Alexandra
Es que yo quiero estar contigo ahora
Júlia
I jo no vull molestar-te
Alexandra
Júlia, ven por favor
Júlia
Va, un altre dia sí
Alexandra
Si tú no vienes…
Júlia
Què?
Alexandra
Voy a tu casa
Júlia
Ets una idiota, Alexandra
Alexandra
No, en serio, dime dónde vives, que voy
Júlia
Avui no cari, i no diguis ximpleries
Alexandra
No són ximpleries, vull anar a casa teva. Et vull
Júlia
Alexandra que em posaràs vermella
Alexandra
¿Qué estás haciendo?
Júlia
Res, al sofà, veient una serie
Alexandra
Si fuese a tu casa ahora podríamos hacer otras cosas…
Júlia
Alexandra!
Alexandra
¿No quieres?
Júlia
Clar que vull, idiota, però no avui
Alexandra
¿Y cuándo, entonces?
Júlia
Si passa, cuca, serà màgic, entens?
Alexandra
Va a pasar, quiero que pase
Júlia
I jo, no saps quant…
Lo siguiente que recuerdo, además de llevar las bragas mojadas desde la última vez que había hablado con Júlia, era estar en un cajero automático a las dos de la madrugada. Sara estaba intentando sacar pasta para entrar en un antro de esos de bolleras a los que solía ir. A mí me gusta salir a los sitios de fiesta por la música que ponen, no por el tipo de ganado que exhiben. Pero para gustos los colores.
—Olvídate de Júlia
—¿Qué coño te pasa, Sara?
—Tiene marido.
Qué pesada con el puto David, joder.
—Ya lo sé.
—Y tú también tienes señor.
—También lo sé.
—Hazme caso, Júlia nunca va a dejar a David por ti.
—¿Y por qué no?
—No te líes con ella, no merece la pena.
Sí, merecía la pena. Júlia lo merecía todo aunque fuera una putazorra.
—¿Es tu Némesis o algo?
—Tía, solo te digo que te va a hacer daño, te estoy avisando. Solo se quiere a sí misma y su marido le da de todo. Además, ella quiere un tío al que llevar los findes a comer a casa de sus padres y no le mola rayarse por estas movidas.
—¿Pero qué dices?
—Por las movidas de lesbianas.
—Ah, ya. No ha pasado nada, Sara.
—Ya, pero te he visto toda la puta tarde con el móvil y estabas hablando con ella del puto poliamor.
—Tranqui…
—Yo estoy tranqui, tú verás. Va, date prisa que si llegamos antes de las tres la entrada vale seis pavos.
Otro flashback: Sara diciéndome lo mucho que le gusto. Sara llorando porque su Sara no la quiere. Sara intentando comerme la boca en aquel bar de bolleras. Yo, súper taja, dejándole que me la coma. Sara diciéndome que me quiere follar, que vaya al baño con ella.
Le pego un pequeño empujón y me largo. Me pongo a buscar el baño. Subo a la planta de arriba, hay una cola que flipas. Voy a ir al de tíos cuando me doy cuenta que es una jodida discoteca de lesbianas y hay tías en los dos baños. Espero. Me echo agua en la cara. Una de las amigas con las que habíamos entrado se me acerca y se me pone a hablar de algo. No sé qué coño le digo, estoy totalmente ida. Por fin entro al lavabo. Meo como puedo, todo está guarrísimo y lleno de pegatinas con festivales y conciertos.
Bajo otra vez y Sara está bebiendo y hablando con una amiga. Me acerco. Me hablan y no entiendo nada. Apestan a Jäger. Bailamos putamierda de reggaetón, la decadencia de Occidente. Me vienen imágenes de la conversación con Júlia. Miro el móvil. Son las cuatro y media de la mañana, a las ocho entro a currar. Me despido como puedo y me largo a pillar el autobús a la plaza Universitat. Por el camino leo los mensajes de mi madre, preocupada, diciéndome que avise si voy a casa a dormir; el mensaje de buenas noches de mi novio; mis amigos rayándome como de costumbre; el puto Twitter otra vez.
Paso de todo y me meto en el chat de Júlia. Releo todo lo que nos hemos escrito por WhatsApp. Estoy esperando al puto bus, que no llega. Antes de acabar de leerlo todo, se me va la pinza y le mando una nota de audio. Todavía sigo borrachísima y no tengo ni puta idea de lo que hago. Lo único que recuerdo es que le repetí varias veces: “aprovéchate de mí, Júlia, aprovéchate de mí”.
III
Adrià Salvador era un tío de 30 años al que la vida no trataba muy bien, o eso decía él. Eso es lo que dicen todos los hombres como si a nosotras nos fuera de maravilla. No solo corremos el riesgo de que nos violen; además, si nos ponemos chulas e intentamos defendernos, nos matan. Adrià era otro gilipollas más, cómo si en el mundo no hubiera suficientes.
Amante de Júlia, oí hablar de él mucho antes de liarnos. La muy imbécil tenía una puta espina clavada porque una vez, después de follar, no la había abrazado. Esa era la tragedia. El día que me empezó a rayar con él yo estaba camino de mi pueblo, con mis padres, en el coche. Creo que era Semana Santa. Cuando Júlia me habló estaba anocheciendo y me quedaba poca batería en el móvil.
Júlia
Hola cari
Alexandra
Ey, ¿qué tal?
Júlia
Bueno, fent, com estàs?
Alexandra
Bien, nada, estoy de viaje
Júlia
On ets?
Alexandra
De visita al extranjero, en España
Júlia
Que idiota que ets!
Alexandra
Això sempre, Júlia
Júlia
No diguis això. Et molesto?
Alexandra
No, que va, si lo más entretenido que hay por aquí es mi padre escuchando la Cope
Júlia
Vale
Alexandra
Y tú, ¿cómo estás? Que no te he dicho nada
Júlia
No passa res, cuca