Orígenes y desarrollo del fútbol en el Uruguay. Juan Carlos Luzuriaga. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Carlos Luzuriaga
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789974877108
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Bremen y el Arsenal. Incluso los ingleses formaron un nuevo club, el British Football Club, capitaneado por Hebert Miller. La proliferación de equipos hizo al fútbol cada vez más competitivo.

      Un impacto multicolor

      Enumerar los equipos que surgían por todo Montevideo a fin de siglo da una pálida imagen del fenómeno que vivían los contemporáneos, particularmente los jóvenes. El fútbol, deporte de la elite británica primero y de la criolla después, se había dado a conocer a una sociedad que lo tomaba como una moda apasionante. En los baldíos urbanos y en los suburbios se sumaban los aficionados que imitaban lo que habían visto en Punta Carretas, en Peñarol o en el field del Albion en Paso del Molino. Se improvisaban los balones, los arcos y la vestimenta. Los vecinos veían a los adolescentes de su cuadra jugar por horas y discutir con vehemencia las incidencias de los encuentros. Los fines de semana eran propicios para desafiar a los jóvenes de la otra cuadra o la otra escuela. Las griterías se hicieron habituales. Los jugadores más hábiles o entusiastas —muchachos de 10, 12, 14 años— empezaron a verse formando clubes en serio, como lo hacían aquellos de 16 o 18 a quienes veían enfrentarse entre sí o con los marinos británicos.

      Las casas de familia se convirtieron en improvisadas sedes donde madres y abuelas confeccionaban indumentaria y bordaban banderas. Los nombres y colores elegidos a veces suscitaban largas polémicas. Lo importante era poder competir. Los domingos la ciudad se poblaba de botijas que iban a jugar al fútbol luciendo sus blusas, orgullosos y desafiantes. Así, en dos o tres años, el fútbol pasó de lo extraordinario a lo habitual, primero para la sociedad montevideana y después para todos los uruguayos.

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      V

      LA EXPANSIÓN DEL FÚTBOL:

      1900-1905

      La formación de la League

      Tras la exitosa experiencia con el programa de partidos entre clubes del año anterior, en febrero de 1900 Henry Lichtenberger, figura relevante del Albion, invitó al CURCC, el Deutscher y el Uruguay Athletic a formar una asociación que organizase las competencias de fútbol entre ellos. Luego de reunirse en la sede de Albion y en el café Cambronus, el 30 de marzo decidieron crear The Uruguay Association Football League. El torneo se disputaría en dos ruedas, como locales y visitantes, y el ganador obtendría una copa de plata de origen británico que costaría 46,20 pesos a cada club. Quien conquistara el trofeo tres veces seguidas lo conseguiría en propiedad.

      Las reuniones de la League se celebraban y registraban en inglés. Su primer presidente fue Percy Davison Chater, representante del CURCC. La entidad comenzó a sesionar en el local comercial de Lichtenberger, en la Ciudad Vieja. En sus inicios se manejó como una asociación exclusiva; si bien en los clubes participaban criollos, estos estaban supeditados a los británicos o sus descendientes, que siempre pertenecían a la clase alta. Obsérvese que por entonces había decenas de teams deambulando por la ciudad y jugando al fútbol en sus descampados, y muchos de ellos ya habían enfrentado al Albion. Sin embargo, para organizar la liga y el torneo este club convocó a un grupo reducido de pares.

      Desde el otro lado del río, la Argentine Association Football League envió sus felicitaciones, en una carta fechada el 13 de junio en Buenos Aires:

      […] must congratulate you on the formation of the Football League in Montevideo which I am sure will prove in the able honor of your committee and complete success […].

      Tranvías, ferrocarriles y fútbol: intereses comunes

      Es compartible la idea, bastante difundida, de que el interés comercial acompañó la formación de la League. La empresa del Ferrocarril, en sintonía con el sport que se difundía a ojos vistas, anunciaba el 28 de mayo de 1899:

      También las empresas de tranvías habían advertido que los partidos de fútbol generaban un importante movimiento de público, y para estimular la demanda facilitaban a los clubes campos e instalaciones. Esto revela que los clubes de la época contaban con poco o ningún capital para hacer inversiones, con la salvedad del CURCC, que tenía detrás la empresa extranjera más importante del país. Los primeros campos de juego naturales estaban en Punta Carretas, mientras en Peñarol el CURCC tenía espacios cedidos por la compañía y su field en el cruce de lo que hoy es Coronel Raíz y Casavalle.

      La empresa de tranvías del Paso del Molino fue la primera en ver el negocio de crear espectáculos para luego trasladar a los espectadores. A fines del siglo XIX apoyó al Albion en la construcción de su field en el Prado, sobre la avenida 19 de Abril. La Compañía de la Unión y Maroñas llegó a un acuerdo con sus compatriotas del Deutscher para construir el Gran Parque Central, con dos campos de fútbol a los que se entraba por la avenida 8 de Octubre y por Jaime Cibils. Por su parte, Tranvías del Este siguió con su línea hasta la estación de Punta Carretas, donde había sido autorizado a jugar el Uruguay Athletic, el cual a su vez permitió que el campo fuera utilizado por el recientemente creado Nacional. El gerente de la empresa tranviaria, Juan Cat, apoyó la iniciativa y aprobó que dos piezas de la estación se emplearan como vestuario; también facilitó bancos largos y palanganas.

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      La masa crítica

      A fines del siglo la concurrencia empezó a ser masiva. El 5 de agosto de 1900 el segundo equipo de Albion venció 3 a 1 al Titán —conjunto del Paso del Molino con cancha en el camino Castro—, ante unas dos mil personas. En el Titán jugaban tres hermanos que harían historia en el fútbol: Amílcar, Bolívar y Carlos Céspedes.

      El 16 de setiembre del mismo año se enfrentaron Quilmes de Buenos Aires y Albion en el stadium de este último en el Prado, ante ocho mil espectadores. El resultado fue un 1 a 1. Al día siguiente se jugó en villa Peñarol, con triunfo de los locales.

      El término masa crítica hace referencia al conjunto de aficionados y de jugadores que a partir de determinado número permitió la supervivencia y la superación del deporte; pongamos, doscientos o trescientos jugadores y unos tres mil aficionados de firme. Entre las instituciones, seguramente la primera masa crítica la logró el CURCC entre 1897 y 1898, con tal vez unos cien jugadores y quinientos aficionados. Estos últimos surgían mayoritariamente del millar de empleados del ferrocarril, en una villa en la que vivían unas cuatro mil personas. Esta fuente de reclutamiento de adeptos, que al menos en ese momento contaba además con el visto bueno de la empresa, cimentó la popularidad y el crecimiento deportivo del conjunto de la villa y le permitió ser hegemónico en un sport aún restringido, como lo manifiesta la obtención de la primera Copa Uruguaya disputada.

      Paralelamente, la cantera de Nacional era la juventud universitaria de la época, círculo originario del team. Hacia 1900 existían en Montevideo 400 estudiantes universitarios y 230 secundarios, según registra Enrique Méndez Vives. Tres años después, ambos grupos sumaban 802 jóvenes. Como referencia de la masa crítica competitiva en aquel momento y lugar puede tomarse uno de los más duros rivales de los equipos montevideanos: el hms Flora. Este reclutaba sus players entre unos trescientos marinos y exhibía mayor experiencia que sus rivales montevideanos, a los que normalmente derrotaba. En esos momentos la prueba de la popularidad del CURCC es que el número de seguidores igualaba o superaba al de los empleados del Central Uruguay Railway.

      El apogeo de Albion: 1896-1901

      Alejados el Cricket y el Rowing de la competencia en fútbol, el papel rector fue asumido por el Albion. En 1898 este club alentó la publicación de las reglas del football. El folleto —en el cual se advierte que la traducción fue «aprobada por el Albion» y las distancias se expresan