Khosrovidukht, de quien se dice que fue miembro de la familia real, dejó también testimonios como distinguida himnógrafa. Aislada durante veinte años en la fortaleza de Kemah, su hermano padeció prisión y muerte en 737, por haberse convertido al cristianismo. En su honor, la compositora escribió 13
Acróstico. Composición poética en la cual las letras iniciales, medias o fi nales de cada verso forman un vocablo o una frase.
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el himno Zamanali e Ints, que hasta hoy se canta en la Iglesia Armenia.
La quietud de los claustros y la inquietud de los espíritus ofrecen un paisaje sembrado de mujeres que turbaron aquella paz, con una música que no pudieron mantener guardada dentro de su cabeza.
Los siglos iniciales de la historia femenina de la composición se desarrollan dentro de los conventos.
Kassia (nacida en 810 y muerta entre 843 y 867, en Constantinopla), es el nombre de la primera religiosa occidental que dedicó su vida a un quehacer musical destinado al servicio litúrgico. Pasó al santoral cristiano como Santa Casiana. Vivió los años en que el emperador romano de Oriente ordenó la destrucción de imágenes, a la cual se opuso ella con el apoyo del monje Teodoro de Stuidum.
Antes de ella no se encuentra ninguna compositora registrada. Existe un acervo suyo más o menos considerable. Profesó en un monasterio de Salónica, la ciudad sobre el mar Egeo que ocupa tantos capítulos del pasado helénico. También cultivó la poesía. Dejó música sagrada y profana, entre la cual numerosos himnos con letras propias y ajenas, de los que trece están editados. Algunos historiadores proclaman su belleza y sostienen que anduvo tras ella el Emperador Teófi lo.
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¿Sor o Santa Hildegard?
La más conocida y estudiada de las monjas es Hildegard von Bingen, nacida el 16 de septiembre de 1098 en Bermershein, a orillas del Rhin, y muerta el 17 del mismo mes, de 1179. Como la hija más pequeña de un matrimonio prominente que ya tenía nueve, fue ofrecida al Señor en calidad de diezmo y a los ocho años llevada a un monasterio de hombres que tenía una reducida sección para mujeres, donde a las internas se les consideraba reclusas. Jutta era el nombre de la superiora, quien llegó a ser amiga de la novicia y acabó designándola sucesora en 1136, año de su muerte.
Hildegard había profesado en 1115 ante el obispo Otto de Bamberg. Pronto impulsó la creación del monasterio femenino de Rupertsberg. Más tarde inició otro convento en Eibingen.
Desde muy niña comenzó a tener visiones acompañadas por voces o por música y en 1151, ya adulta, decidió escribir sus experiencias en el libro “Conoce los caminos”, con ayuda del monje amanuense Volmar. El Papa Eugenio III la 26
entusiasmó para redactar otro texto: Symphonia armonie celestium revelationum, donde une su quehacer musical con sus trances místicos y sus famosas predicaciones, que la llevaron a ser llamada
“la Sibila del Rhin”.
Por su condición musical, por su personalidad polifacética y por sus dimensiones místicas, a través de los siglos sor Hildegard ha sido motivo de biografías y estudios que hoy abundan como nunca. Si en algún momento ciertos investigadores expusieron dudas en torno a sus prodigios, actualmente es difícil cuestionar los méritos de su actividad como visionaria y fundadora de sistemas terapéuticos que algunos siguen con enorme fe. Hacía curaciones prodigiosas mediante la literatura y la música. Decía escuchar la voz de Dios. Sus iluminaciones fueron aceptadas por la Iglesia Católica. Fue consultada por varios pontífi ces y por altos dignatarios civiles y eclesiásticos.
Se convirtió en viajera que predicaba por diversos lugares. En las postrimerías de su vida arremetió contra las sectas heréticas de los cátaros y contra el sisma alentado por Federico I Barbarro-ja14. En 1178 protestó enérgicamente por el entierro
“en sagrado” de un personaje que había sido reo de excomunión.
El Papa Gregorio IX inició su proceso de canonización en 1227, y tras haber sido suspendido, Inocencio IV lo reanudó en 1244. No fue sino hasta 14
Federico I Barbarroja (1122-1190), Emperador de Alemania, por razones políticas se enfrentó al Papado y a las autoridades lombardas. Murió ahogado durante la Tercera Cruzada.
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1940 cuando se le incluyó en el martirologio romano, elevándola prácticamente a los altares y citando su nombre en algunas letanías. Con motivo de su octavo centenario, el Papa Juan Pablo II se refi rió a ella como a una santa. Benedicto XVI la mencionó junto con Catalina de Siena, Teresa de Ávila y Teresa de Calcuta. A la fecha hay propuestas para que se le nombre Doctora de la Iglesia. La mayoría de las páginas que hablan sobre ella, la llaman Santa Hildegard.
En el plano musical, se dice que no recibió enseñanza técnica, aunque estudió a fondo el canto gregoriano y memorizó los salmos. Dejó buen número de obras monódicas15 para el servicio religioso, con voces femeninas de rangos mucho más amplios que los empleados en aquel tiempo.
En su obra contenida en Symphonia armonie celestium revelationum hay 43 antífonas, 18
responsorios, 7 secuencias, 4 himnos y un oratorio que es motivo de asombro porque esta forma musical, originalmente religiosa, no aparece en 15
Monodia es sinónimo de música monofónica sin armonía ni contrapunto, opuesta a la polifonía. Un ejemplo puede ser el canto gregoriano de la Iglesia.
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la historia sino hasta principios del siglo XVII en tiempos posteriores a Felipe Neri, el santo fl orentino llamado apóstol de Roma, que nació en 1515 y fundó una asociación cultural que se aprobó como
“Congregazione dell’Oratorio” por la capilla donde se reunía. De allí surgió el nombre musical del repertorio sacro que se ejecutaba.
Hay grabaciones comerciales de diversas obras, particularmente nueve discos que contienen buena cantidad de sus cantos sagrados.
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Estirpe conventual Es necesario tomar en cuenta, al hablar de las monjas, lo que dijo la investigadora Elisa Weaver: “entre las muchas que hay, solamente se recuerda a las que fueron santas”. Referencia a von Bingen que es una pedrada a las intervenciones eclesiásticas en la historia musical.
Uno de los primeros trabajos de estas compositoras tuvo relevancia en el monasterio de Santa María Real de Las Huelgas, en la ciudad de Burgos. Allí las monjas cistercienses de la orden de San Bernardo, fundada por Alfonso VIII y su esposa Eleonor de Inglaterra entre 1180 y 1187, produjeron mucha música, de la que sabemos mediante datos del siglo XIII, y nos lo confi rma el Códice Musical de Las Huelgas copiado durante el siglo XIV, y compilado en el XX por el especialista Higinio Anglés en tres tomos. Allí se reúnen 186 obras del Ars Antiqua y del Ars Nova16, y es uno de los más valiosos elementos de estudio, no solamente en España.
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Ars Nova: Arte nuevo, titulado por el músico Felipe de Vitry en el siglo XIV. Se caracteriza por una polifonía más allá de lo religioso, que trata de superar las estructuras polifónicas de los siglos anteriores (Ars antiqua).
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Por aquella época, Azalais de Porcairagues y Tibors de Sarenom fueron