Asimismo, queremos agradecer al profesor Francisco Imbernón, catedrático de la Universidad de Barcelona y experto en diversos temas relacionados con el ámbito de la formación de profesores, por la realización del prólogo de este libro.
Referencias
Arbesú García, M. I. y Díaz Barriga, F. (2013). Portafolio docente. Fundamentos, modelos y experiencias. Ediciones Díaz de Santos.
Bird, T. (1997). El portafolios del profesor: un ensayo sobre las posibilidades. En J. Millman y D. Hammond (eds.), Manual para la evaluación del profesorado (pp. 332-351). La Muralla.
Bozu, Z. (2012). Cómo elaborar un portafolio para mejorar la docencia universitaria. Una experiencia de formación del profesorado novel. Octaedro.
Bozu, Z. e Imbernón, F. (2012). El portafolio docente como estrategia formativa innovadora del profesorado novel universitario: un estudio de casos. Revista de Educación, 358, 238-257.
Cano, E. (2005). El portafolios del profesorado universitario. Un instrumento para la evaluación y para el desarrollo profesional. Octaedro.
Cano, E. e Imbernón, F. (2003). La carpeta docente como instrumento de desarrollo profesional del profesorado universitario. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 17(2), 43-51.
Cordero, G. (2002). Consideraciones generales sobre el uso del portafolio de desempeño docente en educación superior. Acción Pedagógica, 11(2),76-83.
Fernández, A. (2004). El portafolio como estrategia formativa y de desarrollo profesional. Educar, 33, 127-142.
Jarauta, B. y Bozu, Z. (2013). Portafolio docente y formación pedagógica inicial del profesorado universitario: un estudio cualitativo en la Universidad de Barcelona. Educación XX1, 16(2), 343-362.
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Pujolà, J. T. (Ed.) (2019). El portafolio digital en la docencia universitaria. Octaedro-IDP/ICE.
Seldin, P. y Miller, J. (2013). El portafolio docente. Guía práctica para un mejor desempeño y para la toma de decisiones relacionadas con titularidad y ascensos. Codeu.
Shulman, L. (1999). Portafolios del docente: una actividad teórica. En N. Lyons (comp.), El uso del portafolios. Propuestas para un nuevo profesionalismo docente (pp. 45-62). Amorrortu.
Notas
* Un agradecimiento especial al Centro de Enseñanza, Aprendizaje y Trayectoria Profesoral (CEAP) de la Universidad del Rosario por el apoyo en la materialización de este libro.
** Universidad de Barcelona, España. [email protected]
1 A lo largo del texto utilizáremos las palabras profesor/es o docente/s, maestro/s e investigador/es como lenguaje inclusivo independientemente del género.
2 En la literatura científica se suelen emplear diversos sinónimos para hacer referencia a un mismo concepto: portafolios, portafolio, carpeta, dossier, etc. Asimismo, en este libro, los autores y autoras de cada una de las experiencias presentadas hacen uso de distintas terminologías para referirse a la metodología del portafolio (portafolio docente, el portafolios docente, portafolio de aprendizaje del profesor, portafolio de docencia, portafolio académico, etc.).
Experiencias en el uso y la implementación del portafolio del profesorado
MILENA ALCOCER TOCORA* MARÍA DEL ROSARIO NAVARRO BOTERO** INÉRIDE ÁLVAREZ SUESCÚN*** CLARA INÉS GARCÍA BLANCO****
Introducción
El portafolio docente es un instrumento que sirve para la reflexión personal contextualizada, así como para la autoevaluación de los profesores; también es utilizado como una forma alternativa para evaluar y mejorar la enseñanza universitaria. Dicho instrumento ha sido empleado desde hace décadas en diferentes contextos educativos y profesionales con diversos usos y propósitos (Arbesú y Gutiérrez, 2014).
En el ámbito educativo, los portafolios se han convertido en un recurso importante que moviliza escenarios de aprendizaje y de mejoramiento desde la misma práctica (Murray, 1997), ya que proporcionan una variedad de información que no se encuentra en semblanzas ni en relatos. Además, revelan información sobre el quehacer docente y posibles problemas que pueden surgir de este. Su uso en el contexto educativo se popularizó a principios de los años ochenta, cuando se comenzó a utilizar con el objetivo de sistematizar prácticas y construir un nuevo profesionalismo docente (Shulman, 2003).
Uno de sus objetivos primordiales es seleccionar y recolectar evidencias, materiales, productos y artefactos en función de mostrar el mérito, el alcance, la historia, las situaciones y la complejidad del trabajo de una persona en un contexto especifico (Arbesú y Díaz, 2013). De acuerdo con Butler et al. (2006), un portafolio es una colección de evidencias y reflexiones que se reúnen para demostrar el “viaje de aprendizaje de una persona a lo largo del tiempo”. Adicionalmente, los autores señalan que la tarea de selección realizada por un profesor requiere de procesos de pensamiento reflexivo, el cual es realizado y se pone a prueba con las evidencias priorizadas; estas reflexiones sobre las pruebas, las razones por las que fueron elegidas y lo que el profesor aprendió de ellas son la clave de un portafolio.
Tradicionalmente, el portafolio docente favorece lo visual y lo textual. Puede incluir audios, videos, modelos, sitios web y muestras captadas por los sentidos. De acuerdo con Lengeling (1996), este instrumento puede proporcionar una comprensión valiosa de lo que, por ejemplo, hace un profesional en artes, ingeniería, ciencias sociales o educación, entre otros, ya que muestra el potencial personal y, lo que es más importante, es una afirmación sobre la filosofía y la práctica de quien lo construye.
En el caso de los profesores, supera el marco del aula y pretende dar una imagen más precisa de su labor docente, incluye no solo reflexiones sobre su filosofía de enseñanza (statement del profesor) y aspectos exitosos de su docencia, sino que también involucra reflexiones sobre lecciones aprendidas y errores reflexionados. Además, favorece la posibilidad de intercambiar experiencias de los procesos de enseñanza y aprendizaje con colegas, estudiantes y con otras personas del contexto en el cual se desenvuelve habitualmente. Este intercambio promueve diálogos, interacciones y procesos de retroalimentación que enriquecen la labor reflexiva y hacen de esta experiencia algo memorable y único.
Según Kenny et al. (2018), no existen reglas estrictas sobre cómo desarrollar el statement, generalmente se presenta como un documento reflexivo a manera de narración, que es escrito en primera persona e involucra la respuesta a preguntas claves tales como: creencias (¿qué piensas?), estrategias (¿qué haces?),