos más actualizados, con una pedagogía docente de calidad, considerando los aspectos metodológicos que se requieren para una mejor enseñanza. Este avance será de gran relevancia y procura un efecto positivo significativo en la enseñanza y la docencia en la UC.

      La posibilidad de desarrollar estándares internacionales en la formación docente y capacitación de los profesores universitarios es un desafío actual y una necesidad en las universidades de nuestro país. Una mejor docencia va a significar un mejor aprendizaje, conocimiento maduro, y mayores tasas de titulación y egreso de nuestros estudiantes. De esta manera, damos otro paso en el necesario avance en la calidad internacional de nuestro sistema de educación superior.

      La posibilidad de desarrollar estándares internacionales en la formación docente y capacitación de los profesores universitarios es un desafío actual y una necesidad en las universidades de nuestro país.

      Publicado en el diario El Mercurio el 16 de junio de 2014.

       Financiamiento

      El apoyo del Estado a las universidades que producen bienes públicos tiene que ser distinto. En las instituciones que tienen labor docente, el apoyo del Estado debiera ir al estudiante. El Estado tiene mucho interés en las instituciones que hacen un aporte saignificativo en investigación al país. El producto de esas investigaciones genera bienes públicos y, por lo tanto, el Estado tiene que hacer esa diferencia.

       Aranceles universitarios, la otra mirada

      En el debate de la educación, el financiamiento ha sido uno de los aspectos más importantes de la discusión. En Chile, más del 85% de la inversión en educación superior proviene de las familias, lo que se compara con el 30% en promedio de la OCDE y menos del 15% en algunos países europeos. Nuestro país tiene el mayor costo relativo en educación superior, considerando que el valor promedio de los aranceles representa el 41% del PIB per cápita. No se puede rebatir que los aranceles de la educación superior en Chile son altos y que su peso está radicado en las familias. Pero si queremos abordar de manera adecuada este tema, se hacen absolutamente necesarios la participación del Estado y aranceles que reflejen la diferencia entre los distintos proyectos educativos.

      En primer término, se requiere apoyo estatal para incrementar la cantidad y el monto de las becas destinadas a los estudiantes que más las necesitan. El segundo aumento significativo debería ser en los fondos para la investigación. Esta última no solo fortalece la docencia, sino que también contribuye a resolver los problemas de la sociedad para el adecuado desarrollo de Chile.

      Cuando se considera el valor de los aranceles, el análisis de los promedios puede confundir. En el sistema universitario chileno su variabilidad no es significativa y da la impresión de que todas las instituciones son similares. Ello no corresponde a la realidad y los aranceles deberían reflejar las diferencias que existen en calidad y complejidad de los proyectos educativos.

      Por otro lado, cuando se considera el valor de los aranceles, el análisis de los promedios puede confundir. En el sistema universitario chileno su variabilidad no es significativa y da la impresión de que todas las instituciones son similares. Ello no corresponde a la realidad y los aranceles deberían reflejar las diferencias que existen en calidad y complejidad de los proyectos educativos. Tener una planta de más de 1.200 profesores de jornada completa real, con formación de posgrado en el extranjero y alta capacidad de investigación e innovación, no es lo mismo que tener una mayoría de docentes de jornada parcial y que no realizan actividades de este tipo. Es cierto que, en instituciones como la nuestra, algunas carreras han aumentado significativamente sus costos en los últimos quince años, pero también debemos considerar que los profesores universitarios están ahora más preparados, tienen compensaciones más dignas, la infraestructura posee estándares mínimos para una formación adecuada y el sistema de educación superior es cada vez más competitivo. Lo anterior sin considerar temas como la mayor sofisticación de los laboratorios, la calidad de las bibliotecas, el aporte y compromiso con el país expresado en diversas iniciativas de gran impacto en los estudiantes, la empleabilidad de los egresados, etcétera.

      Las universidades complejas y de alta calidad han tenido que traspasar los costos de la formación a los aranceles. En el caso de la UC, este ingreso representa actualmente más del 30% del presupuesto, en circunstancias de que ninguna universidad en el mundo –de la calidad de la nuestra– tiene aranceles que expliquen más allá del 12% de su financiamiento. El impacto habría sido mayor si no generáramos recursos a través, por ejemplo, de servicios prestados a la sociedad o de aportes obtenidos de donaciones.

      Se ha mencionado la posibilidad de regular los valores de los aranceles universitarios. Si la regulación se va a centrar en el resguardo de la calidad y la mejor información, bienvenida sea. En este sentido, los aranceles de referencia que considera el Estado deben marcar una diferencia de acuerdo con la institución. Obviamente, en una universidad de docencia e investigación de calidad internacional, el estudiante se formará en un ambiente académico de mayor excelencia, lo que le significará un beneficio mayor en su desempeño profesional futuro. El país también se beneficia, no solo porque recibe el aporte de esos mejores profesionales, sino también porque se imponen estándares elevados al resto del sistema. Si se piensa que fijar “hacia la baja” los aranceles va a ser una solución, se puede terminar sacrificando a las pocas universidades complejas de alta calidad que tiene el país –como la UC, la U. de Chile y otro pequeño grupo de instituciones–, que ha llevado más de cien años conformar y llevar al nivel que hoy día tienen. Si bien nadie pretende tener privilegios, parece razonable considerar el riesgo de terminar “nivelando la cancha para abajo” en el sistema universitario chileno. Por este motivo, lo más razonable sería establecer tramos de acuerdo con la calidad de las instituciones medida por diversos factores, tales como la planta docente, acreditación (con un sistema perfeccionado), calidad de la investigación y publicaciones, aporte y compromiso con el país, entre otros aspectos.

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