Ansioso por comprender el sufrimiento que había experimentado, pregunté a mis guías sobre los grandes obstáculos a los que me había tenido que enfrentar. Me explicaron que yo planeé esas dificultades antes de nacer. No con el propósito de sufrir, sino por el crecimiento que me aportarían. Esta información me conmocionó. Mi mente consciente no sabía nada de planificación prenatal, aunque yo, intuitivamente, sentí que sus palabras eran ciertas.
Aunque no me di cuenta en aquel momento, mi sesión con la médium desencadenó en mí un profundo despertar espiritual. Más tarde comprendería que ese despertar había sido en realidad un recordar, un recordar quién soy como alma eterna y, más concretamente, qué planeé hacer en la Tierra.
Durante las siguientes semanas seguí con mi vida como siempre, aunque la información recibida de mis guías estaba constantemente en mi mente. No sabía qué hacer con ella. Una tarde me tomé un descanso del trabajo, fui a dar un paseo y tuve una experiencia incluso más profunda que mi sesión con la médium. ¡De repente sentí un amor abrumador e incondicional por todas las personas que veía! No hay palabras que puedan adecuadamente expresar el poder de aquel amor. Fue de una intensidad y una profundidad que nunca antes había experimentado, y que ni sabía que se pudiera alcanzar. Sentí un amor puro e ilimitado hacia cada persona que veía (la madre que empujaba el carrito de su bebé, el taxista que esperaba un pago, el niño que jugaba en la esquina, el barbero que cortaba cabello tras la ventana de su barbería, etc.).
Aunque nunca antes había oído hablar de una experiencia así, intuitivamente supe lo que estaba ocurriendo: estaba en comunión con mi alma. De hecho, mi alma estaba diciéndome, “Tú eres este amor”. Ahora creo que mi alma me regaló esa experiencia para facilitarme el trabajo que pronto comenzaría.
Me obsesioné con las lecturas sobre espiritualidad y metafísica. Mientras leía, pensaba con frecuencia sobre la planificación prenatal. Durante toda mi vida había visto mis retos sólo como sufrimientos sin sentido, y su ocurrencia como algo aleatorio y arbitrario. De haber sabido que yo mismo había planeado aquellas dificultades, las habría visto con un propósito. Tan sólo ese conocimiento ya habría aliviado en gran parte mi sufrimiento. Si además hubiera sabido por qué las planeé, habría aprendido conscientemente las lecciones que me ofrecían. Los sentimientos de miedo, ira, resentimiento, culpa, y autocompasión habrían sido reemplazados por un enfoque en el crecimiento. Quizá incluso me habría sentido agradecido por tales problemas.
Durante aquel periodo de intenso estudio y exploración interior, conocí a una mujer que era capaz de canalizar su alma, y que me permitió hablar con ella sobre la planificación prenatal. Yo no sabía nada sobre canalización, por lo que cuando ella entró en trance y otra consciencia, claramente distinta a la suya, comenzó a hablar a través de ella, me cogió totalmente desprevenido. En el trascurso de cinco sesiones hablé con su alma durante quince horas.
Estas conversaciones fueron emocionantes. Confirmaron y complementaron mis lecturas y mi estudio. Su alma me habló con detalle sobre su propia planificación prenatal, las distintas vivencias que habían sido consideradas, y las razones por las que algunas de ellas se seleccionaron. Entonces tuve una confirmación concreta y directa de un fenómeno del que muy poca gente es consciente. El dolor experimentado en mi vida me había hecho extremadamente sensible al sufrimiento de los demás, y hacía que me sintiese plenamente motivado a aliviarlo. Me entusiasmaba la posibilidad del potencial alivio que el hecho de tomar conciencia de la planificación prenatal podía brindar a la humanidad. Sabía que la información que había descubierto podía aliviar el sufrimiento, y dar a las dificultades de la vida un propósito y un significado nuevos. Como resultado, decidí escribir un libro sobre este asunto para poder compartir su importancia con los demás.
Sin embargo, la incertidumbre de dejar atrás el pasado empañó mi entusiasmo por mi nuevo camino. Aunque insatisfactorio, al menos era cómodo y conocido. No obstante, seguí adelante (de hecho, me sentí obligado a hacerlo) por la oportunidad de expresarme sirviendo de ayuda al mundo, y por la seguridad del conocimiento adquirido al experimentar directamente la conexión con mi alma.
Al principio pensé que la idea del libro se había originado en esta vida. Sin embargo, la verdad es que sólo había recordado mi propia planificación prenatal. Trabajando con varios médiums y canalizadores de gran talento, descubrí que no sólo había planeado escribir un libro sobre este tema, sino que también planeé entrevistar al menos a una de las personas cuya historia aparece en estas páginas. En total, tuve docenas de sesiones con médiums y canalizadores, en las cuales hablé con muchos seres espirituales sabios sobre mis vivencias, y sobre la planificación prenatal en general. En este libro, te ofrezco lo que ellos me enseñaron.
Ahora comprendo por qué planeé ciertos obstáculos para mí: quise hacer el viaje que muchos de los que leerán este libro podrían igualmente haber hecho. También yo, a veces me sentí una victima del universo y culpé a los demás de las cosas “malas” que me pasaban. Las dificultades y los sufrimientos me parecían inútiles, y cuando no los resolvía del modo en que me hubiera gustado, dudaba de mi valía. Pero con el conocimiento de la planificación prenatal, ahora me doy cuenta de que es posible una perspectiva totalmente distinta sobre los retos de la vida. Al escribir El plan de tu alma, me propuse enseñar lo que yo más había necesitado aprender.
Para vivir los planes que hiciste antes de nacer hace falta valor. Mi deseo, mi más ferviente anhelo, es que reconozcas el tremendo valor que muestras en cada momento de cada día cuando, con cada respiración, reafirmas tu decisión de aceptar y aprender de tus propios obstáculos. Con este reconocimiento, hallarás tu alma.
Introducción
Para investigar la planificación prenatal de los retos de la vida, colaboré con cuatro médiums y canalizadoras extraordinariamente dotadas. Juntos obtuvimos información sobre los planes previos a la encarnación de docenas de personas, diez de las cuales comparten sus historias con nosotros en este libro. En esta introducción os relataré cómo encontré a estas personas, cómo los médiums y yo estudiamos su planificación prenatal, y también lo que es la mediumnidad y la canalización en general. Los fundamentos conceptuales de la planificación prenatal (esto es, las razones por las que nosotros, como almas, elegimos encarnarnos y experimentar vivencias) los presentaré en el capítulo 1.
CÓMO ENCONTRÉ A LOS ENTREVISTADOS
Todos ellos contestaron a mensajes que escribí en grupos de noticias y en foros de Internet. En algunos casos, pedí concretamente personas que fueran conscientes o al menos que no rechazaran la posibilidad de la planificación prenatal. En otras ocasiones, expresé mi interés por encontrar personas que pudieran hablar de sus vivencias dentro de un contexto metafísico. A veces, simplemente pregunté por personas que quisieran conversar sobre el significado espiritual que subyace en las dificultades a las que se habían enfrentado. Busqué variedad y equilibrio en sus experiencias y antecedentes. Generalmente, los entrevistados dijeron que les motivaba el deseo de ayudar a quienes se enfrentaban a la misma dificultad que ellos. De los diez que fueron finalmente seleccionados para este libro, tres usaron seudónimos, y todos afirmaron que les gustaría recibir noticias de los lectores. Encontrarás su información de contacto en el apéndice A.
Ocho de los diez entrevistados planearon el obstáculo de su vida como una experiencia