Un diccionario sin palabras. Jesús Ramírez-Bermúdez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jesús Ramírez-Bermúdez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786078667758
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la mano y ya. Entonces aproveché que ya tenía su mano, la levanté y la puse a caminar hacia su recámara, como si fuera una muñeca que obedeciera en automático.

      Técnicamente, podría corresponder a fenómenos de inercia patológica y apatía como secuelas del daño en la corteza dorsolateral del lóbulo frontal, pienso, pero no digo nada. Las explicaciones científicas serían presuntuosas y superfluas en este momento. Sólo pregunto:

      –Ya no tiene problemas con el control de la orina, ¿cierto?

      –Ya no los tiene. Pero lo que sí tiene es que anda de buen humor todo el tiempo, tan despreocupada que desde hace un par de meses se quita la ropa que su mamá escoge con tanto cuidado: se la quita totalmente, no se deja nada, ¡ni siquiera la ropa interior! Su mamá se enoja muchísimo, pero Diana nada más se pone alegre cuando la regañan, aunque, como le he dicho, también se puede poner furiosa sin razón, aunque la traten con dulzura –Oswaldo interrumpió de pronto su discurso, su rostro se contrajo en una mueca de alegría y sorpresa–. ¡Ah, por cierto, doctor, ya me acordé de otra cosa que me llamó mucho la atención! El otro día íbamos en mi coche, yo iba manejando, y Diana venía en el asiento de al lado, muy tranquila, de buen humor. Su madre me dio permiso de sacarla un rato a pasear. Fuimos al bosque de Tlalpan, y después al centro comercial Perisur, a comer algo. Cuando regresábamos a su casa, Diana iba muy relajada. Unas cuantas veces dijo algo en su idioma incomprensible del mimi mimi mimi, pero en general estaba más callada que otras veces. Entonces puse un disco compacto en el autoestéreo. Era un disco del grupo canadiense Arcade Fire, ¿los conoce, doctor? Lo que pasa es que cuando mi novia regresó de Inglaterra, venía encantada con estos músicos y con muchos otros grupos de rock británicos. Bueno, pues entonces, mientras íbamos de Perisur a la casa, Diana se puso feliz inmediatamente al escuchar a su grupo favorito. Me parece que estaba sonando una canción que se llama “Keep the car running”, “Mantén el coche corriendo”, y sin más ni más Diana se puso a cantar, ¡y muy bien! Y para mi completa sorpresa, empezó a cantar cada palabra de la canción, en su inglés perfecto, ¡se la sabía toda! Pero lo que más me sorprendió es que desde el accidente no había dicho ni una palabra bien, nada más que silencio y su lenguaje inventado, y ni siquiera había dado muestras de entender nuestras palabras, pero ahora, con la música, cantaba perfectamente y decía cada palabra con mucha claridad, pronunciaba perfectamente cada palabra. ¿Qué curioso, no, doctor? ¿Usted ha tenido muchos pacientes así?

      –¿En serio? –le pregunté.

      –Sí, doctor –respondió Oswaldo, susurrando como si su relato fuera secreto–. Cuando acabó la canción detuve la música y traté de hablar con ella, porque creí que se había curado mágicamente gracias a la música, pero otra vez no contestaba nada o me hablaba en su lenguaje de la m y de la i… y así ha seguido todos estos días, aunque ya hice el intento de ponerle otra vez su música favorita y lo que pude ver es que nada más canta en inglés sus canciones preferidas, pero no puede hablar en ese idioma a menos de que se trate de una canción, y tampoco puede cantar en español… Tararea las canciones, pero no se sabe las letras, ni siquiera trata de cantarlas. En resumen, no puede hablar en inglés ni en español, y no puede cantar en español, sólo en inglés. ¿Eso es normal, doctor?

      Confieso que no había atendido a una paciente como ella, y tampoco escuché previamente un relato semejante; la historia tenía sentido, sin embargo, al tomar en cuenta que el sistema del lenguaje verbal es diferente al sistema de la música en el cerebro, los engramas físicos (es decir, las huellas neurales) que hacen posible la significación, la semántica y la sintaxis del lenguaje verbal se almacenan en el hemisferio izquierdo, mientras que la memoria de tonos melódicos se resguarda en el hemisferio derecho, al menos en las personas que no somos músicos profesionales. El ritmo y la armonía son un asunto menos fácil de reducir a una localización precisa. Por otra parte se sabe que la lengua materna no se inscribe en las mismas regiones de la corteza cerebral que la memoria de una segunda lengua. Todo el relato del novio de Diana tenía un perfecto sentido neuroanatómico, pero me tomó por sorpresa, porque nunca había atendido un caso donde se cumplieran estas predicciones. Y se cumplían cabalmente, según Oswaldo. Canción tras canción, era evidente que el caso de Diana podía describirse como un problema grave de afasia, pero también como un caso de afasia cantante, y posiblemente como una forma musical de la afasia del políglota. La última vez que atendí un problema semejante fue hace mucho tiempo, en 1998, cuando era médico residente. Incluso hice un relato sobre aquel caso, con la ayuda de mi maestra, la Dra. Teresa Corona. Aún tengo el manuscrito. Lo titulamos:

      ELLA SÓLO RECUERDA LA LENGUA

      QUE LOS DEMÁS OLVIDARONCUATRO

      12:55 p.m.

      Oswaldo me trata con un franco exceso de confianza, diría yo, como si fuéramos grandes amigos y estuviéramos hablando de literatura y futbol en algún café hedonista de Montevideo, de Buenos Aires. Ahora apoya el hombro derecho en el marco de la puerta y juega con las manos; declara una vez más que Diana siempre será su mujer y, muy pronto, la madre de sus niños, y que no le preocupa la discapacidad, no le preocupa la falta de hueso en la cabeza y el aspecto frágil, blando, asimétrico. Le preocupa hacerle daño mientras hacen el amor, pues ella ha comenzado a buscarlo y él no desea rechazarla, pero no quiere lastimarla físicamente por falta de cuidado o por exaltación pasional. Sólo en este momento de la conversación detecto un rastro fugaz de inseguridad, pero bromea en seguida sobre el asunto, y otra vez estoy encerrado en mí mismo, con nuevos cuestionamientos: ¿se trata de un romance auténtico? ¿Estoy ante un caso de lealtad masculina a prueba de calamidades, ante un sujeto con capacidades de humor y amor como no las he visto en muchos años? He visto hombres capaces de sacrificarse por décadas para cuidar con paciencia a sus enfermos, pero se mantenían deprimidos y, en el mejor de los casos, aspiraban al heroísmo de la víctima. ¿Pero un hombre joven, que acepta con lealtad alegre y romanticismo infatigable la enfermedad que retira todo el glamour a su novia, y se queda con ella para rehabilitarla y casarse con ella? Eso sería tan insólito como la evidencia del canto afásico.

      ABRIL, 2009

      El Instituto de Neurología es como una ciudadela, un pueblo amurallado con quince edificios interconectados por puentes, pasillos cubiertos y descubiertos, calles y jardines. Desciendo la colina urbana, desde la Unidad de Neuropsiquiatría, ubicada en la parte alta del diseño arquitectónico, hacia la Unidad de Resonancia Magnética Nuclear. Un magneto de potencia espeluznante funciona allí como herramienta para generar imágenes del cerebro: fotografías digitales capturadas por métodos magnéticos, que permiten adquirir datos anatómicos inaccesibles a la vista, mediante una antena: supongo que se trata de un tema atractivo para cualquier teoría general de la imagen. Pero yo no tengo la menor idea acerca de los debates contemporáneos sobre la epistemología (o la física) de la imagen. Resignado a desconocer la mecánica secreta de la imagenología penetro en el búnker donde se encuentra el magneto, camino entre pantallas de computadora, encuentro a un amigo y maestro: el Dr. Roger Carrillo me extiende su reporte técnico.

      Existe una craniectomía en la región frontotemporal izquierda, con una zona de encefalomalacia principalmente a nivel de la región temporal del hemisferio izquierdo. He hablado de este tema varias veces con Diana y su familia, y hemos hecho planes para la colocación del hueso faltante en el cráneo de la chica.

      –El fragmento de hueso se encuentra en Monterrey –me ha dicho la madre.

      Piensan volar allá para colocarlo durante la última intervención quirúrgica. Al fin dejaremos atrás la fragilidad de la cabeza; a pesar de muchos años en el hospital de neurología no me acostumbro a ese aspecto y tal parece que no me acostumbraré nunca. Mientras leo el reporte de Roger Carrillo, posiblemente Diana y su familia se encuentran en el espacio aéreo, rumbo a Monterrey; tal vez está bajo anestesia, en los quirófanos de esa ciudad y ahora mismo el cirujano coloca el fragmento. Por mi parte, observo imágenes de resonancia magnética, en la secuencia conocida como FLAIR (por las siglas en inglés, que significan: Fluid Attenuated Inversion Recovery), y en la parte inferior derecha de cada corte (que corresponde a la porción posterior del hemisferio izquierdo) es fácil ver una región de aspecto irregular con