Constelaciones familiares. Marcelo Luis Ducruet. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Marcelo Luis Ducruet
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789507546747
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tienen un estilo particular y propio que las hace únicas y una construcción de la realidad que es producto de lo heredado a través de las distintas generaciones.

      Nuestros gustos, intereses particulares, así como también la manera en la cual conceptualizamos lo que nos rodea surgen automáticamente sin que podamos justificarlos en el hoy a través de una reflexión personal, pues muchos de ellos son heredados.

      Quienes nos desempeñamos como psicoterapeutas sabemos que nuestro sistema de creencias influye sin duda en el paciente, y es por esto por lo que debemos estar atentos y mantener nuestra “subjetividad controlada” como diría el maestro Erik Erickson.

      Este es un concepto base de todo proceso. Los psicoterapeutas debemos percibir la imagen del mundo del paciente así como la de su grupo familiar, independientemente de quienes sean los que concurren.

      El lenguaje, en estas circunstancias, es clave.

      Desde esta postura, es claro que debemos ser flexibles y mantener la mente abierta para percibir las sutilezas de las verbalizaciones, de las posturas y gestos y de la realidad tanto del paciente como de su grupo.

      Celia Elzufán en su libro El terapeuta como un junco nos dice:

      En este libro lo que quiero mostrar es, cómo apoyándome en los principios básicos que aprendí de mis maestros y que aparentan ser tan simples, puedo utilizar todo el arsenal técnico, todas las herramientas que me ofrece el modelo y todas aquellas que se me puedan ocurrir en momentos de creatividad, si me permito estar lo suficientemente abierta como para poder realmente captar, percibir, la construcción de la realidad de quien me consulta, reprimiendo totalmente mis ideas, mis preconceptos, para poder meterme, algo así como ”debajo de la piel del o de los consultantes”.

      Sin duda percibir el mundo tal como lo ve el otro es muy difícil, y es una de las claves fundamentales no solamente en la terapia, sino para relacionarnos con el otro aprendiendo a respetar creencias diferentes a las nuestras y darnos la posibilidad de ampliar también nuestro campo de consciencia.

      En líneas generales, las creencias suelen ser corsés que no permiten la flexibilidad que se necesita para adaptarse a las diferentes situaciones a las que nos debemos enfrentar cotidianamente. Por eso se habla tanto, actualmente, de resiliencia. Ser resiliente significa tener capacidad para adaptarse correctamente a circunstancias adversas. Para ello, entonces, se debe poseer una destreza precisa: flexibilidad. Ella permitirá que ciertas creencias conformen la personalidad, pero a manera de guías y no como determinantes absolutos.

      Lejos de lo que muchos creen, ser “flexibles como juncos”, en algunos es una característica innata, pero también es posible aprenderla e incorporarla.

      Pues bien, quienes nos alineamos desde este “despertar de la consciencia”, desde este “despertar a una nueva realidad” que forma parte de la filosofía de las Psicoconstelaciones, la adaptación al medio (cultural, social, familiar, etc.) es un elemento fundamental para cambiar y evolucionar.

      Quien asiste a un taller, pero en una pose de descreimiento hacia esta herramienta de sanación o con conceptos e ideas que no desea cambiar, le será muy difícil realizar eficazmente el trabajo terapéutico.

      En las Psicoconstelaciones, ya sean grupales o individuales, ante todo se debe tener una actitud de apertura y respeto ante lo nuevo, lo distinto. Las reglas inamovibles, las nociones rígidas solo provocan juicios, discriminación e involución.

      Esta plasticidad a la que me refiero es un acto de crecimiento y creación, porque a través de esta nos permitimos cambiar y reinventar/nos.

      Por ejemplo, cuando decimos de nosotros mismos que somos tontos, inseguros, depresivos, cuando no nos abrimos a nuevas experiencias, nos afianzamos cada vez más en una posición estática y cerrada, lo cual impide cualquier transformación positiva.

      Por todo lo mencionado, la invitación de las Psicoconstelaciones y mi invitación, por supuesto, es entrar en una frecuencia en donde cada uno se permita permeabilizarse, abrirse a vivencias nuevas, sin emitir juicios, sin clasificar o calificar, para dejarse llevar por realidades diferentes y transformadoras.

      “Ayudar es un arte. Como todo arte, requiere una destreza que se puede aprender y ejercitar. También requiere empatía con la persona que viene en busca de ayuda. Es decir, requiere comprender aquello que le corresponde y, al mismo tiempo, la trasciende y la orienta hacia un contexto más global”, explica Bert Hellinger en su libro Los Órdenes de la Ayuda.

      Todos dependemos de todos. Nos necesitamos. Es vital para cada uno dar y recibir, no solo ser receptor. A veces puede tratarse de un intercambio, pero en otras ocasiones es un acto más profundo y sentido.

      Hay ciertos niveles de compromiso, de dedicación y amor por lo que se trasciende el mero dar y recibir.

      Bert Hellinger habla de varios tipos de ayuda que me gustaría pasar a explicarles:

      Primer orden de la ayuda: Se trata de dar tan solo lo que se tiene y aceptar nada más lo que se necesita, ni más ni menos.

      Entonces, cuando uno quiere tomar más de lo que precisa o pretende dar más de lo que posee o es capaz, empiezan los desequilibrios. En las parejas, por ejemplo, es muy frecuente observar que uno le pide al otro más de lo que ese otro es capaz de brindar y, por lo tanto, los roces y las peleas terminan en separación.

      Segundo orden de la ayuda: Está relacionado con ayudar y, NO, entrometerse, esto es, socorrer a alguien cuando lo solicita y teniendo mucho respeto por su situación. Ayudar no concede poder sobre el otro, no implica permiso para opinar sobre su vida. La ayuda debe realizarse de manera desinteresada, si no, no sirve, se convierte en otra cosa.

      Tercer orden de la ayuda: Se refiere a aquellos que cuando se les pide ayuda tratan de reponer un tipo de asistencia materna o paterna.

      Es fundamental respetar los roles. Los ayudadores no deben asumir roles que no les pertenecen. Un terapeuta debe operar como tal y no como padre, un amigo, como amigo y, un colega, como compañero de trabajo, si los roles se cambian la ayuda fracasa y bajo ciertas circunstancias se pueden producir vínculos desvirtuados y patológicos.

      Cuarto orden de la ayuda: Se debe entender que el que solicita ayuda no es un ser aislado sino que