Democracia con dignidad. Darío Luján Gómez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darío Luján Gómez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9788468561295
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como por ejemplo la sexualidad y su responsabilidad en la procreación deban obedecer sólo a sus instintos, sin voluntad ni libertad.

      21.Proteger la dignidad humana y el respeto intrafamiliar en el hogar, impidiendo o castigando severamente la pederastia, el maltrato y el sometimiento de los niños a hogares disfuncionales.

      22.Apoyar a las familias.

      23.Combatir la producción, comercialización y consumo de drogas y sustancias estupefacientes para evitar la degradación personal que esto produce, penalizar como corresponde a quien exporte narcóticos o viva del lavado de dólares producto el narcotráfico, e impedir que el progreso económico de la democracia de un país esté relacionado con la destrucción de los seres humanos en cualquier parte del mundo.

      24.Garantizar que la educación y la salud de los ciudadanos sea óptima independientemente de los recursos económicos que posean, o la clase social a la que pertenezcan.

      25.Garantizar, con responsabilidad civil para los gobernantes, vivienda digna y alimentación saludable a todos los ciudadanos, sin excepción, y sin importar su nivel de recursos económicos.

      26.Cuidar la naturaleza y educar a los ciudadanos en ese sentido, sabiendo que pueden y deben servirse de ella y transformarla en aras del bien común y personal, e impedir que el fundamentalismo ambientalista prive al hombre de su libertad y lo esclavice a la naturaleza.

      Capítulo 1.

       SALARIOS Y LIBERTAD DE EMPRESA

      Tal vez lo más lógico para este primer capítulo hubiera sido hablar de la dignidad del ser humano, puesto que en el respeto a ella se debe fundamentar la democracia. Pero soy consciente de las dudas que podrían surgir sobre la posibilidad de constituir el sistema político, económico y social que planteo, por lo que he decidido anticiparme con las propuestas económicas que a mi modo de ver garantizan la factibilidad de una democracia real.

      Considero que parte del respeto a la vida humana es darle a cada uno lo que le corresponde por su esfuerzo, entrega y conocimientos. Por eso se hace necesario hablar de los ingresos justos para los trabajadores, de sus condiciones laborales, residenciales, de salud, recreación y educación entre otros aspectos, así como de las empresas que pagan dichos salarios.

      Como lo anticipé en la introducción, creo que la democracia debe ser un sistema en el que el Estado sea un ente de garantías ciudadanas, y no un jefe empresarial, político o social. Por eso el siguiente planteamiento parte de la base de una economía fundamentada en la empresa privada con responsabilidad social, y un Estado que la garantice.

      Las empresas deben conservar su razón de ser, que es la rentabilidad. No sólo para beneficio social, sino para el de quienes invierten en una idea, confían en la labor de los trabajadores y arriesgan su patrimonio.

      Planteo una muy importante reducción de las cargas fiscales, aboliéndolas casi por completo, porque el Estado no es socio en la inversión ni puede serlo en las utilidades. No es de justicia. Otra cosa es que los empresarios, como ciudadanos, contribuyan al bien común en la medida de sus posibilidades. No podemos olvidar que contrario a lo que predica la doctrina comunista, no todos somos iguales ni somo esclavos del Estado. Ni empresarios, ni trabajadores. Viva la solidaridad, pero viva sobre todo la libertad.

      A mi modo de ver, en la actualidad el exceso de cargas fiscales a las empresas dificulta su gestión y su rentabilidad, genera cierres y desempleo y permite a los empresarios el pago de sueldos que realmente y siento mucho decirlo son miserables, con la excusa de que sólo así puede haber un negocio rentable. Muchas empresas trabajan para pagarle impuestos al Estado, y muchas otras dedican todos sus esfuerzos a evadir sus obligaciones fiscales y sociales para asegurar el exclusivo bienestar personal de sus dueños y no de los trabajadores.

      El empresario proyecta la viabilidad de la empresa y la lleva a cabo respetando los precios de insumos y procesos que le imponen los proveedores, pero no trata al empleado como un proveedor más de servicios, sino que se aprovecha de su debilidad por la vulnerabilidad que implica la posibilidad de quedarse sin trabajo en medio de la competencia de mano de obra. El empleado en muchos casos debe aceptar contra su dignidad lo que propone el empleador si no quiere quedarse sin trabajo y por tanto sin ingresos. Parece absurdo, pero hay que recordar a los empresarios que contratan trabajadores, que si lo hacen es para que sus empleados puedan vivir con su trabajo. En caso de que no puedan cumplir con esta premisa, deberán desaparecer porque operan con base en cálculos de viabilidad erróneos, que perjudican a la persona y a la sociedad.

      Por ello se hace indispensable crear una nueva normativa que garantice el pago de salarios justos con los que el trabajador y su familia puedan vivir dignamente, y que el proyecto de viabilidad de las empresas se adelante con base en ello.

      La base de este cambio es el establecimiento de un salario mínimo acorde a las necesidades reales del trabajador, la creación de un salario máximo que garantice la reducción de la brecha social, la implantación de la participación real de los trabajadores en las utilidades de su empresa y la eliminación de todas las prestaciones sociales añadidas al salario incluida la indemnización por despido injustificado. Dichas medidas se complementan con la instauración de contribuciones solidarias en todos los salarios y con la eliminación de impuestos que empobrecen a la ciudadanía, frenan el desarrollo económico y enriquecen a los corruptos.

      El aumento de salario a los empleados genera consumo, bienestar personal y social, y mayores ingresos al Estado por concepto de impuestos. La ley de la oferta y la demanda y la globalización del mercado impiden que suba el precio de los productos y disminuya así el poder adquisitivo.

      Entre los planteamientos básicos de este modelo de sociedad y democracia está que el salario mínimo neto del trabajador deberá triplicar el precio del alquiler promedio de una vivienda de 70 m², para permitir que con él pueda vivir dignamente su familia, constituida en promedio por dos o tres hijos, y que dispongan de habitaciones separadas por consideración de su género.

      Con valores promedio de la economía colombiana en la actualidad, el alquiler de una vivienda media de buena calidad, con 3 habitaciones y 2 baños, es de $ 1.000.000 mensuales. (US$ 250 a un cambio aproximado de $4.000 por dólar). Por lo tanto, el salario mínimo, sin prestaciones añadidas, debe ser de $3.000.000. (US$ 750). Como medida de control a la inflación, y de garantía de viabilidad del sistema, el Estado deberá velar porque el precio de esta unidad de vivienda no cambie porcentualmente con respecto al salario mínimo.

      Los empresarios que paguen menos del salario mínimo por jornada de 160 horas mensuales con los descansos correspondientes deberán ser condenados por el delito de estafa.

      Se eliminan las horas extras. La jornada laboral sólo podrá ser de 160 horas mensuales, y nunca superior a 8 horas diarias. Las horas de trabajo nocturno tendrán un recargo del 30%, y ningún trabajador podrá trabajar más de media jornada adicional en otra empresa.

      Las empresas deberán cubrir los gastos adicionales a $100.000 mensuales (US$ 30) de transporte cuando la jornada laboral sea en horario nocturno, y deberán facilitar los medios necesarios para que el trabajador se pueda incorporar a su puesto de trabajo cuando la distancia deba ser cubierta por más de un medio de transporte.

      Se eliminan todos los subsidios personales y/o familiares de las empresas a sus trabajadores y socios, salvo un aporte del 10% de las utilidades netas anuales que el empresario debe hacer al Fondo Nacional de Pensiones y el 20% de las utilidades que se reparte entre todos los empleados. Desaparecen todos los complementos al salario, como “primas” de navidad o de mitad de año, pagos de tarjetas de crédito, subsidio para clubes sociales o cajas de compensación familiar, etc.

      No todos los inversionistas están interesados en que el aporte patrimonial