âProbablemente se escaparon de nuevo del zoológicoâ, dijo Jason, lo cual era una mentira que le decÃan a la gente para ocultar el hecho de que la ciudad parecÃa estar en negocios con peligrosos especÃmenes de la vida silvestre en estos dÃas.
âNoâ, exclamó el hombre. âEl jaguar tenÃa un teléfono celular atado a su tobillo traseroâ.
Jason miró al otro guardabosque que estaba en la oficina con él, Jacob Savage.
â¿Me está diciendo que el jaguar tenÃa un teléfono celular atado a la pierna?â, preguntó Jason.
Jacob casi se atraganta con su café y bajó su taza, limpiándose la nariz indicando que parte del lÃquido se habÃa metido por ahÃ.
â¡Eso es exactamente lo que estoy diciendo!â. El hombre gritó lo suficientemente fuerte como para que Jacob lo oyera.
Jason asintió, âMuy bien, señor, cálmese. Dijo que ya se fueron, asà que usted está a salvo. Gracias por llamar, vamos a investigar qué fue lo que pasóâ.
Jason colgó el teléfono apresuradamente y lo miró por un momento, como si el aparato fuera a saltar y se lo fuera a comer.
âMuy bienâ, pudo al fin decir Jacob después de que acabó con su ataque de tos.
*****
Warren finalmente alcanzó a Quinn justo cuando se acercaban a un callejón donde el perfume de Kat se percibÃa más fuertemente. Al doblar de la esquina, llegaron justo a tiempo para ver a Kat desgarrar la garganta de un vampiro y a un enorme oso incrustar sus enormes garras en el pecho de otro. Una de las garras del oso salió por la parte trasera del vampiro, llevando en ella guindado el corazón ensangrentado del vampiro, para luego apretarlo como si fuera un globo de agua.
Kat parpadeó, dándose cuenta de algún modo durante la pelea... que los vampiros se habÃan multiplicado. Apenas tuvo tiempo de tomar aire antes de ser atacada por otro de los vampiros. Lanzó un grito casi primitivo cuando los afilados colmillos se clavaron en su costado. Sus garras atravesaron la parte trasera del vampiro que la atacaba, tratando de quitárselo de encima. De repente, el peso que sentÃa en su costado desapareció y ella cayó, desmayada por el dolor, la pérdida de sangre, y el agotamiento.
Quinn vio al vampiro atacar a Kat y sintió que la rabia explotaba en su pecho. Corrió por el callejón sin importarle si Warren estaba con él o no. Derribó de golpe al vampiro, y le gruñó de forma amenazante en su cara antes de destrozarle el cuello con sus dientes afilados. PodÃa sentir como le clavaba sus garras lleno de pánico, pero no le importó y continuó despedazándolo. Echando la cabeza a un lado, se volvió hacia Kat y gruñó.
Trevor habÃa hecho un breve trabajo en el último vampiro, destrozándolo hasta que no quedó más que un torso sin cabeza ni extremidades. Levantó la vista cuando oyó a Kat gritar y luego vio a un puma embestir al vampiro que la habÃa atacado. Cuando ella se transformó de nuevo a su forma humana, Trevor fue a colocarse junto a su cuerpo desnudo e inconsciente, agachándose luego para protegerla de algún otro ataque.
Un gruñido profundo llamó su atención y se encontró con la mirada de un puma enfurecido que caminaba sigilosamente con una intención muy obvia de matar a... Quinn Wilder.
Debido a la pelea, Trevor estaba cansado y sus reflejos lentos. No fue capaz de hacer a Quinn a un lado y recibió toda la fuerza del ataque en su costado. Trevor fue lanzado a través del callejón contra la pared de ladrillo por segunda vez esa noche.
Trevor gruñó y pudo ponerse de pie sobre sus patas traseras por dos segundos antes de inclinarse hacia atrás y deslizarse hasta el suelo. Quinn se acercaba y no querÃa transformarse en frente del puma, pero sabÃa que tenÃa que hacerlo. Kat al fin y al cabo se lo dirÃa de todos modos... ¿qué tenÃa que perder? Incapaz de ver sus heridas bajo el pelaje, se transformó lentamente y trató de levantarse de nuevo.
Quinn hizo una pausa cuando vio al macho humano del bar... Warren lo habÃa llamado Trevor. Siseó cuando su sentido del olfato le dijo que Trevor no era un cambiante normal... o por lo menos no de algún tipo que él hubiera conocido. El no saber a qué se enfrentaba no ayudaba mucho a calmar sus estribos.
Dio un paso más pero Warren se atravesó en su lÃnea de visión y se acercó a Trevor, mientras volvÃa a la forma humana. Cuando Trevor se balanceó, Warren lo agarró por el brazo y lo llevó sobre su hombro. No vio ninguna razón para permitir que Quinn hiciera leña del árbol caÃdo.
Trevor miró a Warren y sonrió cuando se dio cuenta de su situación. âBonito lÃo, ahora todos estamos desnudosâ, murmuró y enseguida se desmayó.
Warren sacudió la cabeza y no pudo evitar sonreÃr porque Trevor habÃa hecho una observación muy válida. En momentos como este se alegraba de haber traÃdo su teléfono celular y de haberlo llevado atado de la manera en que lo habÃa hecho. Suavemente colocó a Trevor contra la pared y estaba a punto de tomar el celular cuando oyó que Quinn empezaba a gruñir.
Quinn se habÃa movido y estaba mirando por encima de una Kat inconsciente. Su ropa estaba a pocos metros de distancia, destrozada por su transformación e imposible de usar otra vez. Quinn decidió pensar en eso más tarde, y empezó a examinarle sus heridas y se detuvo cuando vio que la sangre todavÃa brotaba de la parte interna de su muslo.
Movió la pierna de Kat lo suficiente como para examinar de dónde venÃa la sangre, y quedó paralizado cuando vio una marca de apareamiento. El gruñido estalló de su garganta antes de que pudiera detenerlo. Alguien se habÃa apareado con Kat, le habÃa dejado su marca y la habÃa abandonado.
Quinn sintió que los celos brotaban desde lo más profundo en su interior y se inclinó un poco para olfatear su piel para ver si aún mantenÃa el olor. Eso sólo lo enfureció aún más... no olÃa a otro hombre, olÃa fantástico.
Mirando al otro hombre con el que Warren estaba, Quinn se preguntó si la marca de apareamiento habrÃa sido dada por ese oso rubio.
Warren sacó su teléfono celular y decidió ignorar por el momento la pequeña rabieta de Quinn. Kat necesitaba ayuda y no era el momento para decirle a Quinn a quién pertenecÃa esa marca de apareamiento. Prefirió dejarlo pasar por el infierno de averiguarlo por sà mismo.
â¿Señora Tully?â, preguntó Warren, y luego sonrió. âEstoy muy bien señora. Me preguntaba si nos podÃamos encontrar en el Moon Dance. Mi hermana y su amigo Trevor están heridos y necesitan atención médica que solo usted les puede darâ.
Warren se quedó callado por un momento y luego asintió con la cabeza. âGracias, señora Tullyâ.
âNo sabÃa que conocÃas a Tully âdijo Quinn en voz baja. Ãl habÃa conocido a Tully poco después de que las familias se habÃan separado.
Warren sonrió mientras marcaba otro número. ¿Acaso Quinn pensaba que era el único que podÃa espiar? âNick se ha metido en más problemas de los que puedo recordar. La señora Tully siempre lo está âremendandoâ y su casa siempre está abierta si necesitamos un lugar donde ocultarnos.
âMe sorprende que no nos hayamos encontrado en el camino antesâ. Quinn respondió sospechando algo más.
âNick, estamos en un callejón diez cuadras al oeste del club