El viaje del alma. José Luis Cabouli. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Luis Cabouli
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789507546792
Скачать книгу
agregar. Sólo quiero destacar y reiterar algunos conceptos esenciales.

      En primer lugar, Jackson Davis se refiere claramente a la partida de las fuerzas intelectuales y vitales que se retiran de todo el cuerpo y afirma que, al igual que el nacimiento de un niño en este mundo, la muerte no es otra cosa que el renacimiento del alma en otro mundo. Ni siquiera falta el cordón umbilical. Repito esto para que nos acostumbremos a esta idea.

      Desde su puesto de observación, también registró la resistencia a la partida del alma, hecho que experimentó Alelí y que otras personas también refieren.

      Las deformidades y defectos del cuerpo físico desaparecen en el cuerpo fluídico. Esto concuerda con el alivio que experimentan, luego de abandonar el cuerpo, todos aquellos que vivenciaron procesos dolorosos.

      Y algo muy importante. Davis observó que el período de transformación dura aproximadamente dos horas. Esto coincide con lo que enseñan los maestros tibetanos, quienes afirman que el tiempo en que la muerte se hace efectiva, puede llevar entre cinco minutos y una hora después de registrados los signos físicos exteriores. Cuando el corazón deja de latir y se detiene la respiración, sólo estamos viendo los signos exteriores de la muerte y, lo que no podemos ver, es que el proceso intrínseco de la muerte todavía continúa en el interior del organismo. Davis señaló los cambios energéticos que se producen fundamentalmente en el sistema vascular y nervioso y la movilización hacia el cerebro de todos los principios vitales.

      Para los tibetanos, la muerte se hace efectiva en el momento del camino negro, cuando se unen en el centro cardíaco el tiglé blanco, principio masculino, y el tiglé rojo, principio femenino. Es en ese momento en que el espíritu cae en la inconsciencia.

      Esto que acabamos de ver es muy importante, porque cuando se habla de muerte clínica, es decir, cuando no se registra actividad cerebral, el alma todavía está allí, unida al cuerpo físico, y el proceso intrínseco de la muerte todavía no se ha completado. Hasta que no se corta el cordón umbilical, cordón energético o cordón de plata, como se lo denomina habitualmente, el alma sigue unida al cuerpo físico. Ahora, vayamos al encuentro de la experiencia de la muerte tal como es.

      Capítulo 4

       La experiencia de la muerte

      Muerte en una riña

      En una existencia anterior, Luisa, a quien ya conocieron en Terapia de Vidas Pasadas, era un esclavo negro que trabajaba en una plantación. Durante su juventud, soñaba con rebelarse y ayudar a sus hermanos a liberarse de las injusticias de la esclavitud. Mas, con el tiempo, fue nombrado capataz y, a partir de allí, se olvidó de sus promesas y se tornó duro y autoritario con sus hermanos de sangre. La muerte lo sorprendió en una pelea.

      Luisa:Me voy a pelear con uno que me insulta. ¡Uhhh! ¡Hay un lío bárbaro acá!

       Terapeuta: ¿Qué está pasando?

      L: Me duele el estómago. Tengo ganas de vomitar.

      T: ¿Qué pasó que te duele el estómago?

      L: ¡Ay! ¡Tengo un cuchillo clavado en el estómago! Me siento mal.

      T: Eso es, sigue avanzando, ¿qué más?

      L: Ahora veo una luz.

      T: ¿Dónde está esa luz?

      L: Está delante de mí. Se me fueron las ganas de vomitar y ya me siento mejor.

      T: ¿Dónde te encuentras?

      L: Mi cuerpo está tirado en el piso; tieso, duro, y yo estoy al lado de mi cuerpo. ¿Y ahora? ¿Qué voy a hacer? ¡Uh! ¡Qué lío! ¡Yo estoy al lado del negro que está muerto! ¡Pero está muerto! ¡Ah! ¿Sabés qué?

      T: ¿Qué cosa?

      L: Ahora vino una señora. Me quiere llevar con ella.

      T: ¿Cómo es la señora?

      L: Es blanca y rubia y me quiere llevar con ella. ¿Pero adónde quiere que vaya?

      T: Sigue adelante.

      L: Me da la mano y me lleva.

      T: ¿Adónde te lleva?

      L: Me sube. Me dice que aquella vida terminó.

      T: Eso es, ¿qué más?

      L: Me explica que ya no más negro.

      T: ¿Cómo es eso?

      L: Dice que hay que esperar. Dice que yo voy a ver con claridad lo que hice y, si quiero volver a empezar otra cosa mejor, voy a poder elegir. Pero tengo que arreglar lo que hice mal y me deja tiempo para que piense qué es lo que voy a hacer. Dice que yo solo voy a saber qué voy a hacer. Yo sólo puedo elegir. ¡Qué cosa! Nunca me hubiera imaginado que aquello podía terminar y ser otro. Nadie me lo dijo nunca.

      T: ¿Y qué fue lo que hiciste mal?

      L: ¡Cómo cambié en esa vida! Primero, prometí que iba a salvar a los demás y después, el odio y el rencor me nublaron la mente y viví para odiar y para vengarme. Sufrí por lo que me hicieron y sufrí más por lo que hice. Voy a tener que pagar todo eso.

      T: ¿Y de qué manera?

      L: Eso, yo no lo sé. Habrá quién me lo diga. Me dicen que me lo van a decir, pero que el único que va a decidir si lo va a hacer, soy yo.

      Fíjense ustedes que esta breve experiencia podría ser considerada como una experiencia tipo, aunque yo no creo que haya una cosa así. Pero aquí están presentes los hechos y sensaciones más comunes de la muerte.

      En primer lugar, la celeridad del acto en sí y la simultaneidad de sensaciones. Todo ocurre en un segundo. La pelea, el cuchillo, el dolor de estómago, la luz y el alivio inmediato. Luego, la sorpresa de verse al lado del cuerpo y darse cuenta de que el cuerpo está muerto. Enseguida, la aparición de un ser desconocido que viene a buscarlo y ahí mismo, sin dilación, la toma de conciencia de que hay algo que arreglar y que hay que volver a empezar. Y sin más trámite, el reconocimiento de los errores cometidos y la certeza de que habrá que pagar por el sufrimiento ocasionado a los otros. Todo esto, prácticamente tuvo lugar en un abrir y cerrar de ojos. No había terminado de darse cuenta de que estaba muerto, que ya sabía que tenía que volver. Así de fácil y así de rápido. Así es la muerte.

      ***

      Muerte como niña y como anciana

      Laura tiene cincuenta y cinco años, y revive una muerte como niña, al caerse de un columpio.

      Laura: Me está hamacando un muchacho. Me empuja y yo quiero más y más.

       Terapeuta: Siga, ¿qué más?

      L: De pronto, me voy al suelo y me golpeo la cabeza.

      T: ¿Qué experimenta en ese momento?

      L: Estoy paralizada, no me puedo mover. Siento horror, miedo. Todo se acaba… era tan joven…

      T: Continúe, ¿qué más?

      L: Veo la criatura tirada… no se mueve. No me doy cuenta de que soy yo.

      T: Siga avanzando, ¿qué está sucediendo?

      L: Me elevo, es un día tan lindo…

      T: ¿Qué piensa en esos momentos?

      L: No sé, estoy desconcertada.

      T: Avance un día más y vea qué está pasando.

      L: Veo gente de negro. Están cortando el árbol. Pienso que no deberían cortarlo. Quiero volver a casa, pero no puedo.

      T: ¿Y a qué se debe que no puede?

      L: Soy como una nubecita de color gris. Quiero golpear la ventana, quiero entrar, pero no la abren. Hay gente reunida, pero yo estoy fuera de la casa. No entiendo.