Reparando mundos. María Eugenia Ulfe. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Eugenia Ulfe
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786123176723
Скачать книгу

      Lucanamarca y Sancos son localidades ubicadas en la zona sur central de Ayacucho, que forman parte de la provincia de Huanca Sancos. Son comunidades de altura: en promedio, miden desde 3400 msnm hasta las altas punas (arriba de los 4000 msnm), con grandes pastizales esencialmente dedicados al comercio del ganado. Su larga historia colonial las describe como organizadas en ayllus, con tenencias de tierra comunales y con una movilidad constante en toda esa zona del sur de Ayacucho.

      Con el pasar de los días, la sensación de Lucanamarca como pueblo vacío dejó de tener sentido. Lo que sucede es que la población de esta zona va y viene, pues hay distintas rutas e interconexiones con la capital de la región, con el sur de Ayacucho y con la costa. Steve Stern (1993) nos contaba los relatos de viajeros y la combinación de apellidos que describen Huanca Sancos como una región pujante enclavada en los Andes con una articulación dinámica de larga duración con otras regiones.

      En Lucanamarca, el bus-camión, comúnmente conocido como el mixto propiedad del señor Carbajal hacía su ruta entre Lucanamarca, Sancos e Ica, la misma ruta que hoy realizan las camionetas y combis, y que también las lleva en la otra dirección hacia Ayacucho. En Sancos, la situación no era diferente.

      Las historias relacionadas con estas rutas recorren la vida de los pobladores de la provincia de Huanca Sancos. Son una imagen recurrente en sus álbumes fotográficos, las cuales comenzamos a usar como foto-elicitación una vez que conocimos que ahí vivieron dos grandes fotógrafos: Mariano Alarcón y Nicasio Ancasi. Cuando exhibimos las fotografías en Sancos en 2014 y 2016, emergieron esos otros relatos que parecían congelados en el tiempo.

      Cuando doña Eva ingresó a la habitación donde estaba su esposo, don Fermín, les mostraba a Miguel y a Ximena la fotografía del mixto y el Volvo de Sancos. Ella exclamó: «Él es Pancho Yarma, el primero», y nos brindó los nombres y apellidos de todos los que aparecen en esta fotografía que muestra con orgullo el transporte de la comunidad. Pero hubo un momento en que se detuvo.

      Figura 1. Mapa de la provincia de Huanca Sancos

      Fuentes: MINAM, INEI, ING y USGS. Elaboración de Tarik Tavera Medina.

       Miguel: Luego, ¿el que sigue con chompa beige?

       Eva: Él es el presidente.

       Fermín: Él es el presidente de la directiva comunal de la comunidad campesina de Sancos, César Molina Alarcón.

      Ahí se detuvo. Silencio.

      Figura 2. Fotografía del mixto y el Volvo de la colección personal de don Fermín

      Fuente: Colección personal de Jesús Alfaro.

      Don Fermín cuenta que, poco antes, habían elegido a nuevos miembros de la directiva comunal. El presidente de la directiva comunal llegó con el Volvo, pero con otro chofer, cuando los emboscaron en Tajra. Eran más de doscientas personas, porque volvían no solo en el Volvo, sino en varios mixtos, incluyendo el de Carbajal de Lucanamarca. Los hicieron bajar y quemaron el Volvo. Este había sido comprado por la comunidad campesina de Sancos para trasladar materiales a la localidad. Les rogaron que los dejasen bajar sus materiales y que no se llevaran al chofer. Dejaron al chofer, pero se llevaron el Volvo con todo el material adquirido y lo quemaron cerca de Pedregal. Al siguiente año, quemaron el mixto, y al poco tiempo asesinaron al presidente de la directiva comunal César Molina. Fueron años duros: atentados, robos y muertes comenzaron a sucederse unos tras otros.

      Desde 1980, el Perú atravesó por un periodo de violencia intenso que duró aproximadamente hasta mediados de la década de 1990 (al menos para esta región). El líder del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP-SL) fue capturado en setiembre de 1992, pero esto no significó la paz. En lugares como Sancos, la base militar permaneció un tiempo más. En mayo de 1980, el Perú regresó a la democracia luego de doce años de dictadura militar. El día de las elecciones, sucedió un hecho que marcaría el inicio de la lucha armada (ILA) por el PCP-SL. Seguidores del marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo quemaron un ánfora en la localidad de Chuschi, a unas horas de Sancos, lo cual declaró la guerra al Estado peruano.

      Como señala el Informe final de la CVR (2003), la violencia no afectó a todos por igual (no todos los muertos son lo mismo). En el periodo de duración (desde el ILA en mayo de 1980 hasta la captura de su líder en setiembre de 1992), tampoco se padeció del mismo modo, ya que tuvo picos y momentos más álgidos. Localidades como Lucanamarca o Sancos tuvieron sus propios ciclos y auges de violencia, que no necesariamente coincidieron con los del resto del Perú.

      En todos los años de estudio en la región entre 2011 y 2019, fue recién en 2016 cuando nos contaron sobre el asesinato de César Molina.

      En la conversación con doña Eva y don Fermín, Ximena intervino y señaló con pesar: «Entonces, al señor César Molina lo matan en el mixto». Le respondieron: «Sí».

      Al señor César lo asesinaron cuando venía en el mixto, en Tajra, donde también quemaron el mixto. En el mismo atentado, asesinaron a un chofer de Querobamba. Ahí mismo habían quemado también un volquete de otra localidad. Don Fermín era el administrador de la comunidad y era muy amigo de don César. Cuando fueron autoridad en el mismo periodo, se repartían las tareas y las funciones. Don Fermín contaba cómo don César quería obligarlo a que fuese con él en el mixto, pero él decidió regresar en el Volvo, pues tenía que cuidar la mercadería que habían adquirido para la comunidad. Los carros salían todos los días jueves de Ica. Él se adelantó trayendo la mercadería. La noche de ese miércoles, cuando don Fermín viajaba a Sancos, cayó una nevada y apenas logró pasar. La mercadería había salido a su nombre. Antes de que saliera don Fermín, don César ya estaba sentado con su maletincito en el Volvo y se tuvo que bajar. Se quedó en la puerta del hotel medio triste. Esa fue la última vez que don Fermín lo vio. Fue un 16 de diciembre cuando lo asesinaron. Días después, el mismo don Fermín tuvo que ir a Tajra a buscar el cadáver de su amigo.

      Los pasajeros que venían con don César en el mixto llegaron en otro carro. Asustados, contaron que habían quemado el camión, pero que los habían soltado y por eso regresaron en otra movilidad. Las noticias informaban que habían asesinado al presidente de la comunidad. El vicepresidente de la comunidad requería voluntarios para buscar el cuerpo, pero nadie quería ir. Don Fermín señalaba lo siguiente:

      Fui solito con el Ejército. El único con el Batallón. Eran quince soldados. Entonces, allí llegamos y empezamos a buscar. Encontramos ponchito en la carretera. Habían traído por la carretera. Después lo habían llevado por abajo. Al pobre ya le habían comido el perro del cuello; los ojos ya lo habían sacado. Me dio miedo. Cuando recuerdo triste es. A él le habían sacado los ojos; cuando lo sentamos se colgó los ojos y todo el cuero cabelludo ya lo habían sacado. Hueso ya estaba su cabeza. Sí, así huérfano dejó a varias hijas. Aquí están como dos. Su esposa también está acá, vive. Triste es.