Las metas son importantes en todas las etapas de la vida, pero en la vejez otorgan un sentido a la trayectoria evolutiva y orientan hacia un futuro deseado. Establecerlas no es algo definitivo, ya que forma parte de un proceso dinámico que se va modificando con el paso del tiempo; son representaciones de un estado futuro que puede ser positivo (esperanzas y aspiraciones) o negativo (temores o preocupaciones). Las metas están vinculadas tanto a un plano personal como a nivel social, es decir, orientadas a un objetivo evolutivo. A medida que el individuo crece, las metas son más realistas y fáciles de conseguir; en los adultos mayores, el énfasis está en el desarrollo de roles y actividades que ya desempeñan. La forma de conseguirlas se basa en la capacidad de evaluar los recursos personales y las demandas de la situación deseada. Establecer metas de vida es un recurso valioso para lograr un envejecimiento positivo, ya que desarrolla un nuevo significado para cada adulto mayor (Giuliani, Soliverez & Pérez, 2015).
En este grupo etario se pudo observar que, en términos generales, sus metas están centradas en: “buena salud”, “tener una vejez tranquila”, “vivir como dios manda” y tener “armonía con la familia y con los demás”. Es interesante observar cómo las metas deseadas son tanto a nivel personal como social y cómo se ajustan a los patrones normativos esperados. Por otro lado, se pudo constatar que en algunos casos están determinadas por sus limitados recursos personales, ya que fue difícil identificar metas concretas: si bien mencionan la “buena salud”, esta estaba más determinada por la voluntad de dios que por acciones de ellos.
DIMENSIÓN FACTIBILIDAD DE CAMBIO PSICOLÓGICO Y DE SALUD (FCPS)
En esta dimensión se consideraron aquellos factores más factibles de cambio por el sujeto que en las dos dimensiones anteriores; está sustentada principalmente en la salud, los estilos de afrontamiento, ocio y afectividad. La primera dimensión está centrada más en el contexto social, mientras que la segunda tiene una influencia social y familiar que determina roles y valores aprendidos desde la infancia.
Afectividad (fuente de afecto o falta de afecto que determina el autoconcepto): de quiénes recibe afecto y cómo se manifiesta
En la etapa de la vejez, el sentimiento más frecuente es la soledad, y los ancianos sufren una serie de pérdidas que lo favorecen. Entre las crisis asociadas al envejecimiento encontramos las de identidad, que se refiere a un conjunto de pérdidas que pueden deteriorar la propia autoestima; de autonomía, causada por las limitaciones en las actividades de la vida diaria; y de pertenencia, como la pérdida de roles y grupos profesionales que afectan la vida social. Además de estas crisis, existen experiencias que suponen una ruptura con la vida anterior como el síndrome del nido vacío, la muerte del cónyuge, las relaciones pobres con los hijos, la salida del mercado laboral, la falta de actividades placenteras y los prejuicios sociales sobre la vejez (Rodríguez, 2009).
En un estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas y el Instituto de Migraciones y Servicios Sociales de España (CIS–Imserso, citado en Rodríguez, 2009) se reporta que ante la soledad, 28% de los adultos mayores ven la televisión, 23% sale a pasear, 5% habla con sus vecinos, 3% frecuenta bares o cafeterías y 2% va a casa de los jubilados. No obstante, es importante reconocer que las estrategias para afrontar la soledad son diferentes para cada persona y grupo sociocultural.
Lo que se observó en este grupo de ancianos es que, a pesar de la soledad en que viven y con el anhelo constante de una compañía que no llega, se tiene la capacidad resiliente de salir adelante.
En esta comunidad, el rol que juegan las mascotas (perros, pájaros, inclusive plantas) son muy importantes, ya que se tiene alguien por quien levantarse temprano, como menciona JP: “La soledad ni a la más enemiga se la deseo [...] y me levanto a las siete de la mañana con el delirio de dar de comer a mis animalitos”.
También se observó que, a pesar de vivir con la familia, muchas veces la persona pasa inadvertida, por lo que cuidar a sus mascotas da un sentido a su actividad diaria, como comenta AR: “Me agarro barriendo, dándole de comer a mis pajaritos y mis palomas”.
En otros casos fue evidente cómo la falta de afecto en los primeros años de vida dejó un vacío que difícilmente han podido superar emocionalmente. Sin embargo, hay quienes muestran una fortaleza interna, como YG, quien, a pesar de sus 63 años, vivir sola y con limitaciones físicas crónicas como la diabetes y artritis, continúa trabajando y está terminando la secundaria, ya que lo que más lamenta es no haber podido estudiar y que su familia no la haya apoyado: “Ojalá hubiera tenido el cariño de la familia, que me hubiera apoyado para prepararme”.
A reserva de otros estudios, donde se ve la importancia de la familia y los amigos como fuente de afectividad en los ancianos, en este grupo, en concreto para quienes viven solas, sus mejores afectos, además de las vecinas, eran sus mascotas y plantas.
Diversión u ocio: cuáles son sus pasatiempos
Existe un amplio número de estudios que asocian las actividades físicas, sociales y recreativas con un mejor funcionamiento cognitivo y una menor probabilidad de discapacidad, factores de protección para evitar problemas demenciales (Santiago-Vite, 2016).
A pesar de reconocer la importancia del ocio y las actividades lúdicas como un factor de salud, fue interesante observar cómo para esta población de pobreza extrema resultan complejos estos conceptos, ya que ante la pregunta de ¿qué le gusta hacer y qué le divierte?, las respuestas se centraron en deberes como barrer, fregar loza y planchar; se tuvo que clarificar para que hicieran la distinción entre lo que “deben hacer” y lo que “les gusta hacer”. Ante esto surgieron algunas respuestas como cantar, bailar, leer o hacer vestidos. Si bien existe un “reconocimiento” sobre lo que les gusta, se invierte poco tiempo en ello y no deja de ser similar en muchos casos: es lo mismo “lo que debo y lo que quiero”; reconocían lo que les gustaba cuando eran jóvenes, pero ahora que son adultos les fue difícil reconocerlo debido a que en lo primero que piensan es “en lo que se debe de hacer”.
De joven yo cantaba con Vicente Fernández porque éramos los dos de Huentitán; todavía yo sigo cantando y tocando la guitarra (JM).
En lo que me entretengo en la tarde es ver la televisión (MR).
Si bien culturalmente sentirse que cumplen con sus deberes les da un sentido de identidad a este sector de la población, y que están bien con Dios, es importante hacer conciencia de que divertirse también es importante, ya que los hace sentir mejor.
Salud: se menciona el tipo de enfermedades (físicas y mentales), hábitos de salud (física y mental) y cuáles son los servicios a los que más recurren
Si bien existen estadísticas sobre la condición de salud de los adultos mayores en México, también se conoce que su percepción se asocia a variables psicológicas como la autoestima, satisfacción de la vida y depresión. Así lo comprueba un estudio realizado por Vivaldi y Barra (2012) con 250 adultos mayores, en el que se muestra que la salud es una de las dimensiones que más se menciona, la cual se subdividió en cinco categorías: a) problemas de salud física; b) problemas de salud mental; c) hábitos de conducta para cuidar la salud física; d) hábitos de conducta para cuidar la salud mental; y e) uso de servicios de salud.
Problemas de salud física
En relación con las enfermedades crónico–degenerativas en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut) reporta que la diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, las enfermedades del corazón, la embolia y el cáncer son las principales causas de muerte en México (Manrique–Espinoza et al, 2012)
Las enfermedades físicas que más se mencionaron en este grupo de estudio fueron similares a las encontradas en otros estudios: cáncer y diabetes. Asimismo, dado el alto costo de los medicamentos, los entrevistados recurren al uso de la herbolaría o remedios caseros. Por ejemplo, para curarse el cáncer de próstata, JM menciona:
Me dijo un amigo: “Ya no ande tomando esas pastillas, están re caras”, pues a mil dos mil cada caja, y pa’ 24 días ni para un mes siquiera; me tomé un remedio de tequila, sábila y miel, una copita en la mañana y