La felicidad a tu alcance. Salvador Carrión. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Salvador Carrión
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788412150377
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evolutiva1, el hombre debe incorporar a su vida la óptica sobrenatural y trascendente, si trunca este proceso, el sentimiento de vacío se instala y domina la existencia. Es evidente que para que un individuo prosiga con su transformación consciente se requiere una creencia consistente y firme en una fuerza o entidad cósmica superior que trascienda lo individual y material, que inspire sentimientos y valores sublimes para así alcanzar una sana y humana convivencia. Pero lo cierto es que, el vacío existencial inunda el mundo apoyado sólo en la razón, dejando de lado los sentimientos profundos y la espiritualidad, provocando esa sed que no satisfacen ni las posesiones, ni el poder, ni la técnica, ni las drogas.

      ¿Cómo se establece la conexión entre ambos mundos?

      ¿Qué hay que hacer para que la evolución prosiga?

      Y sobre todo, ¿qué tiene que ver todo esto con la felicidad?

      Es obvio que el materialismo domina la sociedad, y también, que quienes enarbolan la bandera de la espiritualidad se aíslan del resto, la clave de la unidad entre ambos universos pasa por estar en el mundo sin ser de él, por edificar en la Tierra el Paraíso ansiado, por ayudar a construir un mundo en el que todos queramos vivir. Teniendo en cuenta que la sociedad, la realidad circundante es sólo el reflejo y el contenido de nuestras mentes, no existe nada que no haya salido de lo que llevamos dentro, por eso es tan importante cambiar los contenidos de nuestros mapas mentales. De nosotros depende que el mundo cambie, en nuestra mano está edificar una nueva filosofía —en el sentido etimológico de la palabra— que incorpore una nueva moral, una nueva ética, una nueva política, que lo espiritual alcance lo material, para humanizar las conductas sociales y que éstas se manifiesten sinceramente —sin manipulaciones políticas— como una expresión sincera de la fraternidad.

      Cuando el individuo progresa armónicamente, cuando ha incorporado lo espiritual a su actividad cotidiana, cuando su evolución es consciente, cuando sus comportamientos son congruentes con los contenidos trascendentes de su mente, es una persona satisfecha de sí mismo, y en consecuencia una persona feliz. El factor imprescindible para alcanzar ese estado es ser uno mismo.

      Tal vez te preguntes en estos momentos: ¿qué es exactamente eso de la felicidad de la que me hablas y cómo conduce a ese estado de vida superior?

      La felicidad es un estado interno que se caracteriza por la plena satisfacción con la vida, con lo que se hace y con lo que se tiene. Recuerda aquella célebre sentencia de: “No es más feliz quien más tiene sino quien menos desea”. Por tanto, la felicidad tiene mucho que ver con un estado de armonía total entre cuerpo, mente y espíritu, con el equilibrio entre lo material, lo racional y lo divino, con un proyecto de futuro en el que se integre el progreso propio y el de nuestros hermanos.

      Siempre me pareció que podría ser un poco arrogante plantearme la idea de escribir sobre la felicidad; algo tan personal, tan subjetivo y tan íntimo, y peor aún, poder caer en la tentación de atribuirme el papel de experto en la materia, sólo soy un viajero más en el camino de la felicidad perenne. Sin embargo, hay quienes piensan y divulgan a los cuatro vientos que tienen la fórmula mágica para alcanzar la felicidad, cómo los demás tienen que pensar y qué contenidos han de incorporar a sus pensamientos, yo no me atrevería jamás a plantear tales atrevimientos. Mi visión del tema es otra bien distinta, no existe una vía, o ciertas vías indiscutibles que conduzcan inequívocamente a la felicidad, no existen contenidos exclusivos con los que llenar la mente. Los años, los caminos recorridos, la experiencia, la vida, me han demostrado que ese ansiado estado es un logro individual al que se accede por infinidad de rutas, aunque algunas de ellas tengan similares características. No podemos generalizar, cada uno de nosotros tiene una necesidad y una aspiración e incluso una misión, tal vez, en apariencia muchas de ellas se asemejen, pero cada cual con sus peculiaridades. Lo que sí es cierto es que aunque los caminos sean inconmensurables, los métodos para recorrerlos son escasos pero sus contenidos muy diversos, y mi labor aquí no es otra que mostrarte alguno de esos medios que están a tu disposición para avanzar más rápido y seguro.

      Cuando le preguntamos a cualquier persona a qué aspira en la vida, dando más o menos rodeos, siempre concluye que lo que quiere es alcanzar la felicidad, ser feliz. Pero... ¿es su deseo de felicidad igual que el tuyo? ¿Se está refiriendo al mismo tipo de felicidad? ¿Es la misma felicidad, o mejor dicho, es la misma concepción de felicidad la que tiene cada uno de ellos?

      Por ejemplo: ¿qué necesita un niño de tres o cuatro años para ser feliz? Posiblemente un nuevo cachivache, una golosina, o simplemente que dediquemos un rato de nuestro tiempo a jugar con él. ¿Un adolescente, qué necesita, lo mismo que el niño? No, querrá pasar más horas con la vídeoconsola, callejear con sus amigos, trasnochar, etc. ¿Y un adulto? Pues, dependiendo de su estatus social dirá que para ser feliz necesitaría un coche nuevo, o un chalé, o un apartamento en la playa, o... Pero, también nos encontraremos con gente que nos responda que lo que necesitan para ser felices es mayor tranquilidad, seguridad, equilibrio emocional, o cualquier otro estado de ánimo.

      Felicidad, dice el diccionario de la lengua, “es el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien”. Si eso fuese así, no habría problemas, la gente sería feliz. Pero ¿qué es lo que ocurre cuando se posee ese bien? Pues, que inmediatamente se desea otro, y luego otro, y más tarde otro, y así hasta el infinito puesto que la voracidad del hombre no tiene límite. Tal vez sea por ello por lo que hay tan pocas personas felices. Por mi parte, estoy mucho más próximo a la sentencia que nos trasmitía Séneca:

      No es feliz quien no piensa que lo es.

       Sólo hay un bien causa y fundamento de la vida feliz: creer en uno mismo.

      Cada uno de los ejemplos citados del niño, adolescente y adulto nos hablará de la felicidad según el nivel en el que se encuentran, pero algo en común hay en todos ellos: aunque la felicidad perenne nada tiene que ver con tales deseos mundanos, todos quieren algo, algo que modifique la situación en la que se encuentran y les proporcione un diferente estar. Necesitan llenar de algún modo el vacío que todos y cada uno de nosotros experimentamos, y que de vez en cuando tomamos conciencia de él.

      Pero...

      ¿Cómo llenar ese vacío?

      ¿Hay algo que pueda llenarlo?

      ¿Habrá suficiente para todos?

      ¿Quiénes son los que pueden aspirar a ello?

       EJERCICIO PRÁCTICO

      Siéntate en tu sitio favorito lo más cómodamente que puedas. Aparta por un momento cualquier tema que te preocupe, para ello, centra tu atención en el flujo de la respiración, cómo entra el aire en tus pulmones al inhalar, cómo retienes el aliento uno o dos segundos, y cómo expulsas el dióxido de carbono al exhalar. Prosigue así durante unos minutos hasta que sientas cómo tu cuerpo se relaja.

      En este momento estás dando el primer paso hacia tu percepción interior, y a prepararte para la recepción de la energía cósmica.

      Realiza este ejercicio práctico durante diez minutos al menos dos veces al día para alejarte de las preocupaciones y poner distancia, así serás más objetivo en su valoración y encontrarás mejores y más rápidas soluciones.

      Notas

      1.