La vida es una danza. Antonina Canal. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonina Canal
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789585564121
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Bailarinas egipcias

       Las Ghawazee y Awalim

      En el siglo XVI, existían otro tipo de bailarinas llamadas Ghawazee o «gitanas egipcias», quienes fueron las encargadas de expandir la danza oriental por diferentes países. Ellas eran tribus de mujeres libres, nómadas y familias de comerciantes que viajaban por los diferentes países en rutas de intercambio. Mientras que los hombres de las tribus tocaban instrumentos, las ghawazee bailaban tocando chinchines* (crótalos o zagat*). A menudo, bailaban para ocasiones festivas, matrimonios o partos.

      Las ghawazee bailaban al aire libre acompañadas de instrumentos como el nay* (flauta) , la darbuka* (percusión) el mizmar* (una especie de trompeta) y la tabla*, se caracterizaban por conservar la esencia espiritual y estética de esta danza, aunque era improvisada, espontánea y libre, los movimientos más bruscos, se bailaba en planta de pie.

      En esta época nace la costumbre de dar dinero a las bailarinas, premiando su talento por medio de joyas o monedas, y también era una manera de sobrevivir.

      Su vestuario era muy llamativo, de colores brillantes y alegres, llevaban adornos acentuados, brazaletes, cinturones de monedas, tobilleras, aretes, colgantes, diversos accesorios y ornamentos; se maquillaban los ojos de color negro con Kohl* y a veces tenían un anillo en la nariz.

      Decoraban sus manos y pies con tatuajes de henna*. Al no tener hogar o lugar para dejar su riqueza, acostumbraban llevar su joyería «puesta» y usarla como ornamento y decoración para su danza, la cual era bastante terrenal: golpes, giros, shimmies*, rodillas flexionadas, gritos agudos e interacción con el público.

      También leían las ostras o el café, adoraban recorrer largas distancias y compartían escenarios con juglares, magos y otros personajes de la era medieval.

      Existían también otro tipo de bailarinas llamadas Awalim* (plural de Alima, que significa: sabia, la que sabe), eran bailarinas de clase alta, que estudiaban el arte de la danza oriental, la música y la poesía.

      Además de bailar, cantaban y recitaban poesía en las casas de aristócratas y en las mansiones de gente culta. Eran altamente respetadas e influyentes en los palacios, actuaban acompañadas de instrumentos como el nay*, oud*, kanoon* y tabla*, bailaban con candelabros, sables y otros elementos del folclore árabe. Las bailarinas awalim eran altamente respetadas e influyentes en los palacios egipcios.

      Muchos de los movimientos de cadera, abdomen, vientre y pasos de la danza oriental tienen su origen en las ghawazee, y poco a poco con el desarrollo socio-cultural e histórico se generó una nueva generación de estudiosas bailarinas las cuales se dedicaron formalmente al arte de la danza oriental como una forma de expresión mucho más estética, refinada y sofisticada; ellas se denominaron Awalim y dan origen a una nueva etapa dentro de la danza Raks Sharki.

       Época de oro

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       Badia Masabni (1989-1975): la pionera

      Nacida en Shtura, Líbano y fallecida en Beirut, vivió la mayor parte de su vida en Cairo, Egipto, Badia Masabni fue la gran pionera y creadora de la danza oriental en la era moderna, además de ser considerada como su gran madrina, pues sus ideas, estilo e inspiración influyeron de manera definitiva en su concepción.

      Hasta finales del siglo XIX, la danza oriental se bailaba en privado o en locales pequeños, todo era improvisado y espontáneo, hasta que en 1926, Badia Masabni abrió el primer cabaret egipcio, una sala de fiestas en el Cairo llamada Casino Badia (en otras versiones Casino Opera* o Badia’s casino) que llegó a ser muy popular. Allí había un espectáculo de bailarinas de Raks Sharki con coreografías elaboradas, vestuario, escenografía y una producción más robusta.

      Badia tuvo la brillante idea de incorporar una orquesta de músicos clásicos en vivo, cantantes, comediantes y algunos números europeos. Agregó el Taxim* (o taksim*), utilización de instrumentos de viento o de cuerda (laúd*, acordeón, violín, qanun*, nay, teclado y voz.), que genera una melodía.

      Tuvo el mérito de profesionalizar la danza, adaptándola al gran escenario del Casino Badia. En esta época, se incluyeron elementos del ballet clásico de Europa: giros y grandes desplazamientos, movimientos más estilizados de brazos, arabesque* y punta de pie. El vestuario preferido se inspiró en las películas americanas: de dos piezas, con flecos y pedrería, peinados europeos, y piezas de joyería importantes en aretes, collares y peinetas.

      Muchas bailarinas consiguieron fama internacional a través de este casino, e incluso se les abrieron las puertas en el mundo del cine, pues en estos años se produjeron muchísimas películas con bailarinas-actrices y adquirieron un estatus que nunca habían tenido. Algunas de las bailarinas que más sobresalieron del casino de Badia fueron: Samia Gamal, Tahia Carioca, Hekmat Fahmy, y Naima Akef.

       Las leyendas de la danza oriental

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       Samia Gamal (1924-1994 Egipto)

      Se crió en el Cairo, al lado del famoso bazar Khan ili Khalil*, su verdadero nombre era Zaynab Ibrahim Mahfuz, era una bailarina nata con una gracia muy particular. Muy pronto, Badia Masabni reconoció su talento y la contrató para bailar en su casino, en donde pasó a ser una solista de gran acogida. Su estilo de danza tuvo gran influencia del ballet clásico, mezclaba danza árabe, latina y occidental. Su aporte a la danza es enorme, incorporó giros y grandes desplazamientos, la postura, el arabesque y el uso del velo. Impuso la moda de bailar con tacón alto e importantes vestuarios elaborados con joyería.

      El rey Farouk la nombró la «bailarina nacional de Egipto» y muchos la consideran la bailarina de danza oriental más grande, influyente e importante de la historia. Dejó un legado de ochenta películas como protagonista y bailarina, llegando a Hollywood y siendo gran inspiración para las bailarinas de futuras generaciones. Se enamoró del reconocido músico y productor de cine libanés Farid El Atrash*, quien componía la música mientras ella bailaba e interpretaba todas sus canciones; ambos se hicieron muy famosos por sus películas y presentaciones en Egipto, Líbano y Siria. Paradójicamente, Farid se negó a casarse con ella si no dejaba la danza, por lo que lo dejó y se casó tiempo después con el millonario Sheppard King, quien incluso se convirtió al islam por ella. Se casó por segunda vez con el actor Rushid Abaza y tuvo una hija con él. Bailó hasta el final de su vida y realizó múltiples giras mundiales. Su legado es de gran importancia para el Raks Sharki en el mundo.

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       Tahiya Carioca (1915-1999 Egipto)

      Su verdadero nombre era Badaweya Kareem Al Nirani, nació en Egipto y en su adolescencia abandonó su casa para irse al Cairo y seguir su sueño de bailarina. Badia Masabny la recibió en su casino y al poco tiempo se convirtió en solista y en una de las mejores bailarinas. Con una personalidad encantadora y además cantante, llegó a ser tan famosa que el rey Farouk de Egipto la invitó a bailar en su aniversario. Perteneció a la generación de actrices-bailarinas y realizó muchas películas, ente ellas: Juventud de una mujer (1955), que ganó el premio en Cannes como mejor película extranjera. Se casó catorce veces con hombres ricos de negocios y estrellas de cine. Durante la Segunda Guerra Mundial ayudó al pueblo egipcio a través de muchas instituciones, recogiendo donativos y haciendo presentaciones gratuitas.

      En su danza refinó los movimientos, enfatizando en los golpes de cadera, vibraciones y ondulaciones, y combinando movimientos de pecho. Hoy en día, los maestros coinciden en que Tahia llevó la danza