Naraligian. Tierra de guerra y pasión. F.I. Bottegoni. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: F.I. Bottegoni
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789878705644
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también y lo besó en los labios.

      —¿Qué pasó en Afnargat? –preguntó su esposa impacientemente –¿Acabará Golbón con esta locura?

      —Él no quiso acceder a mi solicitud de paz, por lo que tendré que encargarme yo mismo del asunto. –el rey de Fallstore mirando a su hijo dijo –Envía mensajes a los reyes amigos. Diles que los espero a todos en las cercanías de la ciudad de Carpincho Rojo. Deben llevar consigo a todas sus fuerzas.

      —¿Atacarás a los algirianos? –dijo nerviosa la Reina. Tenía sus manos sobre los hombros del pequeño príncipe.

      —Dile a tu hermano que necesito que la flota de Thoms ataque la prisión de Angustia y luego tome posesión de Torre de Muerte. Debe atacar antes del cinco de marzo, durante la luna nueva.

      —Ordenaré a los emisarios reales que envíen rápidamente los mensajes a todos los señores de las tierras naraligianas. Todos deberán estar allí, dentro de dos meses –Valeri, tomando a Poni de la mano, lo condujo a su habitación. Esta se encontraba en el gran torreón de Filardin, junto a la de sus padres y varias más. Tuvieron que pasar varios pasillos y subir largas escaleras para poder llegar. Cuando entraron en esta, el pequeño se cambió de ropa y se acostó en su cama, la cual estaba hecha de plumas, lo que hacía que fuera muy cómoda.

      —¡Mi padre irá a pelear! –dijo Ponizok a su madre, mientras ella, acariciaba los cabellos del niño –¿Podré ir con él?

      —Cuando crezcas, y seas más alto que yo, lo harás hijo mío. –dijo ella besando la frente de Poni –Ahora debes disfrutar de tu infancia, luego vendrán las guerras, cacerías y noviazgos. Pero preocúpate de que todo salga bien en tu vida. Evita tener enemigos, y ten grandes amigos que te protejan en todos los aspectos de ella.

      —Así lo haré madre –dijo el príncipe acomodándose en la cama –Pronto seré grande como mi padre y valiente como los gloriosos reyes que me precedieron.

      Valeri salió por la puerta dejando solo en la habitación la luz de la estufa, donde ardían los grandes maderos, y a su primogénito quien miraba por la ventana de su cuarto mientras pensaba:

      —Seré el rey más grande que se haya conocido en toda Naraligian decía para sí mismo. Cerró los ojos, dejando que el sueño lo invadiera y todos sus deseos se cumplieran en el futuro.

      1

      Sangre y espadas

      El ruido de los caballos relinchando y hombres con armaduras de hierro desmontando o simplemente marchando, inundó toda la ciudad de Carpincho Rojo.

      Todos los reyes de Naraligian habían respondido al llamado del soberano de Fallstore, quien desde la cima de una colina, admiraba el gran campamento que se había erigido a los pies de la fortificada ciudad. Con él se encontraban Pulerg, rey de Goldanag, un hombre de baja estatura, de cabello castaño rojizo y una barba que le llegaba a la barriga. También estaba Hignar, señor de Lodriner. Este era considerado como el rey más apuesto de Naraligian. Su cabello era dorado como el sol y sus ojos verdes como dos esmeraldas. Su talla y su pulcritud destacaban por sobre los demás, por lo que tuvieron que colocarlo en un desnivel para que estuviera a la misma altura de estos.

      —No imaginé que vendrías –dijo Hignar mirando a Pulerg –Creí que preferirías quedarte en tu castillo bebiendo, teniendo relaciones con tus mujerzuelas o simplemente durmiendo. –Isnirir el rey de Ismiranoz no pudo contenerse y se rio en la cara del montañés.

      Cuentan las historias de la creación de Naraligian que Gustan, el dios de las estrellas, no solo creó al reino de Lodriner, sino que también al gran reino norteño de Ismiranoz. Por lo que tanto los lodrinenses como los ismiranianos, llevan la misma sangre y también ciertos rasgos físicos.

      Isnirir, también conocido como el Rey Bestia, era un hombre de similar estatura a la de Hignar, pero su cabello era rojo fuego y sus ojos marrones rojizos. También es bueno decir por qué fue apodada la Bestia, ya que carece de modales, y su comportamiento es como el de un animal salvaje.

      —¡Basta caballeros! –dijo el fallstoriano tomando asiento alrededor de la mesa –El asunto, por el cual los he hecho llamar es el siguiente –los demás reyes tomaron asiento –: Golbón, en su locura ha decidido iniciar la guerra contra Naraligian. Está en nosotros atacar unidos, o simplemente rendirnos a sus pies.

      —¡Está loco! –dijo Hignar –¿Cómo puede iniciar la guerra, sabiendo que nosotros somos cuatro y él está solo sin aliados? Y además de nuestro lado están ustedes –señalando a Alkardas –Un pueblo de grandes guerreros que han visto a la muerte a los ojos.

      —Estoy de acuerdo con lo que dice el señor de Lodriner –Pulerg tomó ánimo al hablar –Es un estúpido al pensar que puede solo contra nosotros, a no ser que tenga algo escondido entre mangas que no sepamos.

      —Lo que piensa hacer es una locura –dijo Isnirir tomando apresuradamente una copa con vino. El oscuro líquido cayó por su barba roja manchando así su camisa blanca con bordados en naranja –En mi opinión –golpeó la mesa con la copa –para Golbón, todo está perdido, no tiene posibilidad de vencernos.

      Por la puerta del gran recinto entró un hombre, que arrodillándose ante los cuatro reyes, dijo con voz temblorosa:

      —Perdonen mi intromisión ¡oh grandes reyes de Naraligian! –el hombre se puso de pie y dejó un pergamino sobre la mesa.

      —¿Qué es esto? –dijo con desconfianza Pulerg, desenrollando el amarillento papel.

      En este había una serie de dibujos, que, al parecer, el rey de Goldanag no logró interpretar con facilidad. El señor de Fallstore pidió a Pulerg que le entregara el papel. Este se lo entregó y se volvió a sentar. Alkardas miró y analizó por un momento lo dibujado en ese pergamino. Los demás señores no comprendían lo que estaba tratando de entender o deducir de ese escrito.

      —Dime, ¿es esto todo lo que lograste ver? –dijo mirando al curioso personaje. –¿Estás seguro de lo que viste?

      —Sí mi señor –dijo el sujeto –Usted me pidió que espiara a los algirianos y eso es lo que Pit hizo. Según lo que vi, las fuerzas algirianas están reuniéndose en Fuerte del Caos. Por lo que será difícil poder atacar Afnargat.

      —¡Un espía! –dijo sonriendo Hignar –¡Lograste infiltrar un espía, en Algirón! Temo que me has sorprendido sureño. Nunca creí que los servidores de Golbón, hubieran dejado sus fronteras desprotegidas.

      —No fue fácil mi señor –Pit miró a Hignar mientras extraía otro papel, esta vez, uno más chico de su bolsillo. –Esto es un tratado algiriano, el cual únicamente los soldados y equipos militares poseen. Tuve la suerte de hurtar uno, lo cual me permitió, entrar como un fantasma al reino.

      Alkardas ordenó a uno de sus hombres que acompañase hasta la salida a Pit, quien con una reverencia se retiró de allí. Pulerg llenó su copa con vino. Este era de color bordó y tenía un gusto ligeramente frutado.

      Los otros dos, lo único que hacían era discutir entre ellos, sobre quien era el que debía ir al medio del ejército y quien en la vanguardia.

      —Dime, hermano –dijo Pulerg a Alkardas –¿cómo será nuestro plan de ataque? Porque si dejamos que estos dos sigan peleándose como críos, no va pasar mucho hasta que seamos derrotados por los algirianos y sus fuerzas. –Pulerg movió su silla y la colocó junto a la del fallstoriano. –yo digo, nada más, es mi opinión.

      —Tienes razón brazo de hierro –respondió el señor de Fallstore, poniéndose en pie y golpeando la mesa, con su mano. –Lo digo a todos y quiero que quede bien claro, nuestro ataque será por el flanco derecho y el flanco izquierdo de Fuerte del Caos. Yo encabezaré el golpe del lado izquierdo junto con Pulerg, mientras que ustedes dos –señalando a Isnirir e Hignar –atacarán el lado derecho de sus fuerzas ¡Marchamos al amanecer!

      Alkardas se alejó de la habitación seguido por sus guardias personales, que lo protegían todo el tiempo y nunca lo dejaban solo.

      Según