Aproximación psicoanalítica a la psicopatología. Jaime Coloma Andrews. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Coloma Andrews
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441547
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re-presentación que es una presentación en segunda instancia. Existimos en la representación, en la palabra. Heidegger dice que la cuestión del ser se halla directamente vinculada a la pregunta por la palabra. En Introducción a la metafísica,2 Heidegger liga al ser con el “brotar”, el “surgir”. Aludo a esto porque creo que en la actitud de tomar postura por una continuidad o una discontinuidad entre Cultura y Naturaleza están en juego asuntos muy complejos. Por ejemplo, lo que implica distinguir y aunar el ser y el existir. Habría que hacer aquí ciertas elucubraciones respecto del lugar de la facticidad en lo representable, pero no me detendré en esto ahora porque nos desviaríamos demasiado. En todo caso, para lo que nos interesa aquí, esta discusión está en el trasfondo de las distancias entre Lacan y Winnicott, entre experiencia y estructura, entre tratamiento y técnica, etcétera. Espero que podamos, en este curso o en el otro sobre teoría de la práctica psicoanalítica, precisar y profundizar estas consideraciones.

      El dis-curso, que discontinúa el curso de la continuidad, integra nuestra existencia apoyada en un ser que conlleva un sustrato supuesto de pura continuidad. Lo representacional, producto del corte de esa continuidad, hace posible entonces el existir. Estas son las derivaciones de la potencia del corte que da lugar al discurso. En realidad, si queremos ser estrictos con la idea lacaniana de discurso, este corte implica el significante y, por ahí, el sujeto. Para el lacaniano, el sujeto es un significante significado por otro significante. En la medida que hay un significante dos que significa al significante uno, apareciendo el sujeto. Esto requiere una discusión más precisa, pero no es aún el momento de llevarla a cabo. El discurso es cosa del sujeto; el material, idea kleiniana, es tema del yo.

      Entonces, no es estricto decir “evolución del discurso”, porque este no evoluciona en su estructura, sino que cambia solamente en su contenido, lo que no es de interés para un lacaniano. Lo que digo lo relacionaré, posteriormente al aludir a las ideas de antinomia, contradicción, estructura e historia. Lo veremos en un momento más.

Antinomia Contradicción
Estructura Historia

      Tabla N°1: Antinomia, contradicción, estructura e historia.

      Quiero que se den cuenta que estoy guiándolos en una dirección reflexiva, que busca mostrar algo que está incluido en un cuadro de ordenamiento psicopatológico que he elaborado para organizar el modo de aplicar lo que alguna vez llamé “el uso incorrecto de los autores”.

      Solo con afán introductorio detengámonos por un momento en cómo concebí este cuadro:

PSICOSIS NEUROSIS PERVERSIÓN
Lacany seguidores ESTRUCTURA “La ’psicosis‘” “La ’neurosis‘” “La ’perversión‘”
M. Klein, W. Bion y seguidores FUNCIÓN “Lo” psicótico “Lo” neurótico “Lo” perverso
D. Winnicott y seguidores EXISTENCIA “el” o “la” psicótico/a “el” o “la” neurótico/a “el” o “la” perverso/a

      Tabla N°2: Escuelas psicoanalíticas y categorías psicopatológicas clásicas.

      La tabla se organiza en la fila superior sobre la base de la distinción estructural que formula Lacan entre psicosis, neurosis y perversión. Es posible que en la práctica se requiera agregar otras categorías que incluyan, por ejemplo, patologías de déficit u otras. Sin embargo, por lo menos por ahora, esta distinción estructural me parece orientadora de las bases de una psicopatología, entendiendo que, en la primera columna, las teorías de la función permiten abordar patologías más cercanas a lo yoico, como las condiciones limítrofes. En esta columna se reparten buena parte de las teorías principales del psicoanálisis distinguiendo entre aquellas definidas por lo estructural, aquellas basadas en lo funcional y aquellas que dan cuenta de una consideración existencial.

      El sentido de este ordenamiento lo expondré a lo largo del curso, pero en principio permite, al diferenciar entre lo estructural y lo funcional, considerar que las estructuras no se pueden intercambiar, pero las funciones sí. Por ejemplo: una psicosis estructuralmente no puede transformarse en una neurosis, pero un funcionamiento psicótico sí tolera aparecer en una estructura neurótica. Una ilustración de esto se ve en las locuras histéricas. Así “lo” psicótico puede darse en “la” neurosis. La vertiente existencial, inspirada en Winnicott, tiene presente que más allá de las descripciones estructurales o funcionales, es siempre necesario considerar al individuo, cuya particularidad solo se da en el modo de vivir la vida cotidiana.

      En todo caso, estas referencias a lo antinómico, a lo estructural, a lo funcional, a lo histórico, estos dos esquemas que he dibujado en la pizarra, se intercalan en la reflexión para darle sentido y contenido a la escucha, la atención al discurso y al material que mencionábamos al comienzo de esta clase. Quiero decir, si asumimos una posición dialéctica desde la contradicción, podemos tomar las teorías estructurales y funcionales en su campo. Si tomamos una posición antinómica, no. Pero avancemos y veamos después esto de manera más fundamentada. Volviendo a lo que planteábamos respecto del discurso, decía que hablar de “evolución del discurso” es una transgresión conceptual. Podemos hablar entonces de ella en la medida que tengamos presente que hacerlo es una transgresión, una licencia en el uso de lenguaje.

      Plantear, en cambio, que el material de la sesión evoluciona no es una transgresión conceptual, como he dicho, la idea de material se asocia a lo kleiniano. El material, a diferencia del discurso, implica contenido. Referirse a contenido es enfocar el carácter de lo imaginario en lo hablado, carácter que incluye lo yoico. Instancia perfectamente consistente con la noción de lo evolutivo. El material, les decía, es cosa del yo y el yo evoluciona por su condición imaginaria. Lo referente a lo imaginario se sostiene en una temporalidad secuencial, ordenándose por ello en una posibilidad de desarrollo. El tiempo del sujeto, que es el tiempo de lo inconsciente, a diferencia del tiempo del yo, es una temporalidad radical en la cual el antes y el después se condensan en lo que Heidegger llama el “instante”. Es el instante, el tiempo del sujeto, el que permite pensar en el orden de lo metonímico, pero eso es otro tema.

      Pienso que, en el afán de usar los aportes de los diferentes autores psicoanalíticos, la concepción de lo que se ha llamado material gatilla en el psicoanalista un modo de prestar atención en las sesiones más inclusivo que el que postulan los lacanianos. La noción de material amplía la mera escucha del discurso a la observación de todo lo que muestra el paciente en la situación psicoanalítica.