Dios pone en juicio las prioridades del pueblo, cuestiona que hayan ido tan lejos en su abandono e indiferencia hacia su gloria y denuncia una temible incoherencia. Por medio de su profeta, denuncia la procrastinación del pueblo, que ha postergado irresponsablemente la reedificación del templo, sin estar atento a los acontecimientos políticos, a los signos del reino de Dios favorables para hacer la mejor inversión en la casa de Dios, redoblar esfuerzos y alterar las prioridades. Buscar primero lo sagrado en la época de Hageo era como buscar primero el reino de Dios en la enseñanza de Jesús31.
El sentido de la palabra “artesonada” nos lleva a su significado original de ‘colocar un forro’, relativo a los acabados en la construcción, algunas veces extravagantes. Cuando ellos llegaron, reubicaron el altar y pusieron las bases del templo de Dios, pero el resto continuaba en ruinas, sin techo. Los judíos expatriados eran de los sectores acomodados de la sociedad judía, estaban acostumbrados a un estilo de vida descrito por Jeremías en la siguiente cita bíblica. “Ay del que se edifica su casa espaciosa, salas airosas, grandes ventanales, cubiertas de cedro y pintadas, sin justicia”32. Los acabados de las casas eran lujosos; las paredes se cubrían con maderas finas, similares a los acabados de los palacios reales.33 Inclusive podemos sospechar que utilizaron para sus edificaciones la madera de cedro destinada para el templo, ya que para reiniciar el proceso de reconstrucción se necesitó subir a buscar más madera, autorizada por Ciro.34 No sólo las prioridades se alteraron; también el uso de los recursos previstos por Dios a través del rey persa, para quien “Jehová es Dios de los cielos que le ha concedido todos los reinos de la tierra y le ha mandado que le edifique casa en Jerusalén”.35
El valor que le daban a lo sagrado estaba a tal punto deteriorado que dejaron el templo en ruinas. La postergación de lo prioritario y el mal uso de los recursos, son problemas que aquejan al pueblo de Dios aun hoy. Para la casa de los adoradores, material importado, de primera calidad, sin escatimar gastos; para la casa de Aquel a quien debían adorar permanente, por el momento, nada.
El profeta continuó expresando la Palabra inspirada; lo hace con una tremenda declaración, que suena a provocación divina. Dios ironiza a su pueblo y, con una pregunta provocadora, les dice: “Mi casa está desierta y ustedes están decorando las suyas” (v. 4). Dios deseaba que el pueblo ordenara sus prioridades. Cuando desordenamos el orden de nuestras prioridades, a Dios le parece inconcebible que no tomemos conciencia del desorden una vez que Él ha reordenado nuestras vidas.
Es evidente que el evangelio trata de la gloria de Dios, de la conciencia de su presencia en nuestra historia, no de templos como espacios sagrados suntuosos y lugares de culto funcionales. El cristianismo necesita permanecer claro en su austeridad, sencillez y humildad, por más heredero que sea de obras arquitectónicas. La gloria de Dios sobrepasa el espacio de culto, y Dios se muestra más glorioso en la funcionalidad, eficiencia y practicidad del avance de la conciencia de su reinado. Debemos seguir siendo ese pueblo especial, esa comunidad que sirve para la gloria de Dios. Por lo mismo, es incompatible con el evangelio de Jesucristo la extravagancia de algunos pastores, ministerios e iglesias que muestran y ofrecen a las personas lo que ellos quieren como sujetos de consumo, para la gloria de sí mismos. Dios nos llama a un diálogo honesto para interrogarnos acerca del valor que le estamos dando a su gloria, pues en “algunos espacios” se ha tornado visible que el templo aún está en ruinas.
Notas: Preguntas para la reflexión:
1. ¿Cuáles fueron las causas internas y externas que llevaron al pueblo a no continuar el proyecto de reconstrucción?
2. ¿Qué sucede con nosotros cuando no nos acompañan circunstancias favorables en los proyectos que emprendemos para el reino de Dios?
3. ¿Por qué es importante realizar una buena interpretación de la Biblia? ¿A dónde nos podría llevar una distorsión teológica de los tiempos de Dios?
4. ¿Cuáles eran las pruebas que demostraban que Dios guiaba a su pueblo a la reconstrucción del templo?
5. ¿Qué significado tenía para la espiritualidad del pueblo de Dios la reconstrucción del templo?
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16 Esdras 5.14.
17 Esdras 7.6–25; Nehemías 8.1–8.
18 Nehemías 1.
19 Elul (“cosecha”) es el sexto mes según el ordenamiento de los meses en la Biblia, que comienzan por Nisán, en conmemoración de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto. Elul es un mes de contrición y penitencia, llamado “el mes de la piedad y el perdón”. Es el comienzo de un año nuevo propio, pues Babilonia les había inducido otro Año Nuevo.
20 Amós 8.5.
21 Números 28.11–15.
22 Hageo 2.10–14 parece referirse a esta oferta.
23 Esdras 4.5–7, 21.
24 La reconstrucción del nuevo templo se terminó durante el reinado del segundo de los tres reyes que, según Esdras 6.14, promulgaron decretos relacionados con el templo: Ciro, en torno al 537; Darío i, alrededor del 520; y Artajerjes i, en 458/57. Al parecer, se siguió trabajando en el templo debido, precisamente, a este tercer decreto, el de Artajerjes (Hag 7.11–26; 27; Neh 1 y 2).
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