Atrapada al atardecer. C. C. Hunter. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: C. C. Hunter
Издательство: Bookwire
Серия: Shadow Falls
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417525927
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hacia Holiday—. Si hasta tú has dicho que la mujer te había parecido sincera, ¿cómo han podido engañarnos?

      Holiday frunció el ceño.

      —Ya te he dicho que la lectura de las emociones nunca es fiable al cien por cien.

      Kylie se tragó su decepción al darse cuenta de que una pareja de ancianos había jugado con sus emociones. Al menos, cuando Derek o Holiday la manipulaban, lo hacían para aliviarla o ayudarla. Pero aquello era distinto; la habían manipulado para engañarla. Y tal vez algo más.

      Refrenó la irá que le subía por la garganta. Canalizar su ira hacia los ancianos todavía no le parecía correcto.

      —Sigo sin entender lo que pretendían lograr haciéndose pasar por mis abuelos.

      —Es evidente que no habían venido hasta aquí para acariciarte la mejilla y ofrecerte galletas —contestó Burnett—. Por suerte, Derek se enteró de todo y, sea lo que sea lo que trataban de hacer, se quedó en un intento frustrado.

      La mirada de Kylie se encontró con la de Burnett.

      —¿Está Mario detrás de todo esto?

      —¿Quién más podría ser si no?

      Kylie seguía tratando de comprenderlo.

      —¿Pero por qué iba a enviar Mario a una pareja de ancianos a hacer esto, cuando podría haber conseguido a alguien mucho más poderoso?

      —Porque creyó que así nos engañaría. Y casi lo ha hecho. —La cara de Burnett se ensombreció—. A partir de ahora tendremos que ser más cuidadosos. Te asignaré una sombra.

      —¿Una qué? —Kylie supo que aquello no le iba a gustar.

      —Una sombra —dijo Holiday—. Alguien que se quede a tu lado en todo momento.

       Sí, en efecto. No le gustaba.

      —Yo lo haré.

      —No, yo lo haré —dijo una voz profunda desde el marco de la puerta abierta.

      La voz de Derek se clavó en el pecho de Kylie como una lluvia de pequeñas y afiladas agujas. Levantó la vista y miró fijamente a esos ojos verdes, con motas marrones.

      El corazón le dio una sacudida mientras se empapaba de su imagen. Llevaba su cabello castaño algo enmarañado, como si se hubiera pasado las manos por él demasiadas veces. Vestía una camiseta desteñida que se pegaba a su pecho ancho, y sus pantalones preferidos, que se le ajustaban a la cintura y a las piernas. Su mirada la llamó de nuevo; había tanta emoción contenida en esos ojos. No se había dado cuenta hasta entonces de lo mucho que lo había echado de menos.

      Hasta entonces.

      Quería acercarse a él, tocarlo, apoyarse en él. Asegurarse de que estaba bien.

      Sintió la calidez del hombro de Lucas aún más cerca.

      Notó el ligero endurecimiento de la mirada de Derek, como si se hubiera dado cuenta de lo cerca que estaba Lucas. Entonces, Derek frunció el ceño.

      Una tormenta de emociones estalló en el interior de Kylie. Pero había una emoción que sobresalía entre las demás: la ira. Derek no tenía ningún derecho a estar enfadado por lo cerca que estaba Lucas de ella. Se había ido, aunque ella le había suplicado que no lo hiciese. Así que, ¿por qué esa necesidad de apartarla de Lucas?

      —Creo que ya has hecho suficiente involucrando a ese detective. —Los ojos azules de Lucas atravesaron a Derek.

      Derek se puso a la defensiva.

      —El señor Smith no está detrás de esto.

      —Puede que no —dijo Lucas, con la voz tensa—, pero los problemas llegaron a través de él.

      La tensión cargaba el ambiente hasta tal punto que resultaba difícil respirar.

      Burnett miró a Lucas.

      —No es necesario culpar a nadie.

      —Burnett tiene razón —dijo Kylie—. Además, fui yo la que se puso en contacto con el señor Smith. —Sintió como Lucas tensaba a su lado. Sospechaba que no le gustaba un pelo que se pusiera del lado de Derek. A ella tampoco le gustaba hacerlo, seguía enfadada con él. Sin embargo, no dejaría que culpasen a Derek por haber tratado de ayudarla. Siguió mirando fijamente al medio fae. Deseaba leer sus pensamientos o, al menos, adivinar sus emociones, de la misma forma que él podía leer las de los demás—. ¿El señor Smith está bien?

      Su mirada y la de Derek se encontraron de nuevo. Notó como la ira brillaba en sus ojos. No estaba segura de si era el reflejo de sus emociones, o si él también estaba enfadado. Probablemente fueran las dos cosas.

      —Sobrevivirá. —Derek apartó la mirada, y sintió que un vacío le llenaba el pecho. Algo le dijo que era un vacío al que tendría que acostumbrarse, pues nada había cambiado entre ellos.

      Nada.

      —Yo puedo ser la sombra de Kylie —dijo Della.

      —Y yo —intervino Miranda.

      Burnett las miró.

      —Ya que compartís cabaña con ella, tendréis que turnaros.

      —Estará más segura conmigo —respondió Lucas.

      —¡Baja de la nube! —murmuró Della.

      —Lo mismo digo —añadió Miranda, con el dedo meñique extendido como si le apuntara con un arma.

      Kylie dirigió la mirada a Miranda, luego a Della, después a Derek y, por último, a Lucas. Aquello no parecía real. Estaban hablando de ella como si no estuviera presente. Aunque sabía que querían ayudarla, y ella los quería por ello… bueno, los querría cuando dejara de sentirse así de molesta.

      Burnett miró de nuevo a Lucas y a Derek.

      —Me preocupa que estéis demasiado involucrados en esto.

      —Por eso mismo lo haríamos bien —contestó Derek—. Por eso mismo yo lo haría bien —respondió Lucas.

      Derek le lanzó a Lucas una mirada de desprecio.

      —Eres un verdadero imbécil, Parker.

      Los dos jóvenes comenzaron una guerra de insultos.

      —¡Venga ya chicos! —gritó Kylie—. Esto se está…

      —¡Ya basta! —ordenó Burnett. Lucas y Derek se quedaron en silencio—. A esto me refería, estos dos tienen otros intereses en relación a Kylie.

      Kylie enrojeció, más enfadada que avergonzada.

      —Tengo una idea. ¿Qué tal si alguien me pregunta lo que pienso sobre…?

      —Eso es ridículo —gruñó Lucas.

      Kylie parpadeó con incredulidad hasta que se dio cuenta de que se refería a las palabras de Burnett, no a las suyas.

      Burnett tensó los hombros y lanzó una mirada a Lucas y luego otra a Derek.

      —En estos momentos, no creo que ninguno de los dos vayáis a centraros en la labor de protección cuando estéis a su lado. No digo que no vaya a pediros ayuda en un futuro, pero ahora mismo…

      —Sigue siendo ridículo. —Lucas, que estaba al lado de Kylie, se puso rígido. Habría jurado que su temperatura corporal había aumentado uno o dos grados—. Moriría antes de que…

      —Yo también —espetó Derek.

      —Resulta que mi trabajo consiste en asegurarme de que nadie muera —respondió Burnett.

      Al menos en ese punto, Kylie no podía estar más de acuerdo con Burnett.

      ***

      Una hora más tarde, después de que Burnett y Holiday volvieran a la oficina para asignar