Travestiario. Donacio Cejas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Donacio Cejas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788412159660
Скачать книгу
y gracias a eso podemos hoy ver a golpe de YouTube un fragmento del espectáculo de Fregoli grabado por los mismísimos inventores del cine.

      Barcelona fue la primera ciudad española en recibir al transformista italiano, que trajo sus creaciones cómicas excéntricas (12) al Teatro Principal de Barcelona con clamoroso éxito entre los barceloneses que perdieron el seny ante tanto talento y tanto tronío. Un año después debutaría en Madrid salvando la temporada del Apolo con un numerazo llamado Camaleonte donde Fregoli hacía de una familia entera, señora incluída, cantando a dueto consigo mismo con una voz femenina tan conseguida que la prensa destacaba que era mejor que la de muchas tiples del teatro madrileño (13)(14).

      Fregoli superstar siguió viniendo a nuestro país cada año y muchos años después de su debut, ya talludito, el diario ABC publicaba en 1911:

      

       Fregoli es el encantador de todos los públicos de Europa, en su arte, lleno de variedad y de alegría, hay un compendio de todas las expresiones de la máscara humana, su gesto se refleja como en los espejos de un laberinto ciento, mil, ¡infinitas veces! (...) él ha sido el más original, ha constituido por sí solo toda una compañía y un repertorio, Fregoli fundador de un género y de una dinastía de imitadores...

      En efecto, amiga lectora, les faltó tiempo a las imitadoras para aparecer allá por donde Fregoli pasara, y si bien el italiano estaba casado y al perecer no practicaba el vicio nefando, lo del transformismo era campo abonado para que aparecieran otros artistas que practicaban aquello del gender fluidity sin ser ellas nada de eso.

      Los españolitos de la Belle Époque seguían agotando las entradas para ver a esos picaruelos transformistas como el francés Monsieur Bertin que triunfaba por los teatros del Madrid castizo cantando con voz de aguardiente parisino aquella canción de Carolina “La Belle Otero” (15) que decía:

      

       Si yo fuera gato negro y por tu ventana entrara a tú te hiciera...miau miau... ¡y a tu madre la arañara!

      

      De los numerosos muchachos que seguramente se subieron al carro del transformismo, fue un tal Rafael Arcos el primero que se hizo nombre en la prensa local –con el tiempo se haría actor de doblaje con cierta fama–, pero el primer triunfito del drag patrio fue un muchacho de cabello oscuro y mirada intensa llamado Ernesto Foliers que imitaba a las grandes damas del género ínfimo –a falta de una Rocío Jurado, que aún estaba nonata– y se conoce que Foliers hacía aquello con una sensibilidad y un gusto tales que cuando se ponía a imitar a La Fornarina (16) o La Chelito (17) lo hacía con propiedad y sin llegar a esas notas de color subido que lastiman la retina ni a desagradables amaneramientos que lucen otros que se dedican a tan difíciles cambios de personaje (18), es más, se le valoraba que actuaba acompañado de su esposa de forma habitual y que fuera del escenario mantenía una conducta irreprochable (19), entendiéndose que el joven Ernesto no era de la cáscara amarga a pesar de triunfar vestido de Pepita Ramos, La Goyita (20).

      La Foliers lo petó muy fuerte en los años diez, pero, no se sabe si por edad o porque ya el rollo fornarina estaba pasadísimo, su carrera comenzó a declinar y decide retirarse haciendo una gira de despedida como los toreros, hasta su última función en agosto de 1917 en el Magic Park de Madrid.

      Pero ¡ay, amiga! Ya por entonces el transformismo estaba más que implantado en los escenarios españoles y por cualquier sitio te salía un pollito bien que llegada la noche se vestía de Raquel Meller (21) para cantarte el Relicario por aquellas noches del Madrid canalla donde uno podía cruzarse con Buñuel, Lorca y Dalí haciendo de las suyas mientras Alvarito Retana (22), el escritor más guapo del mundo, escribía con pluma exquisita obras como Las locas de postín o A sodoma en tren botijo que años más tarde le ganarían una condena a muerte por el régimen de Paca La Culona (23).

      Muchos años después y oculto bajo el pseudónimo de Carlos Fortuny, el mismo Álvaro Retana recuperaba en un artículo para ABC (24) la memoria de estos imitadores de artistas y las míticas noches del Madrid transformista: Dorian, Bertini, Mirco, Alfredo Mayo, Luis Escudero, Naray, Morandaily, Antonio Alonso, Pepe Amoròs, Luisito Carbonell, Pastrany, Rubens, Fregolino, Vianor, Martini Miller o Di Franco fueron, según Retana-Fortuny suplantadores de la feminidad con mayor o menor arte y además tan numerosos que, recuperando la anécdota, la madre de una famosa cupletista se preguntaba si cabrían todos en Fernando Po, por entonces colonia española, en el caso de que se consiguiera encarcelarlos en la isla.

      El pobre Retana murió casi en el olvido en 1970, llevándose a la tumba la memoria de un Madrid loco, bohemio y libertino, poblado de artistas cuyo espectáculo fue tajantemente prohibido y perseguido bajo distintas leyes durante la dictadura (24). En 1964 publicó un libro, Historia del Arte Frívolo, que durante mucho tiempo fue casi la única referencia sobre el más extraordinario, extravagante y extratodo transformista de la España anterior a la Guerra Civil: Edmond de Bries.

      

       EDMOND DE BRIES, ESTRELLA DEL MADRID CANALLA

      Murciano como los paparajotes y cartagenero para más señas, Edmond –o Egmont– de Bries fue la gran estrella del transformismo en la Spain inmediatamente anterior a la Guerra Civil y, aunque su historia ha permanecido sepultada en el olvido, muy recientemente su figura está siendo recuperada gracias a obras tan minuciosas y necesarias como Orgullo Travestido del profesor Juan Carlos Usó (25) que recorre la trayectoria de la superestrella murciana a través de su presencia en periódicos y revistas de la época como Eco Artístico, Mundo Gráfico, Buen Humor y ABC entre otras.

      Coutourier de éxito, envuelto en crímenes (26), cuasi secuestrado por un presidente Venezolano (27), autoproclamado mago y vidente (28), hermano de una estrella del music-hall en Broadway (29) y triunfador en Argentina y Chile, mito sexual para bellas y ricas aristócratas (30) y consumado imitador de las estrellas del arte frívolo como Raquel Meller, la Bella Emilia, Pastora Imperio o Lola Montes... si algún transformista hizo méritos para que su vida fuese llevada al cine, ese sería Edmond sin dudarlo.

      Vestido con unas toilettes (31) que ríete tú de la Gala drag de Las Palmas, podemos imaginarnos a Edmond enloqueciendo al respetable castizo con sus fastuosas joyas y femenina figura cantando picaronamente aquello de japonesita ven que quiero yo libar los dulces ósculos de miel que tu boquita sabe dar y otros greatest hits compuestos para él por Álvaro Retana (32) mientras su famosa capa de armiño blanco de 17.000 pesetas dejaba entrever una clavícula sensual (33).

      Al caer la noche del fascismo, Edmond hace mutis por el foro y de él no se vuelve a saber jamás. La leyenda lo sitúa como discreto propietario de la mercería madrileña El Botón de Oro (34), pero aunque nos gustaría imaginarle llevando una plácida existencia rodeado de encajes y pasamanería al corte, si hacemos caso a lo que el propio Retana dejó escrito en su Historia del Arte Frívolo (1964), Edmond murió solo y arruinado en Barcelona en torno a los años cincuenta soñando con reaparecer victorioso (35).

      En 1982, muchos años después de la muerte de Edmond, Retana y casi todos los que recordaban las canciones de La Fornarina, Antonio Burgos recuperaba una anécdota sobre una actuación del transformista con la que quiero cerrar el capítulo con un buen sabor de boca:

      “...la orquestilla ataca ese pasodoble, siempre el mismo, y ya está allí Edmond de Bries, envuelto en un maravilloso mantón de Manila de aquellos grandes, con rosas rojas... Se pega las dos o tres vueltas de rigor, va a romper a cantar pero no le deja un admirador que, dirigiéndose a la platea donde está Juan con Rogelio, el de la empresa, le espeta


e-mail: [email protected]