La vida es una danza. Antonina Canal. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonina Canal
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789585564121
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se ha desarrollado en algunos países europeos y de américa debido a la inmigración árabe, como en Alemania, Francia, Brasil y Estados Unidos.

      Aprovecho esta oportunidad para saludar a mi amiga la Sra. Antonina Canal, Directora de la Academia Prem Shakti en Bogotá, y felicitarla por su iniciativa de publicar un libro sobre la danza oriental. Le deseo mucho éxito en la enseñanza de este baile tan sensual en un país tan rico culturalmente como Colombia. inline

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       Ph. Archivo Prem Shakti // Teatro Colsubsidio Roberto Arias Perez. 2017 // Puesta en escena abanicos de seda fantasia fusión // Carla Acosta, Angela María Chia, Ailyn Medina, Raquel Gonzáles.

       La danza en la antigüedad

      La danza oriental es un arte milenario y una de las más antiguas del mundo. Se conoce también como Raks Sharki, que literalmente significa danza oriental. Como su nombre lo indica, tiene su origen en los países del Medio Oriente y combina elementos de danzas del norte de África. Aunque sus orígenes precisos son inciertos, hay documentos que comprueban que nació en Egipto entre 1200 y 1300 A. C., y que era utilizada por las sacerdotisas de las orillas del río Nilo como danzas rituales de fertilidad, carácter místico y ceremonial expresando la magia, el poder, la sensualidad, la sabiduría del espíritu femenino y la Diosa. Estos mismos ritos tuvieron lugar en Turquía, Mesopotamia, Fenicia e India, pero su principal y más antiguo origen es Egipto.

      Desde la época antigua, hasta hoy, la danza oriental ha evolucionado a través del tiempo en diversas formas, adoptando su propia escritura, tradición, folclore, ritmología, lenguaje, vestuario y elementos acordes con los diferentes momentos históricos y socioculturales.

      El término «Dance du ventre», aunque no es del todo correcto, se empieza a utilizar en el siglo XIX por la fascinación de los europeos, principalmente los franceses, que viajaron a los países exóticos de Oriente en busca de nuevas experiencias culturales, paisajes, tradiciones y costumbres. Estos viajeros llegaron a Egipto y encontraron en el desierto del Sahara a hermosas mujeres árabes con el vientre descubierto, danzando al ritmo de instrumentos exóticos con movimientos ondulantes de cadera y bajo abdomen, que no existían en las danzas europeas, mucho mas rígidas y lineales. Así, nació el término dance du ventre, que más tarde pasó a España como danza del vientre y luego a Estados Unidos como bellydance.

      Sin embargo, este término corta el verdadero significado, historia y propósito de esta danza, ya que es bastante limitado, y si bien el énfasis de la danza oriental se basa en los movimientos de caderas, el cuerpo se expresa de manera integral y armónica en más de treinta ritmos diferentes con un amplio contenido, sabiduría y profundidad que expresan, honran y celebran la esencia femenina en todas sus facetas y en muchos planos. Así pues, el término correcto que se debe utilizar es: el danza oriental o Raks Sharki.

      A través de la historia, miles de mujeres han danzando los maravillosos e hipnotizantes ritmos ondulantes, sensuales y misteriosos de la danza oriental, honrando y celebrando la expresión del espíritu femenino, la capacidad de dar a luz y crear esa conexión sagrada con el aspecto divino, sagrado y mágico de la diosa.

      Las mujeres han encontrado en este arte milenario un espacio de liberación, celebración, conexión espiritual, diversión, creatividad, oración, mística y empoderamiento. Aunque la danza oriental es practicada más por mujeres y su origen ritualístico es femenino, también es realizada por hombres en las danzas tradicionales del folclore árabe y la danza sufi o Tanura.

       La danza ritual:

       la danza de las sacerdotisas

      Existen debates sobre el origen preciso de la danza Oriental debido a la poca documentación que hay al respecto; sin embargo, existen hipótesis y sustentaciones importantes de muchos historiadores que coinciden con que la danza es quizá la más antigua de las artes; esto se sustenta en el registro pictórico que existe en pinturas rupestres, grabados, dibujos en piedra, jeroglíficos, entre otros. Antes de la escritura, el ser primitivo dejó plasmadas sus vivencias y estilo de vida en esta forma de lenguaje.

      En algunos frescos y pinturas rupestres se han encontrado mujeres danzando en diferentes posturas en Egipto antiguo.

      Se ha comprobado que estas danzas se bailaban inicialmente de manera ritual y ceremonial, haciendo un culto a la fertilidad y a la expresión de los aspectos divinos de la mujer.

       Egipto:

       la diosa Hathor, celebrando el espíritu femenino

      En la Edad Antigua, la danza oriental era de tipo ritual, constituía un espacio ceremonial practicado por sacerdotisas en los templos de Nilo, un espacio sagrado en donde se enseñaba a las mujeres cómo preparar el cuerpo para el parto, por los movimientos pélvicos y de vientre que se hacían, así como también la expresión, oración, mística, espiritualidad y conexión con su aspecto divino. Las mujeres danzaban en rituales de fertilidad, femineidad y expresión del poder femenino.

      Sus movimientos circulares promovían y estimulaban el alumbramiento o «dar a luz», exaltando también las cualidades físicas de la mujer: las caderas, los pechos, los hombros. Sus movimientos circulares, sensuales y ondulantes semejan un espiral, muy conectado con los ciclos de la luna, las olas del mar, las ondas de la naturaleza representada en las flores y los cinco elementos: tierra, agua, aire, fuego y éter. El círculo representa la energía femenina, lo creativo, receptivo, sensorial, sensual, intuitivo. Estos rituales de danza practicados por las antiguas sacerdotisas en los templos a la orilla del río Nilo expresaban la magia y el poder femenino en todas sus formas: la fertilidad, maternidad, juventud, edad adulta y vejez.

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      Hathor

      Representación: Mujer con cabeza de vaca o mujer con disco solar. Es considerada una de las diosas más importantes de la mitología del antiguo Egipto. Hija de Ra* y esposa de Horus*, es la madre divina de la danza, las artes musicales, la fertilidad, la belleza y la salud. Esta divinidad representa la inspiración de la danza y la celebración de la vida.

      Hathor* se expresa a través del instrumento de la percusión (darbuka o tambor árabe), representando el corazón de la bailarina, el latido de su corazón que se expresa en cada movimiento, la capacidad de sentir el poder del momento presente y la fuerza de su espíritu.

      Conocida además como: la amante de la vida, el amor, el romance, la dicha, la pasión y el sexo. También es llamada «madre de las madres» y la «señora del cielo y las estrellas». Muchas danzas y rituales se realizaron entorno a esta divinidad, y es considerada las más importante dentro de la mitología egipcia como madre de la danza oriental, patrona de las mujeres y benefactora en el alumbramiento o parto.

      Esta teoría es apoyada por Morocco* (Carolina Varga Dinicu) reconocida maestra, autora y bailarina marroquí, quien explica que el origen de estas danzas está asociado con la fertilidad y es el punto de nacimiento de la expresión femenina de la maternidad. En el antiguo Egipto, existen registros de tumbas, pintadas en las paredes, que narran la ceremonia que se realizaba en honor a la diosa Hathor —diosa de la danza, la música, belleza y feminidad— en donde se aprecian bailarinas, músicos con instrumentos musicales, y una dinámica ritual y ceremonial a través de la danza oriental. También se ha dicho que la famosa danza de los 7 velos era en realidad la danza de los 7 chacras o centros energéticos, donde cada velo que la bailarina removía era una máscara del ego que se caía hasta desnudar su alma, en un espacio ceremonial de conexión profunda, oración y misticismo.

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