Aproximación psicoanalítica a la psicopatología. Jaime Coloma Andrews. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Coloma Andrews
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441547
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también es necesario tener presente el sentido explícito e intencionado de lo que dice el paciente. Esto permitiría considerar lo intencionado preconscientemente en el paciente, en términos de la lógica significante, tal como lo que desde Melanie Klein se llama “fantasía inconsciente”, que es una representación de contenidos, vale decir, un imaginario expuesto en el orden de lo preconsciente, un conjunto de verdaderos argumentos experimentados en el orden de lo inconsciente.

      ¿Cómo se sostiene conceptualmente esta idea kleniana de un argumento en lo inconsciente? Pienso que el referente de los sueños es un buen fundamento para hablar de argumentos en la fantasía inconsciente. El sueño siempre es el sueño relatado, aquel que se organiza en el momento del despertar. Freud justifica sólidamente la posibilidad de que un sueño que, por su trama requeriría mucho tiempo de desarrollo para configurarse, puede armarse en un tiempo mínimo. Ocurre con los sueños en que un timbre despierta al soñante, incorporándose su sonido, con un sentido global a la secuencia temporal, mucho más amplia en su longitud discursiva que el instante del timbrazo.

      Tener esta amplitud de lectura, en la que se considera el significante, la fantasía inconsciente, la trama de lo preconsciente en su sentido explícito, es arriesgado, en tanto puede emplearse sin integrar y jerarquizar elementos epistemológicos con requisitos lógicos, cayendo en un eclecticismo que no comparto. Por tanto, es necesario revisar esta idea con más estrictez de la que transitoriamente estoy ejerciendo.

      El material de la sesión debería referirse a todo lo que tenga que ver con el orden de lo hablado, no solo una atención a los temas elaborados por el paciente, sino también una observación de lo paraverbal: su gestualidad, su manera de tenderse en el diván o de sentarse frente a frente, sus tonos de voz, sus inflexiones, sus pausas, su ritmo, su prestancia o falta de ella, su apatía, su compromiso emocional, etcétera. Considero también parte de este material lo que experimenta el psicoanalista en la sesión, tanto en lo emocional, como en la ideación, o en lo fantasioso. Soy consciente que la perspectiva lacaniana excluye todo esto. Allá ellos, están dentro de su lógica. Creo que la lógica es necesaria, pero abordar al paciente según esa exclusividad lógica, a mi entender, reduce las posibilidades de trabajo y ajusta al paciente al psicoanálisis, del mismo modo como se da en la perspectiva kleiniana. Prefiero trabajar usando el psicoanálisis para ampliar y profundizar mi comprensión del paciente y acceder, desde allí, a un abanico de intervenciones que surjan de la interpretación acotada a la situación de trabajo, a la historia del paciente, a su estructura discursiva, a su fantasía, a la singularidad de cada evento psicoanalítico como a la particularidad de cada individuo.

      Uso el término literalidad de un modo personal, no consagrado académicamente. Pretendo con este uso promover un estado de atención a lo que ocurre en cada encuentro psicoanalítico, que registre distintos niveles de lo expuesto en lo que hemos llamado material. No es solo la consideración del significante, sino también la toma en cuenta de los significados preconscientes que exponen una intencionalidad en su dicho, traicionada por el mismo contenido de lo expuesto. Por ejemplo, comentar en sesión “me gusta salir con mi pareja” puede ser recortado en la escucha del psicoanalista como un “me gusta salir” y ser entendido, quizás, como una referencia al deseo de salir de lo que se está hablando. No propugno que esto necesariamente sea interpretado al paciente, pero hay que guardarlo como un dato de lo que está pasando en sesión.

      El neologismo es un logismo nuevo, es un logos que le pertenece al sujeto, nada más que al sujeto. Es discutible si hay sujeto y estructura en la psicosis, pero tenemos que usar las palabras sin detenernos todo el tiempo en su discusión. Esto sería interminable. Vamos a usarlas de la manera en que las entendemos a primera vista. Entonces, el neologismo, por ejemplo, la literalidad del neologismo, escuchar su literalidad, supone escuchar literalmente la presentación de un nuevo logos en esa palabra, de un logos que se sale del logos, de un logos que se administra en una particularidad absoluta. El psicótico crea un lenguaje en esa palabra que es un neologismo. No es un simbólico excéntrico el que le llega. Éste se constituye en centro.

      Entonces, escuchar la literalidad implica escucharla de distintas maneras. Escuchar la literalidad es prestar atención sin estar todo el tiempo interpretando, aunque, paradojalmente, no se deje nunca de interpretar. Esto de la interpretación requiere ciertas precisiones. Existe el interpretar como actividad privilegiada del psicoanalista, entendiendo que en este oficio buscamos entender más que lo meramente declarado e intencionado. Pero también existe en la tradición psicoanalítica el interpretar al paciente como recurso técnico. Sobre lo último, tengo mis cuestionamientos. Prefiero no interpretar casi nunca, y cuando interpreto le propongo al paciente: “Que le parece si entendemos las cosas así…”, “A mí me suena sugerente…”, “Hipotéticamente…”. Pero, si consideramos lo que estoy implicando con literalidad, valdría tener presente lo que un paciente dice en un momento dado con la frase: “Es que lo que pasa aquí”, tocándose inadvertidamente el pecho. Si escucho la literalidad, tengo que escuchar que él está diciendo algo que le pasa en el pecho, aunque también debo asumir la palabra “aquí” como un “aquí” relativo a lo que está pasando en la relación con el paciente.

      O sea, estar escuchando sin memoria y sin deseo implica estar abierto a algo que también tiene que ver con la observación de lo concreto, con este decir del significante, pero de un significante significado tanto por la significación de su contenido como por la fonética de su emisión, o por la situación misma en que se expresa, o por lo que se evita decir pero se dice. Si el paciente hace un gesto hacia mí, cuando habla de su padre, diciendo que no le importó lo que él le manifestó, tengo que tomar en cuenta que me indicó a mí. Es conveniente conjeturar si no me está transmitiendo algo sobre lo que le he expuesto.

      En tal apertura de la escucha, empecé a darme cuenta de que junto con la escucha requería de una actitud diagnóstica constante, de estar diagnosticando todo el tiempo, diagnosticando entre medio, diagnosticando mi diagnóstico estructural inicial. Cuando empiezo a atender a alguien, y esto no es una novedad, destino dos o tres sesiones iniciales de entrevistas, en las que me dedico a conocer a la persona, su historia, cómo es, a oírlo, a observarlo y, desde allí, intento hacer un diagnóstico estructural cuando puedo. La mayoría de las veces se puede. No siempre los pacientes son tan difíciles de diagnosticar, la mayoría de las veces se puede.

      Intento