Todo esto es mi país. Alejandro Susti. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alejandro Susti
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789972454882
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además, un conjunto de personajes femeninos cuya representación ayuda a comprender la situación de la mujer en la sociedad limeña de mediados del siglo XX, tema sobre el que Salazar Bondy retornaría en un capítulo central de Lima la horrible e, incluso, en algunas piezas teatrales. El análisis textual de cuentos tales como “Soy sentimental”, “Volver al pasado” o “Recuperada” proporciona algunas pautas para evaluar los aportes de la cuentística del autor en el proyecto narrativo de su generación.

      El capítulo sexto aborda otro ámbito cuya valoración aún permanece pendiente: la poesía. En él se incorpora una serie de reflexiones acerca del quehacer poético que Salazar Bondy publicó bajo la forma de artículos, que luego son cotejadas en particular con el poema “Todo esto es mi país”, probablemente el más emblemático de toda su producción. El capítulo, además, plantea una lectura de Sombras como cosas sólidas (1966), poemario publicado póstumamente. Por último, el capítulo siete presta atención al teatro recogiendo una parte del vasto corpus de la crítica que él mismo desarrollara a través de diversos medios, vinculándola a su vez con su producción teatral, en particular dos obras poco estudiadas hasta hoy; una de ellas de carácter histórico inspirada en la vida de la activista feminista Flora Tristán que lleva el mismo nombre y, la segunda, una “pieza en un acto” que fuera estrenada póstumamente, El rabdomante, la cual le valiera la obtención, por tercera vez en su carrera como dramaturgo, del Premio Nacional de Teatro.

      * * *

      Quiero expresar mi agradecimiento, en primer lugar, a la señora Irma Lostaunau del Solar por compartir el archivo personal y la biblioteca de quien fuera su esposo, Sebastián Salazar Bondy; a la Casa de la Literatura por haber tomado a su cargo el mantenimiento y organización del legado del autor con ocasión de la exposición realizada por los noventa años de su nacimiento; a Abelardo Oquendo, Luis Loayza (1934-2018) y Ernesto Ráez, quienes de alguna manera estuvieron presentes a lo largo de este trabajo, principalmente por la amistad que los unió a Salazar Bondy; al crítico Gérald Hirschhorn, cuya exhaustiva investigación, realizada hace más de una década, permitió una mejor organización del corpus de la obra del autor; y, sobre todo, al Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, que proporcionó el financiamiento necesario para llevar a cabo esta investigación.

      Finalmente, quiero dedicar este libro a Ximena, mi esposa, hija de Sebastián, de quien su padre escribió estos hermosos versos cuando ella era apenas una criatura recién llegada a este mundo:

      Ojos que devoraban nuestros ojos

      los tuyos al llegar. Era febrero

      y el sol rotundidad daba a la vida,

      al bulto de la vida que ocupaba

      todo el espacio del amor y todo

      el tiempo en que tu amor sobrevenía.

      CAPÍTULO 1

      Cultura, identidad nacional y arte realista

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      Sebastián Salazar Bondy reunió a lo largo de su vida una prolífica obra literaria, a la vez que ejerció el periodismo por un periodo de más de veinte años en diversos diarios y revistas del Perú y Latinoamérica1. Esta labor le permitió desarrollar una diversidad de facetas como periodista cultural que incluyeron la crítica literaria, teatral, de arte, además de la crónica urbana. Así, como periodista y literato, se involucró activamente en el debate de una serie de temas que, en los años cincuenta y sesenta, reclamaban su participación como intelectual y escritor en la vida del país entre los cuales destacaron, en particular, aquellos vinculados a la definición de lo que significaba la cultura en el Perú y temas afines, tales como la identidad cultural y el papel del arte y la literatura dentro de esta.

      En este capítulo se examinarán los planteamientos del autor en relación con estos temas a partir del análisis de un conjunto representativo de artículos y textos publicados en diversos medios (periódicos, revistas, debates, prólogos, entre otros materiales), que coinciden con una etapa decisiva en su obra y que se inicia a partir de su regreso al Perú en 1951, después de una estadía de aproximadamente cuatro años en la Argentina. El establecimiento de esta frontera en la vida del autor, naturalmente, no implica una jerarquización en su producción, sino obedece estrictamente al desarrollo que expresan sus ideas desde esa fecha con respecto a los temas anteriormente mencionados.

      Tal como señala Mario Vargas Llosa (1966), las convicciones estéticas e ideológicas de Salazar Bondy sufren una profunda transformación a partir de su regreso al Perú, como se comprueba en una carta suya dirigida a la “Agrupación Espacio”, escrita durante su estadía en la capital argentina, en 1951:

      Creo que la poesía tiene que ser comunicación significativa y que su contenido, lejos de ser un mero alarde de brillos y resplandores estéticos, constituye ante todo la mejor suerte de comunión humana. El poema como juego, es decir, el poema que concluye en sí mismo, no representa otra cosa que un sombrío orgullo destinado a la estéril complacencia del virtuoso. El poema llamado puro, en mi experiencia, me impidió siempre dar precisamente aquello que me define: mi mundo, mi personalidad, mi misterio. (SSB, “La poesía y el hombre”, 2014b, p. 105)

      La llegada de Salazar Bondy coincide con el surgimiento de un nuevo tipo de periodismo representado por el diario La Prensa, a cuyo departamento editorial se integró en 1951. Este periodismo —como apunta en un artículo de 1955, titulado “El periodismo, la crítica y el arte”—, propone un tratamiento de la noticia en función de las expectativas e intereses de sus lectores:

      Desde que el periodismo limeño, hace apenas unos años, recibió el primer aire renovador, del que hoy goza con bastante plenitud, la primicia ocupó en las páginas del diario un lugar en proporción con el interés que despertaba en los lectores. Dejaron de prevalecer en la medida en que esto era posible, los favoritismos, la simpatía o los intereses particulares. La Prensa, iniciadora de esta clase moderna de información, se organizó en el sentido de que la dimensión y la organización de un artículo debía responder fundamentalmente a dos criterios: el atractivo de su tema para el lector, su vida y sus preocupaciones, y la importancia de su contenido en sí, como factor gravitante en la existencia y la cultura del país y de la humanidad. Muchas noticias relativas al arte subieron así al lugar de primera plana que antes estaba destinado exclusivamente a la política, la crónica policial o la publicidad personal de ciertos personajes que poseían o deseaban renombre. (SSB, 1990, p. 10)

      Según Salazar Bondy, La Prensa encarna el modelo de un diario identificado no con los intereses de ciertas fuerzas políticas o grupos económicos hegemónicos de la sociedad, sino con los de una masa de lectores ávida de encontrar en el periódico una fuente de información acerca del mundo a la vez que un espacio propicio para el contacto con el arte y otras manifestaciones vinculadas con este, como la literatura o el teatro. De esta forma, el periódico asume un nuevo rol en el contexto de la sociedad de la época que incide en la necesidad de acercarse y penetrar en el universo de las preocupaciones cotidianas del lector y hacerse parte de su vida. Estas modificaciones estratégicas en cuanto al contenido de los artículos y la composición temática de la página, indudablemente, conllevaron una reformulación del formato del diario. Así, la disposición de los textos posibilitó una contigüidad entre noticias políticas, sociales y culturales, lo cual resultaba ser un fiel reflejo de la nivelación y diversificación que se estaban produciendo en los intereses de los lectores. En el caso de Salazar Bondy, estas circunstancias le permitieron alcanzar como periodista un protagonismo ascendente que pronto se tradujo en una mayor lectoría de sus artículos, lo cual lo convertiría en una de las figuras principales del periodismo cultural por los siguientes quince años2.

      Por otra parte, el regreso al Perú implicó para el autor el establecimiento de un nuevo tipo de vínculo con el lector —y, más