Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a sacar los hábitos malos que tengo en mi vida. Deseo que tú seas el único tratamiento que me aplique. Amén”.
Una mamá protectora
Tu Biblia dice: “[…] Como la gallina junta sus pollitos bajo las alas”. Mateo 23:37.
¡Clo, clo! ¡Clo, clo! La gallina llama a sus pollitos para darles de comer. Cuando van junto a ella, les enseña a picar la tierra y a rascarla para encontrar algún gusanito o semilla que haya a su alrededor.
Mamá gallina cuida a sus pollitos con mucho amor y, si ella sabe que están en peligro, los mete bajo sus alas para darles seguridad y protección. Ellos se acurrucan y duermen tranquilamente, porque sienten el amor de su mamá cada vez que los cubre con sus alas. La gallina los ha amado desde antes de nacer.
Cuando aún estaban en los huevitos, ella los empollaba y cacareaba con suavidad y amor.
Así como la gallina esperaba con tanto amor a sus pollitos, también tu mamá y tu papá te esperaban con tanto amor que prepararon tu ropita, decoraron tu habitación, compraron una cunita y hasta juguetitos para ti. Tu nacimiento fue festejado por toda la familia y los amigos de tus papás. Ahora que ya estás un poquito más grande, mamá sigue cuidándote y haciendo todo lo que está a su alcance para que crezcas saludable, seguro y para que te sientas amado.
Jesús hace eso por nosotros: nos cuida, nos protege y nos ama. Cuando nos sentimos con miedo, podemos ir a él, porque él nos llena de su amor y nos da seguridad.
Oremos: “Gracias, Jesús, porque cuando tenemos miedo podemos refugiarnos en ti. Amén”.
Una buena memoria
Tu Biblia dice: “La memoria del justo es bendecida”. Proverbios 10:7 (RVR1995).
¿Tienes buena memoria? No sé tú, pero a mí en algunas ocasiones se me olvidan las cosas y tardo un poquito en recordarlas. Pero hay un animalito que puede recordar las cosas sin fallar: el chimpancé.
Se han hecho estudios en los cuales se colocan números de manera desordenada en una pantalla, del 1 al 19, y el chimpancé es capaz de recordarlos en el orden en que estaban.
¿Te acuerdas de las indicaciones que mami o papi te dan? ¿O haces como que se te olvidan? Recuerda que tener una memoria brillante es parte del buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Participa en juegos que te ayuden a mantenerla sana; por ejemplo, armar rompecabezas, descifrar adivinanzas, ¡aprender versículos con promesas!
Jesús nos ha dejado varias promesas. Aprende alguna de estas:
“Yo me acuesto tranquilo y me duermo en seguida, pues tú, Señor, me haces vivir confiado”. (Salmo 4:8)
“No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios”. (Isaías 41:10)
“Confía en el Señor y haz lo bueno, vive en la tierra y mantente fiel”. (Salmo 37:3)
“Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; nuestra ayuda en momentos de angustia”. (Salmo 46:1)
Recordar las promesas de Jesús nos hace ser felices y nos ayuda a seguir adelante. ¡Apréndelas y repásalas!
Oremos: “Querido Jesús, gracias por dejarnos promesas en la Biblia. Ayúdame a recordarlas, especialmente la de que pronto regresarás. Amén”.
Una familia cooperadora
Tu Biblia dice: “Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros”. Filipenses 2:4.
Los elefantes son animales que llaman la atención por tener una trompa larga y colmillos de marfil. Los encontramos en un zoológico y los vemos levantar un tronco de madera con su trompa o llevar alimento a su boca. Lo poco que sabemos de ellos es que las hembras son excelentes madres. Al nacer, el elefante bebé no tiene buena visión, así que camina entre las patas de su mamá para ser protegido y alimentado.
La manada es importante para el elefantito. Está integrada por hermanas, tías y abuelas que cooperan para movilizarlo y defenderlo de cualquier depredador. Las hembras que no han parido se convierten en las niñeras de los elefantitos. ¡Es hermoso ver cómo todas en la manada ayudan para que la mamá elefanta y el elefantito estén bien!
Cuando llega un nuevo bebé a casa, toda la familia se reúne para visitarlo. En algunas familias, las abuelitas y las tías ayudan con los quehaceres de la casa, mientras la mamá da de comer al nuevo integrante de la familia, lo duerme o ella misma descansa un poco.
La Biblia menciona que debemos ayudar a los demás, sentir amor por ellos y buscar el bien de todos y no solo el nuestro, así como Jesús hizo cuando estuvo en la Tierra. Cuando en tu familia haya una necesidad, recuerda qué hacen las elefantas: cooperan.
Oremos: “Gracias, Jesús, por mi familia. Ayúdame a cooperar en casa y en donde esté. Amén”.
Un pulpo inteligente
Tu Biblia dice: “La mayor sabiduría consiste en honrar al Señor; los que lo honran, tienen buen juicio”. Salmo 111:10.
Paul era un pulpo que vivía en un zoológico de Alemania. Se dio a conocer por adivinar quién ganaría los primeros seis encuentros de fútbol en la Copa Mundial del 2010 y en las finales; no porque fuera sabio, sino porque los pulpos son considerados los invertebrados más inteligentes. Han demostrado tener capacidades para evadir obstáculos y resolver problemas; por ejemplo, destapar botellas para sacar un crustáceo o desenroscar las tapas de los recipientes donde hay comida para ellos. Asimismo, pueden memorizar patrones por medio de la observación.
A diferencia del pulpo, Jesús nos dio la capacidad de pensar, y eso nos distingue de los animales. Puedes decir que eres muy listo porque vas a la escuela y sacas buenas notas. Tal vez tocas algún instrumento o hablas con facilidad algún idioma, y piensas que eres muy inteligente por todo lo que sabes, pero en realidad no es así. Puedes saber muchas cosas, pero si no tienes a Jesús en tu corazón y no le dedicas el primer lugar en tu vida, de nada sirve lo demás. Recuerda lo siguiente: los libros te dan inteligencia, pero Jesús te da sabiduría, porque él es la Fuente de todo conocimiento y poder. Cuanto más sabiduría tengas, más humilde debes ser y más debes tener un espíritu de servicio a los demás.
Oremos: “Querido Jesús, ayúdame a crecer en ti y a ser sabio. Deseo dedicar un tiempo cada día a conocerte y a hablar contigo. Amén”.
La melodía de gratitud
Tu Biblia dice: “A la orilla de los ríos anidan las aves del cielo; ¡allí cantan, entre las ramas de los árboles!” Salmo 104:12.
Era sábado y aún no amanecía. La mamá se levantó tempranito para preparar el desayuno y tener todo listo para ir a la iglesia. Cuando caminó hacia la cocina, vio que su hijo Jazzi estaba en la sala sentadito, observando hacia