Contenido
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Página de créditos
Sobre este libro
1. El navegante que empezó naufragando
2. Todo lo que Colón aprendió en Portugal
4. 1492: El viaje de descubrimiento
6. Insubordinación antes de Navidad
8. El segundo viaje de descubrimiento
9. Desconcierto caníbal en las Antillas
12. Qué bien se vive en las Indias
14. Cinco meses y medio de caos español
17. Colón descubre el Paraíso terrenal
Notas
Página de créditos
Cuando Colón llegó a Japón
V.1: mayo, 2020
© Javier Traité, 2018
© de esta edición, Futurbox Project, S. L., 2020
Todos los derechos reservados.
Corrección: Francisco Solano
Diseño de cubierta: Taller de los Libros
Publicado por Principal de los Libros
C/ Aragó, 287, 2º 1ª
08009 Barcelona
www.principaldeloslibros.com
ISBN: 978-84-17333-95-9
THEMA: NHTQ
Conversión a ebook: Taller de los Libros
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser efectuada con la autorización de los titulares, con excepción prevista por la ley.
Cuando Colón llegó a Japón
Embárcate en esta desternillante crónica del descubrimiento de América
¿Quién no conoce a Colón? El gran descubridor de América es un personaje popular en todo el mundo, pero ¿de verdad sabemos cómo era? ¿Nos hacemos realmente a la idea de lo loco que estaba?
Esta es la historia torcida del mayor caso de chamba que han conocido los siglos: el de un hombre que convenció a una reina de que le diera tres barcos para ir a Japón y se salvó de palmarla en el mar por el simple hecho de que, si uno navega hacia el poniente desde España y se empecina en no dar media vuelta, que es lo que habríamos hecho todos, es prácticamente imposible NO descubrir América.
Únete a Bartolomé y Giacomo Colón, Juan de la Cosa, Martín Alonso Pinzón, Luis de Torres y muchos otros marineros que acompañaron a Cristóbal Colón en su búsqueda de Japón y descubre que la Historia no es como te la han contado, sino mucho más torcida.
A mis tres mujeres
Nota para el lector
«Bueno, pues ya hemos llegao a Japón», dijo Cristóbal Colón cuando descubrió América.
Esto resume de forma magnífica la figura del almirante: un tipo que lideró una expedición disparatada basada en cálculos erróneos y que no tenía la menor idea de adónde cojones había llegado por casualidad.
Tal fue el dislate que cambió el mundo.
Así suele acontecer en la historia: más allá de los grandes planes de los personajes célebres y de las tendencias sociales, al final las cosas toman una dirección u otra por azares absurdos. Napoleón, por ejemplo, tenía un plan ambicioso para dominar los mares y vencer a los británicos, pero, entonces, le encargó la misión a un tal Villeneuve, que, en lugar de hacer caso a Napoleón, se dedicó a hacer un crucero que duró meses por el Atlántico y el Mediterráneo, huyendo de cuantos enemigos encontraba. Y así, por culpa de un idiota, los grandes planes de Napoleón quedaron en nada y las guerras napoleónicas (y con ellas, el mundo) tomaron una dirección que no habrían tomado de haber nombrado almirante a otro. O quizá sí, según los miles de acontecimientos posteriores.
Esto queda clarísimo en lo tocante a Colón, y no solo por su rocambolesco descubrimiento: a lo largo de este libro, el lector encontrará mil equívocos, casualidades afortunadas o desafortunadas, malentendidos terribles, órdenes ignoradas y decisiones pésimas, todo ello aderezado con meses y meses de retraso en las comunicaciones, cosa que solo podía mejorar el mejunje. El resultado de esta sucesión de acontecimientos y casualidades fue un hallazgo tan impresionante como game-changer y una colonización descontrolada y virulenta que, a medio plazo, erradicaría a muchos pueblos nativos y diezmaría a los supervivientes.
Acercarse a Cristóbal Colón sin ideas preconcebidas es prácticamente imposible. Incluso el menos interesado en la historia conoce el personaje y lo considera o bien un héroe descubridor para mayor gloria