Masculinidades, familias y comunidades afectivas. María del Rocío Enríquez Rosas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María del Rocío Enríquez Rosas
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786078616473
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rebeldía sin causa, irreverencia de identidad y subjetividad juvenil, de la consolidación de lo urbano y la ciudad como espacios contemporáneos de vida, cantaron y bailaron al compás del rocanrol junto al dique meloso de la balada moderna, como lo fueron Enrique Guzmán y Los Teen Tops, Alberto Vázquez, César Costa, Johnny Laboriel, Manolo Muñoz, Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo, Los Hooligans, Angélica María, Julissa, Leda Moreno, Vianey Valdez, Carlos Lico, Armando Manzanero, Roberto Jordán, Leo Dan, Julio Iglesias, Raphael, José José, Los Ángeles Negros, Los Terrícolas, Roberto Carlos.

      Desde este contexto histórico, económico y sociocultural cabe señalar que el mundo de la denominada música popular y romántica va de la mano con el desarrollo de una parte de las industrias culturales, cuyas innovaciones e incorporaciones del orden tecnológico está presente, entre otros ámbitos, en el de la radiofonía, la producción discográfica, el cine y la televisión. En este sentido, y con base en el estudio de De la Peza Álvarez (2001), se puede mencionar lo siguiente: el radio, como una de las primeras industrias culturales y trasmisoras de aquellos géneros musicales que considera como más rentables, en lo económico y sociocultural, tuvo en el bolero uno de los géneros musicales que contribuyeron, a nivel nacional, a la difusión de formas tradicionales de concepciones, prácticas y sensibilidades de las emociones y los sentimientos, entre cientos de hombres y mujeres radioescuchas. Las sintonías de estaciones radiofónicas como XEW, XEQ, XEb, La B grande de México, XERC y El Fonógrafo resultaron ser los canales principales del canto bolerístico con cobertura nacional y significación popular, mediante la sintonía de bandas (más) de amplitud modulada (AM) y (menos) de frecuencia modulada (FM). La experiencia cultural y tecnológica de la radio en la vida cotidiana de mujeres y hombres fue conformando una memoria musical colectiva en la que el bolero ocupó, y ocupa, un lugar importante al contar con un espacio en el que la repetición, la retórica y musicalización (mediante los programas, las complacencias musicales, las entrevistas a los artistas, el relato de sus anécdotas, entre otros aspectos) grabaron en las mentes de los radioescuchas la narrativa, la semántica y las representaciones del amor y desamor hechos bolero.

      De manera simultánea, otra de las industrias culturales como la discográfica proporcionaba, de forma boyante, la reproducción ampliada del capital musical de lo que se ha considerado como uno de los principales, y en otras no tanto, géneros musicales: el bolero. Compañías discográficas como Orfeón, Musart, RCA Victor, Polygram, Warner, EMI, Sony, entre otras, se convirtieron en las principales productoras y distribuidoras del registro y almacenamiento electrónico, atemporal, doméstico y comercializado de la música en su versión grabada. De esta forma, y en interconexión con otras dos de las industrias culturales visuales y sonoras del capitalismo moderno, como el cine y la televisión, permitieron una omnipresencia de la música, principalmente de la denominada popular, allende y aquende de las fronteras familiares, socioculturales, territoriales de miles de personas. La conjugación de lo sonoro, visual y escénico tuvieron en las películas, discos y programación radiofónica, la interconexión de todos los actores sociales (artistas, cantantes, grupos musicales y el público consumidor) mediante la producción, exhibición y comercialización de las películas (con los artistas y cantantes más destacados del momento, como Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, María Félix, Dolores del Río, Elsa Aguirre; tríos como Los Tres Calavera, Los Panchos, Los Tres Ases; intérpretes como Pedro Vargas, Agustín Lara, Marco Antonio Muñiz, Daniel Riolobos, Carlos Lico); discos (sencillos, álbumes y colecciones), programas de televisión musicales y comedias (Noches Tapatías, La Hora Azul, Domingos Hérdez, La Hora Celanese, El Show Estelar Mennen, El Club del Hogar, Estudio Raleigh, entre otros), programas de radio (Páginas del recuerdo, Siempre bolero, La hora de Pedro Infante, La hora del aficionado, La hora íntima, por citar algunos). Así, la música popular mexicana y extranjera tuvieron en estas industrias culturales un marco vasto para el mercado sentimental, con altos desarrollos tecnológicos y electrónicos, en el que el bolero, entre vicisitudes, mantiene y actualiza su narrativa, semántica, simbolización y representación del amor y desamor en el mundo de las relaciones de pareja.

      EL ABORDAJE METODOLÓGICO

      Con base en lo anterior, y como parte de la metodología seguida en la investigación, se parte de los siguientes presupuestos:

      a) Las emociones son significaciones sentimentales (1) como los hombres, desde la experiencia de vida de su condición genérica masculina y situación vital, (2) expresan la realidad sociocultural e histórica en las que aprenden y ponen en práctica el conjunto de aprendizajes sexuales, sus estéticas, las formas, los estilos, las representaciones, los usos, los alcances y simbolizaciones del amor y desamor.

      b) El amor y el desamor forman parte de la experiencia emocional como los hombres se implican en algo, (3) es decir, las formas sentimentales como vivencian su ser y estar en el mundo, mediante el canto de discursos afectivos contradictorios, significados en las canciones de los boleros.

      c) El bolero es un expresión simbólica como los hombres, de forma compleja, contradictoria, consciente e inconsciente, socializan e interactúan los códigos de la dominación masculina (sexista y misógina), mediante la interpretación de canciones que mantienen en el cautiverio (4) a las personas a las que aman y desaman y que se sitúan en temporalidades de larga o corta duración, según la intensidad, nivel y profundidad de la relación y sus correspondientes emociones y sentimientos desarrollados.

      d) El bolero es un género musical en cuyas letras se subjetiva y objetiva el poder de dominio sentimental de los hombres y que, desde su pertenencia al grupo juramentado, (5) negocian y transaccionan a las mujeres, en el marco de los pactos seriales patriarcales, significados en las relaciones sentimentales que establecen con las mujeres a las que aman y desaman.

      e) El bolero como forma, expresión y género musical es un lugar (6) emocional en el que los hombres, mediante la performancia de género masculina (7) interpretan, usan y se apropian (8) de canciones cuyas narrativas comunican formas sentimentales contradictorias, como el sentido del amor y desamor es significado, en tanto valores simbolizados de alegría y tristeza, desde los cuales se vivencian las emociones y los sentimientos.

      f) El bolero es un discurso en el que la caballerosidad, la seducción, el encanto, la soberbia y la misoginia sirven de andamiaje a la jactancia varonil como la conquista sexual de las mujeres; elabora mitologías y proezas tenidas en las distintas relaciones de pareja que experimentan los hombres a lo largo de sus vidas.

      g) El bolero es una entidad gramatical de sucesos de las relaciones genéricas, cuyas letras y título de las canciones dan nombre a las experiencias, reales e imaginadas, del amor y desamor como la estética sentimental masculina juega entre el encierro de las mujeres en el cautiverio y la autovictimización por el despecho y la traición de estas.

      Con base en lo anterior, se analizan algunas letras de canciones de boleros que permiten identificar ciertas prácticas socioculturales de cómo los hombres, desde su condición de género dominante, elaboran un conjunto de concepciones del mundo y creencias de la vida, mediante las cuales viven la experiencia sentimental del amor y desamor en diferentes momentos de sus vidas y con diferentes personas.

      En este sentido, y retomando los planteamientos de Carmen de la Peza (2001), se trata de conocer cómo las estructuras lingüísticas, literarias y musicales de las letras de las canciones del bolero constituyen interpretaciones emocionales y sentimentales como los hombres, desde el grupo juramentado, semantizan los aprendizajes culturales del amor y desamor en los que tienen lugar los siguientes procesos:

      • Asegurar que toda forma de expresión sentimental manifiesta a una mujer no les coarte la libertad de amar a otras más (ya sea sucesiva o simultáneamente), así como garantizar ser correspondidos con la misma proporción, o mayor a ella, a la entrega, el interés y la disponibilidad profesada a cada una.

      • Demostrar que cualquier forma de expresión emocional y sentimental no implique, ante las y los demás, una posición de debilitamiento o incumplimiento de los mandatos y atributos masculinos dominantes de género, ni que ello ponga en riesgo al grupo juramentado, ya que de ser así, y por obligación, públicamente se debe brindar una amplia, convincente y argumentada justificación, porque de lo contrario se es juzgado por la propia legislación y los mecanismos de los pactos patriarcales