â¿Qué vas a hacer con ella?â, preguntó el sacerdote indignado.
âVoy a hacer lo que usted no puede hacer... mantenerla a salvoâ, gritó Steven sin querer pelear por esto. El moretón en el rostro de Jewel le habÃa destrozado literalmente sus nervios y de ninguna manera él la iba a enviar de vuelta al hombre que le habÃa hecho eso.
âNo necesito otro protectorâ, Jewel se volvió para irse, pero se detuvo brevemente al ver a dos hombres de aspecto peligroso bloqueando la puerta.
Dean habÃa sentido la angustia de Steven desde abajo y ahora que estaba mirando a la chica que lo estaba causando, podÃa ver por qué. Leyendo su alma, captó una mirada fugaz del esquivo ángel de la muerte.
âEstás equivocadaâ. Ãl se movió tan rápido, que incluso los dos cambiantes en la habitación casi ni lo vieron hacerlo. âDe verdad que sà necesitas un protectorâ.
Jewel ahogó un grito cuando la palma del hombre presionó su mejilla dolorida y sus ojos se volvieron del color del mercurio. La frÃa mano que habÃa encerrado su corazón con dedos helados por tanto tiempo se derritió. De repente, recordó sentimientos que habÃa olvidado que existÃan... calor, seguridad... amor.
El sacerdote tuvo que recostarse en su escritorio cuando una sombra de alas salió de la espalda del hombre, parpadeó brillantemente y luego desapareció.
âEstaré abajoâ, dijo Dean mientras el viento se apresuraba a llenar el espacio donde él estaba antes de desaparecer.
Steven no sabÃa por qué Dean habÃa elegido ese momento para revelar su poder, pero estaba contento de que los caÃdos lo hubieran hecho. La mejilla de Jewel se curó y el sacerdote parecÃa que acababa de ver la luz.
âTenemos que irnos... ahoraâ, dijo Nick desde la puerta.
Steven agarró la mano de Jewel y se encaminó hacia la puerta, contento de que el shock le hubiera quitado las ganas de pelear por el momento.
âEsperaâ, dijo el sacerdote, haciendo que Steven y Nick se detuvieran para mirarlo. â¿Fue eso...?â, titubeó, señalando el lugar donde Dean habÃa estado momentos antes.
Steven sonrió genuinamente ante la emoción en los ojos del viejo sacerdote. âSÃ, lo fueâ.
El sacerdote sonrió cuando Steven y Nick salieron de la habitación con Jewel a cuestas. Asintió una vez y comenzó a recoger las herramientas que necesitarÃa. En su mente, Dios estaba preparando la tierra para Su regreso.
Steven y Nick salieron de la iglesia, pero Steven detuvo a Jewel para poder ver hacia la ventana de la oficina. Suspiró de alivio cuando vio que la luz de la oficina se apagaba.
âParece que el viejo está siguiendo tu consejoâ, dijo Nick.
Steven sacudió la cabeza, âMás como que él vio lo que era Dean y está teniendo algún tipo de experiencia religiosa. Me dio su número de teléfono; lo llamaré cuando no haya moros en la costa.
âNo creo que un par de horas sea suficiente tiempoâ, Nick le informó.
âLas cosas son como sonâ, respondió Steven. âAhora, volvamos al club para poder darles las noticias a Warren ya Quinnâ.
Dean se sentó en el techo de la catedral y sonrió al ver al trÃo mientras se alejaban de la iglesia. Le habÃa dado a Steven toda la ayuda posible, pero el hechizo calmante que habÃa hecho a la chica no durarÃa para siempre. PodÃa sentir la oscuridad bajo el edificio aumentando mientras los vampiros comenzaban a salir de su túnel.
A diferencia de aquellos de la otra noche, éstos estaban siendo influenciados por algo aún más oscuro, más siniestro, que Dean nunca habÃa enfrentado.
Dean frunció el ceño preguntándose por qué no lo habÃa percibido cuando acabado con el primer grupo que habÃa estado viviendo aquÃ. Esta influencia era muy antigua y muy poderosa. Tan pronto como la percibió, la oscuridad se fue y sólo podÃa sentirse la presencia de los vampiros.
Los caÃdos tuvieron acceso de nuevo en la iglesia para ver cómo estaba el anciano y cerciorarse de que habÃa salido de ahà con vida.
CapÃtulo 4
Trevor y Kat habÃan seguido al vampiro que habÃan descubierto a mitad de camino por la ciudad.
â¿Qué diablos está haciendo?â, susurró Kat, empezando a sospechar.
âParece que va de comprasâ, respondió Trevor cuando el vampiro se detuvo frente a una ventana de la tienda y miró el oscuro escaparate.
Este vampiro era joven, apenas tendrÃa dieciocho según parecÃa. TenÃa el pelo lacio negro y llevaba gafas redondas. Con el pelo hacia atrás, se veÃa casi presentable, excepto por su pálida piel.
Los dos aceleraron el paso cuando el vampiro se alejó abruptamente de la ventana y comenzó a caminar por la calle de nuevo. Incluso con las tiendas cerradas, las aceras estaban llenas de gente a esta hora de la noche.
HabÃan descubierto el cuerpo de la última vÃctima del vampiro tendido en un césped bien cuidado. Con su sentido del olfato, habÃan sido capaces de alcanzar a ese chupasangre justo cuando el vampiro llegaba a Rodeo Drive. A partir de ahÃ, Trevor tuvo que retener a Kat un poco explicando que habÃa demasiada gente alrededor para que ellos simplemente pudieran correr sin pensar.
Ahora, aquà estaban, a pie siguiendo a un vampiro y ninguno de los dos con ánimos de conversar. Lo siguiente que supieron fue que estaban en un autobús sin realmente prestar atención a su destino. Finalmente, el vampiro levantó la mano y tiró de la cuerda para bajar. Kat y Trevor bajaron en la siguiente parada y reanudaron su persecución. El vampiro siguió caminando y Kat gruñó de frustración.
âEstoy empezando a pensar que este vampiro está drogado. Casi hemos hecho un cÃrculo completo. Se quejó. âEstamos a sólo unas cuadras del clubâ.
â¡Allà va!â exclamó Trevor y corrió hacia un callejón donde el vampiro desapareció de repente.
Las tenis de Trevor hicieron un chirrido cuando llegó a la entrada del callejón y miró adentro. Kat se paró a su lado, se agachó un poco para que ambos pudieran dar un vistazo por la esquina.
âMaldiciónâ, Trevor maldijo y sacó su 9mm.
âAun no entiendo por qué llevas un armaâ dijo Kat, aunque sabÃa que Nick llevaba una también. No era el arma en lo que Nick confiaba... eran las balas especiales de madera que llevaba dentro. âEsas cosas son inútiles contra los vampirosâ.
Trevor sonrió, âOlvidaste para quién trabajo. Estas balas están especialmente diseñadas para explotar al impactar y el centro está hueco y lleno de un poco de ácido muriático. Esa mierda se come casi cualquier cosaâ.
â¿Por qué el ácido no se come las balas entonces?â, preguntó Kat para recoger información secretamente y poder sobornar a Nick.
âHay una carcasa interna colocada dentro de la bala cuando está hueco que el ácido no puede comerse o derretir. No recuerdo el nombre en este momentoâ explicó Trevor. âEs lo suficientemente fuerte como para no ser dañado por el ácido pero lo suficientemente frágil como para romperse cuando choca con algoâ.
Kat se puso de pie lentamente â¿Vamos a entrar?â