Jodorowsky: el cine como viaje. José Carlos Cabrejo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Carlos Cabrejo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789972455193
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cultura popular como el cómic de ciencia ficción o el cine de terror, como la evidente simbología religiosa y mágica, constituyen apenas una parte de un universo que, a pesar de su reducido número, se abre hacia la interpretación con una riqueza poco frecuente. Ya decía que la tarea de rastrear esos hilos más o menos invisibles constituye una tarea de proporciones, pero encontrar la coherencia que se esconde tras estos gestos es una verdadera hazaña. Este es el mayor mérito de José Carlos Cabrejo. Y no se trata de uno menor.

      Avizorando paso a paso el recorrido del cineasta (y guionista de cómics, escritor y actor, entre otras cosas), Cabrejo, atento a las señales, deshilvana la trama de la obra, ordenando lo que parece caótico y atropellado, e iluminando lo que parece oscuro y arbitrario. Y es que, como queda claro en las páginas que siguen, no es posible acercarse al autor desde los códigos a la usanza. La labor de lectura es acá semejante a la que el arqueólogo realiza para analizar un palimpsesto. Son los pequeños fragmentos, aparentemente independientes unos de otros, los que dan sentido a las películas del psicomago. Este acercamiento atómico permite percibir la riqueza heterodoxa de Jodorowsky, estableciendo, en un doble movimiento, tanto la genealogía que se construye (un tema muy recurrente en toda su obra) como la recursividad que aparece oculta detrás de su fecundo imaginario. Y es que la iteración constante de los motivos, de los gestos y las acciones, aparece bajo la forma de una variabilidad que parece inacabable. Como sucede con Fellini, uno tendría la tentación de remontar secuencias de diversas películas para generar una espiral de alegorías.

      Pero estas lecturas no encontrarían un sentido unitario en el puro ejercicio hermenéutico. Lo que Cabrejo propone es leer a Jodorowsky desde una clave moderna: el viaje. Resulta inevitable, tanto por la época en que Jodorowsky cimenta sus inicios como por los modos en que presenta a sus héroes, pensar en aquellos protagonistas perdidos que vagan por los paisajes austeros de la modernidad. Pareciera que Jodorowsky propone una paradoja: esa desorientación de los héroes modernos que aparece como una soledad existencial proyectada en la dureza de su entorno, en su caso es representada como un delirio que bulle. El camino de los protagonistas está saturado de personajes circenses (una vez más Fellini) y de ritos teatralizados. Pero es también un viaje en círculos. Inicio y fin se encuentran, al fin y al cabo, como la serpiente que se consume a sí misma. Un cine que es capaz de mostrarse como tal, como una representación que devela sus mecanismos (baste solamente recordar el famoso “zoom back camera” de La montaña sagrada).

      Se trata, sin duda, de un giro barroco que, aparentemente, se opone a la representación moderna. Pero el barroco es, como indicaba Raúl Ruiz (otro cineasta chileno con el que Jodorowsky, a pesar de las evidentes divergencias, mantiene unas relaciones inexploradas), una economía particular de la representación. La suma de los componentes que convergen en el plano y en la secuencia densifica la representación de tal manera que es posible decir mucho en poco tiempo. Un aspecto en el que radica la dificultad de su cine. De este modo el viaje de los personajes toma las características de un carnaval, pletórico de disfraces y de símbolos que se presentan como un mundo inicialmente amenazante, devenido en representación siniestra (en el sentido freudiano). Pero al mismo tiempo, esa amenaza, manifestada exteriormente, es interior, como lo es también ese desplazamiento que se presenta como una iluminación.

      Este libro demuestra que el caso Jodorowsky está lejos de cerrarse. La inteligencia de su autor ha sido la de construir un itinerario con una guía que nos propone un acercamiento desapasionado pero apasionante. No estamos frente a una exégesis, estamos frente a un intento serio de comprender el atractivo (y el rechazo) de un autor polémico. Este esfuerzo se suma más que dignamente a otros realizados en otras latitudes, contribuyendo a poner en valor un cine delirante (en el sentido etimológico del concepto, como aquello que se sale del surco), de un modo serio y prolijo. Motivo más que suficiente para entregarle una calurosa y afectuosa bienvenida.

       Udo Jacobsen

      Docente e investigador de la Universidad de Valparaíso, Chile

       Introducción

      En el documental Jodorowsky’s Dune de Frank Pavich (2013), el mítico realizador de El Topo (1970) y La montaña sagrada (The Holy Mountain, 1973) nos cuenta que buscó reproducir con aquellos filmes el efecto de las drogas. Son películas que aparecieron en los últimos tiempos de la contracultura norteamericana, en la que viajes mentales producidos por el LSD pero también por plantas alucinógenas como el peyote, influenciaron una serie de creaciones artísticas, sea del cine, de la literatura, de la música o de la historieta.

      Alejandro Jodorowsky, enfundado en su vaquero de cuero negro, que cabalga en el desierto para enfrentarse a maestros del revólver que disparan balas espirituales, le dio a la contracultura su máximo héroe cinematográfico. El Topo es una película que logró ser exitosa en funciones de medianoche en Estados Unidos, una dinámica nocturna y ritual que posteriormente fue seguida por realizadores capitales como David Lynch o John Waters. Aquellos viajes lisérgicos, sin embargo, también abren paso al hallazgo de imágenes y símbolos de halo religioso. Si Jodorowsky pretendió que el espectador viva sus películas como un trip fue justamente para aproximarlo a un estado divino.

      Para Jodorowsky, tal como lo expresa en aquel video que circuló en redes sociales y que lo muestra absolutamente desnudo para presentar su película La danza de la realidad (2013), el cine es sagrado. Por ello, el viaje del que habla el título de este libro es uno en el cual también se sacralizan las películas que nutren la cinefilia del también escritor, psicomago y tarotista: las imágenes circenses de Federico Fellini, la corporalidad sensual y violentada de Pier Paolo Pasolini, la iconografía del spaghetti western, el fetichismo de Luis Buñuel, las explosiones de sangre de las slasher movies, los monstruos de las primeras décadas del siglo XX de Universal Studios, etcétera. Ello sin olvidar las numerosas huellas literarias dejadas por Dante Alighieri, François Rabelais o Samuel Beckett.

      Jodorowsky: el cine como viaje hurga en esas influencias cinematográficas que han marcado la obra fílmica del polifacético artista de raíces judíoucranianas, nacido en Tocopilla, pero a la vez busca decodificarlas, interpretarlas, entenderlas, en un lenguaje accesible y en una escritura apasionada por descifrar sus referencias a textos o símbolos del budismo, el hinduismo o el cristianismo, así como al tarot y a disciplinas terapéuticas desarrolladas por el realizador, como la psicomagia y la metagenealogía. En su aproximación a la breve y fascinante filmografía de Jodorowsky, el libro, más que ahondar en la biografía del director o en la historia de sus rodajes y proyecciones fílmicas, busca una contemplación de las películas y que ellas digan por sí mismas sus posibles sentidos, más allá de que coincidan o no con las propias lecturas que pueda haber hecho el cineasta de su propia obra. Como en un profundo estado zen, el libro “mira” las cintas de Jodorowsky para sentir que se “convierte” en ellas mismas, pero a la vez aprecia que ellas devienen parte de la esencia del cine contemporáneo para hallar el legado del director en películas contemporáneas de cineastas tan diversos como George Miller, Darren Aronofsky, Nicolas Winding Refn o Gore Verbinski.

      Este libro está compuesto de cuatro capítulos. El primero aborda su cine de los años cincuenta y sesenta, que incluye su cortometraje La cravate (1957) y su escandalosa opera prima Fando y Lis (1968). El segundo se centra en sus películas de los años setenta, El Topo (1970) y La montaña sagrada (1973), que lo convierten en un realizador de culto a escala mundial. El tercero, sus filmes de los años ochenta y noventa, entre los que sobresale la brutal y conmovedora Santa Sangre (1989). El cuarto, su saga autoficcional desarrollada en este nuevo siglo y que hasta el momento abarca La danza de la realidad (2013) y Poesía sin fin (2016).

      Los filmes de los años setenta de Jodorowsky recién en los últimos años han empezado a ser estudiados con mayor profundidad, dado que durante décadas no pudieron verse por canales oficiales a raíz de un conflicto legal, ya resuelto, entre Jodorowsky y el distribuidor Allen Klein (conocido por haber sido mánager de The Beatles) a mediados de la década pasada. Por lo pronto, este escrito se suma a los valiosos libros (revisados parcial o totalmente durante la redacción) de Michel Larouche, Massimo Monteleone, Ben Cobb,