MIGUEL Á. GRANADA
Universidad de Barcelona
1. El volumen XVIII, que recoge la correspondencia de los años 1620-1630, se publicó en 1959, tres años después de la muerte de Caspar, que murió antes de completar la edición del volumen, cuya terminación corrió a cargo de su colaborador Franz Hammer. Merece señalarse la colaboración en la edición de las obras de Kepler de Martha List, a quien también agradece Caspar su colaboración en la redacción de la presente biografía.
2. Véase infra, p. 54 y M. Caspar, Johannes Kepler, trad. de C. D. Hellman, Abelard-Schu-man, Londres 1959. Sobre el cometa véase C. D. Hellman, The Comet of 1577: Its Place in the History of Astronomy, Columbia University Press, Nueva York, 1944.
3. Max Caspar, Kepler, traducido y editado por C. Doris Hellman, con una nueva introducción y referencias de Owen Gingerich, citas bibliográficas de Owen Gingerich y Alain Segonds, Dover Publications, Nueva York, 1993.
4. De Owen Gingerich, además de los títulos recogidos en la Bibliografía de esta obra, queremos recordar su importantísimo An Annotated Census of Copernicus’ ‘De revolutionibus’ (Nuremberg, 1543 and Basel, 1566), Brill, Leiden-Boston-Colonia, 2002. Alain Segonds, además de autor de una riquísima traducción francesa del Mysterium Cosmographicum (J. Kepler, Le secret du monde, Les Belles Lettres, París, 1984; 2ª ed. Gallimard, Paris, 1993), es el autor en colaboración con Nicholas Jardine de la reciente La guerre des astronomes: La querelle au sujet de l’origine du système géohéliocentrique à la fin du XVIe siècle, dos vols. en tres tomos, Les Belles Lettres, Paris, 2008, que ofrece una nueva edición crítica de la Apología de Tycho contra Ursus, acompañada de traducción francesa, en el marco de un estudio exhaustivo de esta obra y este momento de la vida de Kepler, así como de su relación con Tycho Brahe (1597-1601). Este importantísimo trabajo, lamentablemente no recogido entre los títulos recientes añadidos a la «Bibliografía» de esta edición, complementa el breve espacio concedido por Caspar a este componente de la relación de Kepler con Brahe (véase infra, pp. 126 y 137 s.). Y ya que hemos mencionado la obra de Copérnico, creemos útil señalar al lector la reciente edición crítica con traducción francesa y extensísimo comentario, que mejora en muchos puntos la edición alemana recogida infra, p. 492: Nicolas Copernic, De Revolutionibus orbium coelestium / Des révolutions des orbes célestes, edición de M.-P. Lerner, A.-P. Segonds et J.-P. Verdet, 3 vols., Les Belles Lettres, Paris, 2015.
5. Trad. española: Los sonámbulos: el origen y desarrollo de la cosmología, Salvat, Barcelona, 1986, pp. 171-336.
6. Véase infra, pp. 378-383.
7. Véase en la presente edición las páginas 27 s.
8. En 2009 –año internacional de la astronomía, en recuerdo y homenaje al 400 aniversario de la publicación de la Astronomia nova de Kepler, que iniciaba la astronomía moderna– la NASA lanzó al espacio la sonda bautizada con el nombre de Kepler para la búsqueda de planetas extrasolares, especialmente planetas de tamaño similar a la Tierra y situados en una zona de habitabilidad con respecto a su estrella. Mientras estuvo operativa, la sonda Kepler encontró un total de 2740 candidatos a exoplanetas, y se han confirmado 114 planetas en 69 sistemas. En enero de 2013, los astrónomos del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) utilizaron datos de Kepler para estimar en «por lo menos 17 000 millones» los exoplanetas de tamaño similar a la Tierra que existen en la Vía Láctea (véase Wikipedia, «Kepler (satélite)»). El proyecto, sin embargo, estaba en contradicción con las concepciones más fundamentales de Kepler, que merece sin duda mucho más que el nombre de una sonda, pero estaba convencido de que el Sol era un astro único y sólo existían los seis planetas que lo circundan en consonancia con los cinco sólidos regulares que determinan sus distancias al centro solar. Coincidía, por el contrario, con las concepciones de Giordano Bruno, decididamente rechazadas por Kepler en su De stella nova (1606) y en la Dissertatio cum Nuncio Sidereo (1610).
Prólogo de la traductora
Johannes Kepler es uno de los personajes más atractivos de la historia de la ciencia, tal vez por la trascendencia de sus aportaciones científicas, o por el rigor intelectual que guiaba sus reflexiones científicas, filosóficas y religiosas, o por la integridad que manifestó siempre a pesar de las dificultades, o por el carácter novelesco de su vida, o quizá por todo eso junto. Como el mismo Max Caspar afirma en el prólogo de su biografía, estas son las claves que explican la simpatía que despierta Kepler en las generaciones que lo han sucedido. Pocos personajes comparables suscitan tanta fascinación en el público general y, sin embargo, el panorama editorial en castellano disponía hasta hace unos años de una oferta muy limitada de textos sobre Kepler y de Kepler, en contraste con la abundancia de bibliografía existente sobre otros pensadores de su misma época. Por suerte, en los últimos años el panorama editorial en castellano ha apostado por Kepler, y se han publicado diversas obras sobre su producción científica y hasta traducciones al castellano de obras suyas.
El erudito alemán Max Caspar (1880-1956) dedicó su vida entera al estudio de Kepler. Realizó múltiples análisis, traducciones y ediciones de las obras del astrónomo, pero sus dos mayores proyectos consistieron en la edición de las obras completas de Kepler (Johannes Kepler Gesammelte Werke) y en la elaboración de la biografía cuya traducción al español presentamos aquí. Esta biografía fue aclamada desde su aparición por su profundidad y rigor, puesto que aborda todos los aspectos de la vida de Kepler, desde el ámbito científico hasta el más personal. Un volumen de esta calidad solo podía materializarlo un autor alemán con sólidos conocimientos tanto científicos como teológicos e históricos, así como de lengua alemana antigua y de latín. La biografía elaborada por Caspar sigue siendo hoy la fuente de referencia esencial para quienes aspiran a obtener una visión integral de la figura de Kepler. El ensayo Los sonámbulos de Koestler, que se convirtió desde su publicación en castellano en la principal referencia biográfica sobre Kepler para hispanohablantes no especialistas, se evidencia permeado de influencias casparianas de principio a fin, hasta el punto de ser inconcebible sin el trabajo previo del erudito alemán. Tanto la biografía que escribió Caspar como el trabajo de Koestler han aportado contenidos y emoción a obras posteriores, entre ellas la novela Kepler, de John Bainville. Todas las historias de la astronomía publicadas desde la década de 1950 atribuyen un lugar destacado a la biografía que escribió Caspar. Sin embargo, el universo castellanohablante no dispuso de esta obra fundamental de referencia hasta el año 2003, cuando la traducción que presentamos ahora en PUV apareció publicada por primera vez en castellano. Quince años después, con aquella edición descatalogada, hay lectores que siguen interesándose por la adquisición de esta obra, y no pocos científicos me han insistido desde entonces en que promoviera la reedición en castellano de este trabajo intemporal y único. Las amables indicaciones que recibí desde el primer momento por parte de Juan Pérez Moreno, editor de PUV, y el criterio favorable del Consejo Editorial de esta casa fueron decisivos para la consecución de ese objetivo.
Las dificultades que plantea un trabajo de traducción como este explican que la publicación de esta