Si vosotros fuerais capaces de repararla, probablemente no llamaríais al técnico y comprobaríais la placa. A veces, la causa de la avería es una tontería (aunque solo a veces). Hace unos años también a mí se me averió la caldera. Antes de llamar al técnico intenté abrirla (ya que la garantía había caducado hacía años) y curioseé por su interior entre tubos, bombas y placas varias. Encontré un fusible, que estaba intacto. En la parte inferior había una especie de tanque fijado con tornillos. Lo abrí y encontré la placa de control. Después vi otro fusible: ¡estaba quemado! Lo sustituí de inmediato y me ahorré la visita del técnico y el gasto imprevisto. Saber manipular las cosas es realmente un gran qué que ofrece enormes satisfacciones. Es una competencia que se puede aprender con paciencia y muchos «experimentos», pero recordad siempre la regla de oro:
¡No abráis nunca los objetos en garantía!
Si están en garantía, id al centro de asistencia o donde lo comprasteis.
El segundo motivo por el cual se recurre a la reparación es por no existir alternativas, por ejemplo, cuando una pieza está obsoleta y ya no se produce. En estos casos, normalmente también se suele recomendar adquirir un producto nuevo a un precio muy superior. Pero si es posible encontrar un recambio, sin duda alguna se debe intentar reparar lo que se ha roto.
El 99 % de los hombres descienden genéticamente de los monos y les gusta rodearse de objetos. A veces, se pierde el control de este aspecto y se llega a la acumulación en serie. Algunos de los objetos que tenemos pueden tener un gran valor afectivo, quizás porque nos los ha regalado alguien y no los queremos tirar. Hace unos años, a una tía mía se le rompió la máquina de escribir. Toda la vida había utilizado una Olivetti Lettera 22 e, incluso, una vez jubilada, solía escribir con su querida máquina de escribir mecánica. Como le tenía mucho afecto, para no dejarla sin un objeto tan importante para ella, le busqué una por Internet y se la compré. La suya me la dio y yo, con calma, la reparé. Ahora mi tía ya no está, pero yo continúo teniendo su máquina de escribir, que me la recuerda cada vez que la veo. A veces los objetos de este tipo ya no tienen ningún valor y quizás existen nuevos modelos que son más eficientes y actualizados, pero sí son importantes para el propietario, que estará dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguir repararlos.
Otra causa que podría alentar a alguien a reparar algo sería por motivos más profundos y filosóficos. Si compro un objeto, cedo un dinero a cambio de su propiedad, que pasa del vendedor al comprador. En la práctica, este intercambio no es perfecto, porque aun siendo propietario de un bien adquirido, no tengo todo los conocimientos de cómo ha sido fabricado y de cómo funciona. Ahora ningún fabricante entrega ya los esquemas eléctricos y de funcionamiento y se limita solo al manual de uso. Y esto es así para proteger las propiedades intelectuales inherentes al bien adquirido. El fabricante ha invertido tiempo y dinero para crear un objeto y no desea que otros lleguen y utilicen la documentación sumistrada para convertirse en competidores.
Antes, con cierta frecuencia, venían junto al manual de uso los esquemas eléctricos. Hoy en día estos son una auténtica rareza. Existen movimientos de personas que reivindican el derecho de poder reparar los objetos y que piden a los fabricantes que se lo permitan hacer creando objetos reparables, dotados de sistemas de apertura y que proporcionen incluso las piezas de recambio para poder llevar a cabo las reparaciones. El Repair Manifesto es muy popular en Internet, sobre todo en sitios relacionados con el mundo maker1. La versión de Platform212 incluye 11 puntos:
1. ¡Alarga la vida de tus productos! Reparar ofrece a tus objetos una nueva vida. ¡No lo entierres, apedázalo! ¡No lo tires, remiéndalo! Reparar no está en contra del consumismo, está en contra de la basura inútil.
2. Los objetos deberían ser diseñados para poder ser reparados. Diseñador: crea productos reparables e informaciones claras y comprensibles. Consumidor: compra cosas que puedan ser reparadas y, si no es así, investiga por qué no lo son. Sé crítico y curioso.
3. Reparar no es sustituir. Sustitutir significa tirar la pieza rota. Este NO es el tipo de reparación que estamos tratando.
4. Lo que no destruye, refuerza. Cada vez que reparamos algo, aumentamos su potencial, su historia, su alma y su belleza intrínseca.
5. Reparar es un reto creativo. Reparar despierta la imaginación. Utilizar nuevas técnicas, nuevos instrumentos y materiales presenta nuevas posibilidades en lugar del fin de los objetos.
6. Reparar no es una moda. La reparación no tiene nada que ver con el estilo o las tendencias. No existen fechas de entrega para los objetos que se reparan.
7. Reparar es descubrir. Mientras arreglas algo, aprendes cosas maravillosas acerca de cómo funciona y no funciona.
8. ¡Reparamos incluso cuando no hay crisis! Si piensas que este manifiesto tiene algo que ver con la recesión, es que no has entendido nada. No se trata de dinero, sino de mentalidad.
9. Los objetos reparados son únicos. Incluso un objeto falso se convierte en original una vez reparado.
10. Reparar nos hace libres. No seas esclavo de la tecnología, sé maestro. Si una cosa está rota, arréglala y será mejor. Si eres maestro, enseña al resto.
11. Repara de todo, incluso bolsas de plástico... Pero te recomendamos que cojas una bolsa que dure y que la repares si es necesario.
Y, por último, el lema:
¡No recicles, repara!
Uno de los puntos del manifiesto subraya la importancia de reparar, a menudo confundida con sustituir piezas enteras de un objeto. La sustitución de la placa de la caldera rota por una nueva no es una reparación y, además, es una operación que puede realizar cualquiera. Y así debe ser por motivos económicos y prácticos. El técnico de la caldera no puede permitirse quedarse en cada casa que tenga la caldera rota intentando repararla. Vosotros moriríais de frío y él no podría garantizarse el número de intervenciones necesarias para pagarse el sueldo.
Otro problema es la ausencia de reparadores. Antes era normal llevar el televisor averiado a arreglar; hoy en día, por muchos factores, antes se opta por tirarlo. Los electrodomésticos actualmente valen muy poco dinero y esto hace que sea tan antieconómico repararlos. Si un electrodoméstico complejo, como un teléfono móvil, puede llegar a costar menos de 50