Es incómodo volver a preguntar su nombre porque sugiere un factor de baja atención cuando lo escuchamos la primera vez. En otras palabras, si no hay un sentimiento fuerte asociado a algo, tendemos a olvidarlo. Por eso, Dale Carnegie, autor de How to Win Friends and Influence People [Cómo hacer amistades e influir en las personas], afirma que el sonido más dulce para cualquiera es el sonido de su propio nombre. Comunica que nos importa.
Por otro lado, no tenemos problemas para recordar el nombre de cierta persona que hace latir nuestro corazón. No recuerdo mucho sobre el tercer grado, no recuerdo el salón de clases o la maestra, pero sí recuerdo el nombre de la chica por la que me sentía atraído. Cuando me sentaba a su lado en la hora en que nos contaban historias, mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Los sentimientos fuertes promueven recuerdos fuertes y recuerdo su nombre hasta el día de hoy.
Mientras estamos en el tema de la escuela, ¿qué maestros aparecen más prominentemente en tu memoria? Tengo dos. El primero tenía una política obligatoria de azotar al menos a la mitad de la clase cada vez que nos reuníamos, así que vivía con miedo de él. El segundo se interesó en mí y me instruyó, lo que me hizo sentir bien conmigo mismo. Recuerdo poco de lo que me enseñaron, pero siempre los recordaré por la forma en que me hicieron sentir.
Vale la pena reflexionar sobre esto. Lo que más recordamos de las personas es la forma en que nos hacen sentir. Entonces, ¿cómo hacemos sentir a los demás? Seremos recordados, o no, por ello.
El mensaje final es que nuestro Limbo, el principal responsable de nuestros sentimientos, también está a cargo de nuestros recuerdos. Si no experimentamos un fuerte sentimiento en relación con algo o alguien, probablemente lo olvidaremos; si el sentimiento es fuerte, probablemente lo recordaremos. Si los sentimientos son lo suficientemente intensos, como cuando un evento aterrador desencadena una fobia, podemos recordarlo toda la vida.
En este libro, descubriremos muchas más cosas extrañas sobre la participación del Limbo en la memoria, ¡pero estamos comenzando a ver cuán importante es esta parte de nuestro cerebro!
Motivación
La mayoría de lo que hacemos está motivado por un sentimiento, ya sea para evitar el dolor o lograr el placer. A Aristóteles se le ocurrió esta noción hace miles de años. La razón de esto es que nuestro Limbo, nuestro centro emocional, es responsable de nuestros impulsos. Por esta razón, los sentimientos nos conmueven. De hecho, la palabra “emoción” significa literalmente “mover”.
Por eso, el miedo y el amor, los dos sentimientos más fuertes experimentados por los seres humanos, son tremendas fuerzas motivadoras que inspiran nuestros mejores esfuerzos. ¡Incluso a alguien que evita el ejercicio a toda costa le resultará fácil encontrar la motivación para ir más allá de niveles de agotamiento que no sabía que existían si es perseguido por algo que lo aterroriza! Los sentimientos fuertes como el amor y el miedo también pueden motivarnos a realizar todo tipo de comportamientos extraños y, a veces, bochornosos. En su libro Emotional Intelligence [Inteligencia emocional], Daniel Goleman señala que las personas inteligentes pueden hacer cosas realmente tontas cuando son dominadas por los sentimientos; en otras palabras, cuando el Limbo se hace cargo.
Durante muchos años, he estado comprometido en ayudar a las personas a adoptar un estilo de vida más saludable, y puedo decirles que lograr un cambio de comportamiento a largo plazo requiere más que conocimiento. El mundo está lleno de personas que saben qué hacer, pero que no hacen lo que saben. ¿Por qué? Pregúntale a alguien por qué está comiendo una pizza del tamaño de su cabeza, a pesar de haber dicho que estaba a dieta, y te dirá: “¡Tengo ganas!”
Pregúntale a un adicto a la televisión por qué no se levanta y hace algo activo, y te dirá: “No tengo ganas”. No podría ser más explícito; su Limbo no está de humor, por lo que sus niveles de motivación son bajos. Los expertos en cambio de comportamiento que escribieron el libro Change Anything [Cambia cualquier cosa] aconsejan que, para adoptar un nuevo comportamiento para siempre, debes descubrir una manera en que te sentirás positivamente bien al hacerlo.28
Claramente, el estado de ánimo y la motivación van de la mano, por lo que, si estamos interesados en descubrir mayores niveles de motivación, debemos aprovechar nuestro Limbo. ¡No te sorprendas al descubrir más motivación a medida que implementamos las estrategias para elevar nuestro Limbo en este libro!
Muchos procesos corporales automáticos
Sé que no eres el tipo de persona que excede el límite de velocidad al conducir un automóvil, pero podríamos conocer a alguien que sí lo hace. Hipotéticamente, si esa persona estuviera viajando a gran velocidad por el camino, y de repente escuchara una sirena y notara en su espejo retrovisor un automóvil de la policía con luces intermitentes que indican que debe detenerse, probablemente experimentaría varios cambios automáticos dentro de su cuerpo. Su corazón latiría en su pecho. Sus palmas sudarían. Las mariposas cobrarían vida en su estómago.
Existe una fuerte relación entre nuestro estado emocional y muchos procesos corporales automáticos. Digo “procesos corporales automáticos” porque ocurren sin que tengamos que pensar en ellos. De hecho, pensar no puede hacer que nuestro ritmo cardíaco aumente, las palmas de las manos suden y el estómago se sacuda, a menos que, por supuesto, pensemos en algo que nos haga sentir, en cuyo caso nuestro Limbo hace su trabajo. Aprenderemos más sobre esto en el capítulo 6.
Como el Limbo tiene un impacto tan grande en nuestro corazón, no es sorprendente que las personas con niveles de ira más elevados tengan dos veces y media más probabilidades de sufrir un ataque cardíaco que las personas más serenas.29 Del mismo modo, el estrés emocional de ser expuesto al tráfico pesado aumenta casi tres veces el riesgo de un ataque cardíaco en la siguiente hora.30 Existen ahora muchos estudios que indican que un Limbo feliz también ayuda a nuestro corazón a ser feliz.31
En caso de que estuvieras pensando que esas mariposas en nuestro estómago durante los momentos de ansiedad son inofensivas, considéralo de nuevo. Los investigadores están descubriendo que existe una conexión íntima entre el cerebro y el intestino, como aprenderemos más en el capítulo 7. Los científicos han descubierto que aproximadamente el 70 % de nuestro sistema inmune se distribuye alrededor de nuestro intestino,32 por lo que no es de extrañar que un malestar intestinal pueda influir en nuestra salud de manera profunda.
En un fascinante estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ohio, las heridas por ampollas administradas en los antebrazos de las parejas casadas tardaron un 30% más en sanar después de una discusión animada con su cónyuge, que por supuesto aumentó los niveles de estrés.33 Del mismo modo, las heridas infligidas en el paladar duro de los estudiantes de Odontología sanaron un 40 % más lento durante el estresante período previo a los exámenes, en comparación con el período de vacaciones de verano, de bajo estrés.34
El mensaje final es que la manera en que nos sentimos afecta cómo nos curamos.
Lo que esto significa es que no solo se siente bien experimentar emociones positivas, sino también es bueno para nosotros. La felicidad y la salud van de la mano, una promueve y complementa a la otra, y la razón es que el Limbo está íntimamente involucrado en ambas.
¿Quieres tu Limbo en buena forma?
Hemos visto que el Limbo desempeña diversas funciones y propicia estados importantes: felicidad, memoria, motivación y muchos procesos corporales automáticos.
Así que, ¿cómo podemos hacer que nuestro Limbo funcione de la mejor manera?
Aquí viene la parte más emocionante.