Aproximación psicoanalítica a la psicopatología. Jaime Coloma Andrews. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Coloma Andrews
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441547
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que decirme: “¿No será una psicosis?” En todo caso, la experiencia me ha enseñado que uno no debe casarse tanto con los conceptos y que hay que observar mucho cómo se dan estos en lo concreto de la clínica. Quizás ese neologismo no tiene nada que ver con una psicosis y que aparentemente está siendo usado de otra manera, no lo sé. Quiero decir que mi escucha y diagnóstico constante implica estar atento a tener que reformular el diagnóstico estructural inicial.

      Distingo también entre lo que llamaré el gran diagnóstico y el pequeño diagnóstico. El pequeño diagnóstico me hace pensar que esta persona que me ha parecido ya sea insoportable, simpática o confiable, no lo es tanto, si tomo en cuenta ese nuevo dato que me está proporcionando. Es un diagnóstico también de las circunstancias de vida, de la manera como se concibe a sí mismo, del relato que me había transmitido y que ahora ha cambiado. Hay una actitud de diagnosticar que necesita estar siempre alerta.

      Estudiante: A veces no me queda claro cómo usted toma cosas de Lacan. Hemos visto mucho de Lacan y se ha hablado de las entrevistas preliminares; no me queda claro que implica un diagnóstico previo a un diagnóstico estructural.

      JC: En primer lugar, es importante adjudicar a cada profesor los conceptos escuchados en clase; de otro modo, podría suceder que ustedes escuchen las cosas que yo digo, las que pueden sonar parecidas a las que dicen otros profesores, y las van a considerar como parte del contexto al que ellos refieren de forma particular, y partir de ahí no sabremos que se está planteando exactamente, dónde terminan ellos y dónde comienzo yo.

      El problema que veo es que mi utilización de Lacan pasa rápidamente en la mente del estudiante a tomar un lugar objetivo, y entonces se empieza a entender la posición subjetiva desde donde estoy hablando como una posición objetiva, confundiéndose, como si estuvieran apareciendo contradicciones. Fundamentalmente, creo que las contradicciones deben evaluarse al interior de la consistencia de la persona que expone, no en relación con lo que dice, por ejemplo, Lacan o Winnicott. El modo como otro transmite ideas referidas de un autor siempre supone una posición subjetiva; en ese sentido me parece que la atención debe prestarse a la coherencia de lo que cada uno afirma.

      Estudiante: ¿Usted está de acuerdo con los lacanianos en que no hay que interpretar a un paciente psicótico?

      JC: Si bien esto no está en conexión con lo que estábamos hablando, puedo decirte que los lacanianos evitan tanto las interpretaciones de contenido como interpretar a un psicótico. Estoy de acuerdo con esto último, pero lo primero, para mí, es relativo. No es adecuado interpretar a un psicótico. Te diría directamente: es inadecuado interpretar a un psicótico, como lo hace Bion, por ejemplo. Bion, a quien respeto mucho en múltiples conceptos, interpreta a los psicóticos y los interpreta como si fueran neuróticos. Esto es un error que se da por la carencia de un diagnóstico estructural, un error basado en dar por sentada la estructura que corresponde a la represión, propia del neurótico. Es distinto si se considera que la estructura del psicótico está apoyada en la forclusión como mecanismo de defensa o la del perverso en la renegación. Pero ya tendremos tiempo de hablar sobre eso.

      Las entrevistas preliminares, independiente de cómo las conciban otros colegas, tienen, bajo mi criterio, el propósito de conocer a mi paciente, para no tender en el diván al cartero, como aparece en un chiste creo que de Quino. Necesito saber con quién trabajaré. Entonces, entre otras cosas, requiero hacer un diagnóstico estructural, porque si no lo hago, empiezo a interpretar al paciente psicótico con contenidos que solo pueden ser interpretados en un neurótico. Ni siquiera se puede interpretar con un perverso. Interpretarle contenidos y conflictos a un perverso es perder el tiempo; es difícil interpretar a un perverso, porque muy pocas veces llega a la consulta, pero puede llegar.

      Lo anterior no quiere decir que no esté atento a comprender lo que muestra mi paciente más allá de lo que declara. Una cosa es la interpretación verbal, explícita, técnica, tan cara a muchas perspectivas psicoanalíticas, y otra cosa es asumir que si el psicoanalista no interpreta no es psicoanalista. El psicoanalista, para hacer psicoanálisis, para trabajar psicoanalíticamente, tiene que estar siempre leyendo lo manifiesto desde la perspectiva psicoanalítica, porque si interpreta desde la perspectiva sistémica no está haciendo psicoanálisis.

      Pues bien, dada la circunstancia de estar siempre interpretando, quise realizar este curso, el cual intenta trasmitirle al estudiante algunas ideas que permitan ejercer la capacidad clínica al menos en esta especie de doble vertiente, en esta “escucha-diagnóstico”, que es también diagnóstico en la escucha. Saber escuchar es también saber ir diagnosticando. Entonces, el nombre de este curso, “Aproximación psicoanalítica a la psicopatología”, tiene el propósito de aludir con el término “aproximación” a una elaboración teórica.

      Incluir la palabra teoría implica que, a mi entender, nada que uno haga intelectualmente, en términos formales, deja de transformarse. Cuando se está demandado por lo cotidiano, en teoría —me resulta difícil pensar distinto— la demanda de lo cotidiano es constante, es lo que en términos de Heidegger se denomina como “ser caído”. Siempre me he preguntado, ¿qué otra posibilidad tiene quien habita el día a día de no estar caído, al modo como aparece en esta filosofía? Por lo menos, me parece que así ocurre en lo neurótico. En lo que podría llamarse la temporalidad de lo neurótico, que es la temporalidad de aquellos que hacemos psicoanálisis o practicamos cualquier oficio.

      La teoría, sin duda, puede ser empleada con rigurosidad lógica y con fundamento empírico. Sin embargo, está también la tendencia a teorizar, que es propia del pensamiento preconsciente, que transforma la experiencia en representación, naturalmente. Esta es la inevitable presencia de lo yoico en nuestro acceso al mundo. El yo funciona transformando en imaginario toda mi aproximación al mundo, por compleja que sea. En fin, es lo que creo y es por esto que entiendo que solo podemos aproximarnos a los hechos, a las estructuras, entendiendo que no son cosas en sí a las que puedo acceder de alguna manera sofisticada.

      Tengo la impresión de que todo lo que hagamos en filosofía, en psicoanálisis, en psicología, a la larga siempre va a estar traducido en términos yoicos y uno se va a relacionar con eso de alguna manera, al modo del imaginario yoico. Hay algo que hace imposible evitar cortes más, cortes menos —me refiero, sin duda, a lo que se plantea como escansión, con el uso técnico de los cortes de sesión, postulado por los lacanianos—, algo que hace imposible evitar que la experiencia deje de ser pensada en términos yoicos. Nunca he creído que ocurra algo distinto.

      Cuando era un candidato a psicoanalista formado en la teoría kleiniana, se hablaba de insight del inconsciente. Mi condición de estudiante me llevaba a hacer arreglos teóricos muy complejos para comprenderlo e intentar practicarlo. Siempre tuve, en alguna parte de la mente, la sensación de que el modo de llevar a cabo aquello se relacionaba más con un aprendizaje que con el esperado insight. Posteriormente, llegué a formular que el insight del inconsciente era introducir un esquema de comprensión según la manera de como el psicoanalista modelaba, desde su formación teórica, el modo en que se daban las cosas. El paciente —llegué a pensar— no se encuentra con algo que le es propio, sino con lo que entiende la escuela a la que el psicoanalista pertenece.

      Lo mismo me sugiere la búsqueda técnica de los lacanianos de lograr lo que se ha denominado como “escansión”. No dudo que algo se puede vislumbrar en la medida que el abordaje no sea modelístico. Pero me parece que esos hallazgos momentáneos, prerepresentacionales, son atrapados casi inmediatamente por el orden de las representaciones preconscientes de un registro imaginario. No creo que pueda darse esta iluminación de lo que podríamos llamar el “cierre significacional” del significante, la presencia del significante dos en el significante uno. Puede que lo vislumbre, pero lo pierdo al instante, porque todo acceso al mundo es atrapado por lo yoico.

      Entonces, en ese sentido, solo podemos aproximarnos a, por ejemplo, la psicopatología. ¿Quién puede decir cómo son las cosas? ¿Quién puede decir lo correcto? ¿Cuál es, en último término, el metro de la corrección? Esta es la manera por la cual deduzco las cosas, la manera como encuentro coherencia suficiente para abordar la complejidad de abordar lo humano, máxime con una práctica que se sostiene nada más que en un oficio, el oficio