EL RELATO DE CHRISTINA – 1ª PARTE
CHRISTINA CANALIZA A CASSANDRA
EL RELATO DE CHRISTINA – 2ª PARTE
LA SESIÓN DE CHRISTINA CON STACI WELLS
PARTICIPANTES
Una nota para los lectores
Si los relatos contenidos en El plan de tu alma os han impactado, por favor, hacédmelo saber. Y si pensáis que tal vez os gustaría compartir vuestro caso incluyéndolo en mi próximo libro sobre la planificación prenatal, por favor, decídmelo también.
¿Qué dificultades desearíais que se trataran en el siguiente libro? ¿Qué preguntas os gustaría que fueran respondidas? ¿Qué puedo hacer para que el próximo libro os sea más útil?
Espero vuestras noticias. Podéis contactar conmigo en la dirección de correo electrónico que figura en la página siguiente.
Cuando hayáis terminado de leer El plan de tu alma, por favor, considerad donar vuestro libro a la biblioteca local, o bien pedid que vuestra biblioteca adquiera el libro. Cuando viajo para dar charlas sobre la planificación prenatal, me encuentro con mucha gente que no puede comprar un libro. Las bibliotecas pueden ser el medio para que esta información sobre la planificación prenatal llegue a todo el que quiera leerla.
Para obtener información adicional sobre este libro, y para acceder a una meditación especial que os ayudará a descubrir vuestro propio plan prenatal, por favor, visitad yoursoulsplan.com.
Una nota para los médiums y canalizadores
Os invito a participar en el estudio que estoy llevando a cabo sobre la planificación prenatal. Si deseáis prestarme vuestro talento para mi próximo libro, por favor, contactad conmigo.
Robert Schwartz
Dedicado a
Jon
Doris
Jennifer
Penelope
Bob
Sharon
Pat
Valerie
Jason
Christina
A sus seres queridos
y
a mi familia
«Con cada cambio de paradigma, lo imposible presenta sus impecables credenciales... y lo impensable se convierte en normal».
Rabí Michael Berg
Becoming Like God
«Si se hubiera protegido al cañón del vendaval, no podríamos ahora admirar la belleza de sus esculpidas formas».
Dra. Elisabeth Kubler-Ross
Agradecimientos
En primer lugar, ofrezco mi más sincero agradecimiento a las muchas personas que compartieron conmigo sus historias. Sin vosotros, este libro no habría sido posible. Se necesita valentía y una enorme generosidad de espíritu para ofrecer tu caso al mundo. Vuestra disposición para hablar tan abiertamente de vuestros conflictos me ha inspirado, y me siento profundamente agradecido por ello.
A Deb De Bari, Glenna Dietrich, Corbie Mitleid, y Staci Wells, gracias por dedicar parte de vuestro tiempo, energía y talento a esta empresa. Verdaderamente, no tengo palabras para expresar mi gratitud. Vuestra compasión y sensibilidad ha conmovido las vidas de todos aquellos con los que hemos hablado... y la mía también. Trabajar con vosotras ha sido para mí una alegría y un privilegio.
A Marilu Wilson Peña, gracias por tus maravillosas canalizaciones, por tu generosidad, tu calidez y tu aliento. A Judy Goodman, gracias por compartir conmigo tu conocimiento y perspicacia.
Carol Bergmann: tu amistad, calidez y apoyo incondicional han significado más para mí de lo que tú crees. Gracias por estar ahí. Gracias por el interés demostrado.
Gracias a Sue Mann por su brillante y minuciosa corrección, a Jan Camp por su creatividad, a Jill Ronsley por su fantástica composición interior y tipográfica, y a Edna Van Baulen por transcribir las sesiones, y por su entusiasta apoyo.
Estoy muy agradecido por el apoyo y la amabilidad de muchas otras personas, entre ellas Katelyn Daniels, Marissa Milagro, Kathy Long, los miembros del Grupo de Escritores Ashland (especialmente a Beth Hyjek, por el tiempo tan valioso que empleaste en ofrecerme tus pensamientos), y Ellen y Doug Falkner.
Finalmente, a los guías, ángeles, maestros, y al resto de espíritus que iluminasteis mi camino, os ofrezco mi gratitud por vuestra sabiduría y amor. La creación de este libro ha sido una maravillosa aventura. Gracias por vivirla conmigo.
Prólogo
El veinticinco de febrero de 1969, Christina, de veinte años de edad, auxiliar administrativa en el departamento de ciencias políticas de la universidad de Pomona, en Claremont, California, fue al buzón situado en el sótano del edificio para recoger la correspondencia de su jefe. En el momento en el que tocó un paquete que había en el buzón estalló una bomba que la lanzó al otro extremo de la habitación. El aire se llenó de polvo y hollín; trozos de madera de más de dos metros salieron disparados contra el muro de cemento a su espalda. Las llamas le quemaron el rostro y la dejaron temporalmente ciega. La explosión le mutiló dos dedos de la mano derecha y le rompió ambos tímpanos.
Christina había planeado esta experiencia antes de nacer.
Y ella sabe por qué.
Prefacio
En mayo de 2003 yo llevaba una vida carente de sentido como asesor de marketing y comunicaciones. Aunque una parte de mi trabajo no me disgustaba, tampoco me satisfacía profundamente. Con frecuencia pensaba que, si yo desapareciera de la faz de la Tierra, mis clientes ni siquiera se darían cuenta; pondrían sin más a otro en mi lugar. Y lo más importante, sentía que mi vida no era la expresión de mi alma. Como persona espiritual, aunque no religiosa, anhelaba hacer una contribución al mundo que fuera “únicamente mía”, pero no tenía ni idea de qué podría ser.
Había agotado las vías que generalmente se utilizan para encontrar un significado y un propósito. Estaba perdido y confuso. De pronto, me vino la idea: ¿por qué no consultar a un médium? Aunque mi creencia en Dios era sólida, nunca había tenido experiencias