Parece anticuado hablar de causas. El concepto es, sin embargo, legítimo. Su uso se hace necesario para contestar a las explicaciones de lo que pasa. La rebelión indígena y campesina de Chiapas ha dado pie para que grandes escritores y poetas, coreados por la televisión y los círculos oficiales, elaboren nuevos mitos satánicos, parecidos a los que en la Edad Media desorientaban el conocimiento de los infelices e intimidaban a los incrédulos con el fuego de la hoguera en que se quemaba a los valientes. Los ideólogos neoliberales de hoy intentaron explicar la rebelión de Chiapas como obra de “estalinistas” y de “extranjeros”, de minorías de obcecados y advenedizos que manipulan a los “pobrecitos indios”. Si por causas entendemos los factores que anteceden y determinan un hecho, la explicación con mitos modernos, por distinta que sea de las medievales, atribuye a las fuerzas malignas las batallas que desagradan a los poderosos. La violencia en la interpretación obliga a recuperar y esclarecer las “verdaderas causas”.[44]
Son estas consideraciones las que hacen de la praxis teórica de Pablo González Casanova un pensamiento fuerte, que huye del conformismo teórico sin menospreciar los cambios políticos, sociales, tecnológicos o culturales que continuamente suceden, pues incorpora sus enseñanzas recreando su propuesta afincada en el compromiso ético y político.
Como humanista y científico social que es, la rebelión de Chiapas impacta en su pensamiento. Al igual que lo hiciese la Revolución cubana, el movimiento de Chiapas le afecta directamente en tanto ciudadano mexicano. Es un momento crítico en la historia política de la lucha por la democracia en México. Pablo González Casanova demuestra su consecuencia y responsabilidad. Es llamado a participar de las mesas de diálogo y negociación entre el EZLN, las fuerzas políticas y sociales, y las autoridades del gobierno federal. Igualmente asiste a los diferentes foros y encuentros convocados por el EZLN. De esta imbricación nace una concepción transformadora del proyecto de poder democrático con hegemonía del pueblo. Así,
Ni el Estado en América Latina puede comprenderse sin una sociedad multiétnica, ni la construcción democrática, popular y nacional podrá dejar de expresar y representar a esa sociedad. La democracia participativa y representativa de América Latina, para serlo realmente, deberá incluir y representar a las antiguas poblaciones de origen colonial y neocolonial como autonomía y como ciudadanía o no será democracia.[45]
Ésta es la búsqueda de un proyecto democrático inclusivo, de contenidos plenos, de ciudadanía global. Emerge su propuesta de democracia universal y con el riesgo en mente, acota:
El solo enunciado del concepto democracia universal plantea problemas morales, técnicos, operativos y prácticos que se deben estudiar a partir del conocimiento científico más avanzado […]. La tesis principal es que la democracia por primera vez se define a sí misma a partir de sus propios objetivos. Hasta ahora la democracia ha sido definida a partir 1) del liberalismo, 2) del socialismo, 3) del comunismo y 4) del nacionalismo revolucionario. Las limitaciones de estos cuatro movimientos y la refundación de los mismos por el sistema victorioso, los hizo copartícipes de formas de dominación que el actual proyecto de democracia no excluyente busca eliminar. En la actualidad, desde el propio proyecto democrático se define la libertad, se define la justicia, se define el propósito de acabar con la explotación interna y externa, de clases y colonial; se definen la autodeterminación, la soberanía y la autonomía.[46]
Proyectar un futuro democrático, desechar dogmas y mantener los principios éticos inherentes a un proyecto de democracia universal inclusiva es la gran labor que se debe acometer en la actualidad, en donde queda manifiesto que:
Los problemas de democratización planetaria universal se quedarán en un vacío utópico y seudocientífico si no se desecha la concepción elitista de las ciencias y no se estudian las prácticas morales y la expansión de la cultura democrática no excluyente, en interlocución de científicos entre sí y también con la sociedad civil respectiva, considerados ambos como integrantes de sujetos cognitivos y creadores de alternativas.
Igualmente:
Las corrientes que hagan de la remoralización de las ciencias sociales la tarea política y epistemológica principal, tendrán la posibilidad de desarrollar una sociología para y con las sociedades civiles, y unas ciencias sociales que sean útiles a la política de sobrevivencia. Los problemas heurísticos, metodológicos y teóricos principales surgirán de un conocimiento orientado a la construcción teórica y práctica de la democracia universal no excluyente. Entre debates y luchas, esta hipótesis general difícilmente será desconfirmada.[47]
Es desde esta tarea por construir una democracia planetaria universal —que él se impone a sí mismo y a los demás como agenda política y compromiso ético—, de donde afirmamos que la praxis de Pablo González Casanova representa para las ciencias sociales un referente obligado cuando seintenta explicar las luchas democráticas y de liberación de los pueblos dominados y explotados. Su obra expresa el quehacer de un humanista comprometido con su tiempo y la de un maestro forjador de conciencias rebeldes. Una presentación del pensar-actuar de González Casanova debe mencionar este trabajo colectivo e interdisciplinario.
Muchas son las obras por él coordinadas y dirigidas. A título de ejemplo: América Latina en la década de los años treinta; Historia de medio siglo de América Latina (2 vols.); Historia del movimiento obrero en América Latina (4 vols.); Historia de los campesinos en América Latina (4 vols.); Cultura y creación cultural en América Latina; El Estado en América Latina: teoría y práctica; Historia del movimiento obrero en México (27 vols.); México hoy; Estados Unidos hoy; México hacia el 2000; Biblioteca de las entidades federativas; Primer y Segundo informe sobre la democracia en México; Democracia y Estado multiétnico en América Latina y La formación de conceptos en ciencias y humanidades. En ellos han participado más de mil intelectuales de América Latina y el mundo.
Quisiera concluir este prólogo con un texto de González Casanova, donde se recoge su vocación democrática, social y humanista:
La verdadera “guerra de las ciencias” es la del paradigma hegemónico y el pensamiento crítico. En esa guerra el pensamiento crítico tiene mayores posibilidades de triunfo si redefine la dialéctica con las tecnociencias y con las ciencias de la complejidad, siempre que fortalezca el pensar-hacer de las relaciones contradictorias con la experiencia crítica de las clases, las naciones, las ciudadanías, y que las organice como complejos y redes para alcanzar objetivos. Conocer y redefinir a las nuevas ciencias y a las tecnociencias desde el pensamiento crítico y alternativo disminuirá la incertidumbre y aumentará las posibilidades de triunfo.[48]
[1] P. González Casanova, “Capitalismo corporativo y ciencias sociales”, conferencia magistral. xxiv Asamblea General de Clacso, “El estado de las ciencias sociales en América Latina y el Caribe”, México, 2012.
[2] Id., “Los peligros del mundo y las ciencias prohibidas”, La Jornada, 14 de noviembre de 2011.
[3] Ibid.
[4] Id., “La comunicación en las ciencias sociales y los conceptos profundos”, en P. González Casanova y M. Roitman Rosenmann, La formación de conceptos en ciencias y humanidades, México, Siglo XXI, 2006, pp. 209-210.
[5] Ch. Wright