Un rayito de luz para cada día. Ninayette Galleguillos Triviño. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ninayette Galleguillos Triviño
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9789877984583
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Mucha gente llegaba de todas partes de la ciudad y era recibida por una curiosa llamita que daba la bienvenida.

      Mis padres hacían un gran esfuerzo para poder llevarnos, y recuerdo con cariño que pasar las vacaciones de Fiestas Patrias recorriendo la feria era el premio que recibíamos mis hermanas y yo por habernos esforzado durante el primer semestre escolar. Pabellones inmensos llenos de decorados coloridos ofrecían atracciones de todo tipo para todos los gustos, suficientes para entretener a miles de personas por el precio de una sola entrada.

      Una de las atracciones que mi familia y yo más disfrutábamos era el salón de los espejos. Esta clásica recreación era la más solicitada; las filas para entrar eran casi interminables. Desde los pasillos se escuchaban las fuertes y contagiosas risas de la gente que desde que entraba no paraba de reír.

      El secreto de esta divertida atracción era la variedad de espejos con superficies irregulares que no reflejaban lo que esperabas ver, sino una cambiante apariencia del cuerpo de las personas. Podías verte muy pequeño, con el cuello largo, con los brazos cortos e incluso, ver parte de tu cuerpo volteada de cabeza. Pero aunque las ilusiones ópticas creadas por algunos espejos podían ser muy graciosas, estos mostraban un reflejo falso y distorsionado de lo que en realidad éramos.

      A diferencia de esos espejos de mi infancia, el versículo de hoy te recuerda que tu vida es como un espejo que debe reflejar la imagen correcta. Tener fe es mirar a Dios y reflejar en tu rostro la luz de su gloria. Es creer que con su luz puedes brillar para alumbrar este mundo oscuro, donde tu bondad y tu sonrisa pueden hacer que otros sonrían porque reflejas el amor de Jesús. ¿Qué ven tus amigos cuando te miran? Magaly

      La fe no es matemática

      “Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho” (1 Reyes 17:16).

      ¿Recuerdas los problemas matemáticos que te daban en la escuela en primer grado? Por ejemplo, el clásico: “Tienes 2 manzanas y regalas 1, ¿cuántas te quedan?” Otro parecido: “Tienes 2 manzanas y regalas 2, ¿cuántas te quedan?”

      Ahora este: “Supón que lo único que tienes para la cena es un pan, nada más. De repente viene Dios y te dice: ‘Comparte tu pan con tus vecinos de al lado, pues ellos no tienen nada. Yo te prometo que aunque des, nunca te va a faltar’. ¿Qué harías? Muchos razonaríamos así: ‘No, Señor. ¿Acaso no ves lo poco que tengo? Si yo le doy a los vecinos, ¡me faltará a mí! Habiendo tanta gente rica en mi ciudad, ¿justo a mí me pides que comparta?’ ”

      En la Biblia encontramos una historia donde Dios le pidió a una viuda pobre que hiciera exactamente eso. Estaba juntando leña para prepararse un pancito para comerlo con su hijo y luego “dejarse morir”. Entonces, llegó Elías, y le dijo: “Con esa poca harina y aceite que te queda, hazme un pancito a mí, pues Dios promete que no te va a faltar ni harina ni aceite”. La viuda podría haber pensado: “¿Qué? ¿Este hombre quiere que le prepare lo último que me queda para él?”

      Volvamos a los problemas matemáticos del principio: “Si tengo 2 elementos para hacer pan y los 2 se los doy a Elías, ¡yo me quedo con nada! (2 - 2 = 0)”. Sin embargo, Dios desafió la fe de la viuda con una propuesta antimatemáticas: “Si tienes 2 elementos para hacer pan y le das los 2 a Elías, te prometo que seguirás teniendo 2 elementos para hacer pan (2 - 2 = 2)”. Hmmm... ¡Imposible! ¿Qué hubieras hecho tú?

      La viuda le dio la oportunidad a Dios de mostrar su poder antimatemáticas. Con lo último que tenía, le preparó un pancito a Elías, ¿y qué pasó? Lo dice el versículo de hoy. ¡Dios cumplió lo que prometió! Por muchos días la viuda tuvo para comer junto a su hijo y Elías.

      ¿Sabes? Dios desea más personas como la viuda, que confíen en él. Por ello, cuando en la Biblia Dios te pida algo matemáticamente difícil (como diezmar aún cuando el dinero no te alcanza, o compartir con otros lo poco que tienes), obedécele igual y deja que él se encargue de los “imposibles”, así como hizo con la viuda. ¡Eso es tener fe! Gabriela

      Cadena fuerte

      “Por ella (la fe) recibieron aprobación los antiguos” (Hebreos 11:2).

      Me gusta imaginar a los héroes de la fe de Hebreos 11 como los protagonistas de una larga galería de arte donde se exhiben las pinturas de personajes célebres. Y mientras caminamos por sus corredores recordamos sus acciones, que hasta hoy nos inspiran.

      Pero días atrás un pastor los comparó con los eslabones fuertes de una cadena. Y vinieron a mi mente algunos tipos de cadenas que conozco. Pensé en la cadena de una bicicleta, en cadenas alimenticias. También hay cadenas de oración, cadenas televisivas. Hay cadenas para portar relojes o alhajas. Cadenas para nieve, para que los transportes no se hundan después de una gran nevada.

      Pero volvamos a la comparación de cada héroe de la fe como eslabones de una cadena fuerte y segura. ¿Qué sucedería si todos los eslabones fueran fuertes menos uno? La cadena sería tan fuerte como su eslabón más débil. ¿Te sentirías seguro siendo rescatado a gran altura por una cadena así? No, ¿verdad?

      Nosotros somos como eslabones. ¿Te gustaría ser un eslabón muy, muy fuerte? Entonces, conságrate a Dios todas las mañanas. Lee tu Biblia, ora y cuéntale del amor de Dios a alguien. Sé fiel en cada cosa que hagas por amor a Jesús. Verás y escucharás muchas cosas. Pero a la luz de la Biblia, retén solo lo bueno, aquellas cosas que agradan a Dios. Ten identidad, vive como un hijo de Dios, de acuerdo con su voluntad, haciendo lo que es agradable, de buen nombre y perfecto.

      Federico es conocido por todos sus vecinos como un ejemplo de laboriosidad y amor. Él hace todo lo posible por compartir el evangelio. Ayuda, después de clases, a los ancianos de su barrio. Tiene un grupo pequeño de niños para enseñarles de Jesús. Además, a veces predica en diferentes iglesias. Su familia puede contar con él, y es un buen compañero en la escuela también. Sin duda, ¡un eslabón pequeño pero muy fuerte! Y tú, ¿qué tipo de eslabón eres? ¿Sabes? Fuimos llamados a esperar y apresurar la venida de Jesús. Romanos 13:11 dice que ya es hora de levantarnos pues la hora de nuestra salvación está cerca. ¡Formemos una cadena fuerte! Mirta

      La niña salvaje

      “Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse” (Lucas 15: 24, RVR).

      ¿Has visto la película “El libro de la selva”? Hoy te contaré una historia real de una niña criada sola en la selva. Ella se llama Rochom P’ngieng y es conocida como “la niña salvaje”.

      Esta niña nació en Cambodia, y a los siete años se perdió en un bosque mientras cuidaba búfalos con un primo. Por más que trataron de encontrarla no apareció hasta veinte años más tarde. Cierto día, ella estaba comiendo arroz de una granja, y la tomaron como ladrona. Al llevarla a la policía, coincidentemente el policía que la reconoció era su padre. “Cuando la vi, estaba desnuda y caminando doblada hacia adelante como un mono. Era piel y huesos”, dijo su padre. “Estaba temblando y recogiendo granos de arroz del suelo para comer”. Tenía el pelo hasta los tobillos, estaba muy sucia.

      La llevaron a casa y celebraron su retorno. Pero extrañamente ella no se adaptaba, no estaba feliz. Su madre trataba de alimentarla con cuchara, y ella se negaba a recibir la comida; solo comía con las manos. La vestían y se negaba a usar la ropa. No