El enigma del código de las favas. Alberto Alexis Martínez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alberto Alexis Martínez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788468559216
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por momentos, me sentía como si estuviera siendo sometido a un interrogatorio tipo “entrevista para empleo”, es decir, algo así como si se estuviera evaluando mi preparación y mi personalidad a cada paso o respuesta que yo contestaba.

      Estaba dirigiendo, así que no podía disminuir la atención de la autopista, por lo cual, no podía fingir ni manipular mucho mis respuestas, y simplemente, respondí a sus preguntas con total naturalidad, sin ninguna clase de temor.

      Entre una serie de preguntas me cuestiona...

      - Alexis, usted tiene una buena preparación, ¿Por qué salió de Uruguay?

      Esta pregunta me descolocó, porque yo no había mencionado cual era mi nacionalidad.

      Inmediatamente, adivinando mi pensamiento, Malden acrecentó…

      Además del acento, vi el adhesivo en el trasero con la bandera de tu país.

      Entonces, contestando a esta última interrogante, le expliqué…

      Bien, en realidad, la crisis interna en la década de los años 70 y la necesidad de un crecimiento profesional, me hicieron optar por venir a Brasil, así es que aquí estoy… desde 1974. Respondí.

      - ¿Entonces te interesa el crecimiento profesional?

      Sí claro, el hombre que no crece, simplemente vegeta en la vida y jamás puede sentir orgullo de sí mismo, contesté.

      Ahí, yo invertí la jugada e indagué…

      - Y usted… ¿de dónde es?

      - Bien, te diré, yo soy ciudadano británico, aunque nací en Rumania, mi madre era rumana y mi padre inglés… Yo, seguí los pasos de mi padre, soy Profesor de Historia, Arqueología y Antropología.

      - ¡Ahhh! Con razón, eso lo explica todo… Afirmé.

      Me resultaba evidente que sus conocimientos superaban largamente lo que se puede encontrar por acá…

      La conversación continuó ahora totalmente distendida, ya que, por su origen y formación, más que dudas, ahora sentía orgullo del tipo de acompañante que había recogido.

      La charla resultó ser sumamente amena, durante el recorrido, ya que tanto la investigación como los temas antiguos y especialmente la arqueología, son, para mí, una pasión a la que, infelizmente, nunca puede acercarme en virtud de la diferencia de campos de estudio a los que me había dedicado.

      Finalmente, estábamos llegando cerca de un lugar llamado Osorio, donde Malden me hizo una indicación con la mano, diciéndome que se quedaría enfrente a una estación de gasolina que allí se encontraba.

      Reduciendo la velocidad, fui saliendo de la pista de rodaje, y una vez detenido el automóvil, Malden me dijo que había sido un gran placer conocerme, y que además, le interesaría mantener un contacto posterior conmigo, por razones que podrían ser de mucho interés, especialmente… para una persona con conocimientos como los suyos, afirmó.

      Sin lugar a dudas, le dije, y como es habitual en toda persona de negocios, de inmediato saqué y le entregué una de mis tarjetas personales al tiempo que simultáneamente él hizo lo mismo, y le indiqué que podría localizarme cuando quisiera, ya que el conocimiento para mí, es una pasión.

      -¡Lo sé! – Afirmó, y sonrientemente, me estiró la mano, y se dio media vuelta retirándose con la misma elegancia con la que había abordado el auto.

      Continúe mi viaje, y me reuní con mis socios, como estaba previsto, sin mencionar nada acerca de este suceso. Pero, si bien no pensé detenidamente en el asunto, Helder Malden era una de esas personas que una vez que se le conoce, no se le olvida, e interiormente, yo tenía la certeza de que había encontrado algo más importante de lo que parecía, pero no sabía lo qué.

      CAPITULO 2.

       El primer encuentro con Helder Malden y Ali

      Habían pasado ya casi dos meses desde aquel encuentro con mi pasajero inesperado, cuando cierto día, entre la correspondencia recibida, había una carta en la que Helder Malden, cordialmente me invitaba a coordinar una reunión, para lo cual, me indicaba un teléfono en el que podría localizarle entre las 17 y las 20 horas.

      La carta y el sobre, eran de fino papel membretado con el símbolo HM dentro del hexágono y una ornamentación en vuelta, del tipo del que se hace por encomienda, lo que nuevamente me confirmó la naturaleza de la alta posición social de este hombre, y su estilizado gusto típicamente europeo de quien conoce de lo bueno, lo mejor, cosa poco frecuente, aun cuando yo estaba habituado a mantener contacto con gente de elevado poder adquisitivo en función de mis negocios.

      Esto, no solo me agradó en lo personal por haber sido recordado e invitado por este hombre, sino, que era algo también sumamente conveniente, muy en especial, cuando uno se mueve en un ámbito ejecutivo y se nos aproxima alguien que tiene cierta relevante importancia, ya que en el mundo de los negocios, el contacto con gente de buena posición socio-económica, siempre es algo recomendable, porque nunca se puede prever que rumbo pueden tomar las cosas, y esto resultaba muy conveniente, aún sin conocer la verdadera razón de tal interés de parte de Malden en charlar conmigo.

      En ese día entonces, efectué la llamada, y siendo atendido por otro hombre con fuerte acento extranjero, le comuniqué que deseaba hablar con el Sr. Malden, y le solicité la gentileza de comunicarme con él, enseguida, muy amablemente me paso la comunicación, y de esta forma, tras un cordial saludo Malden me agradeció haberle respondido a su solicitud, tras lo cual, intercambiamos algunas palabras sin mayor importancia, y luego me invitó a tomar un café en su casa, lo cual obviamente acepté, y entonces marcamos un día para reunirnos. Luego, me indicó que su casa, por ser “un sitio”, que es cómo le llaman en Brasil a una casa tipo chacra o pequeña estancia, era algo difícil de llegar si no se conoce el lugar, por lo cual, me dijo que nos encontraríamos en la misma estación de Gasolina donde yo le había dejado la última vez.

      Para mi, que estaba acostumbrado a visitar a eventuales clientes en diferentes lugares, no era más que otra visita de la que siempre puede resultar un interesante negocio, ya que mis actividades, estaban vinculadas al mercado de inversiones de capital y la oportunidad es algo que siempre aparece donde uno menos se lo imagina, por eso, lo importante es siempre mantener contactos con personas de cierto poder económico y posición social.

      Llegado el día, me dirigí al punto de encuentro, controlando el tiempo para llegar a la hora en punto, tal como era, y es, mi comportamiento habitual.

      Al llegar, detuve el automóvil en la parte lateral de la estación de servicio, donde un empleado me hizo señas para estacionarlo más adelante, obviamente, obedecí la indicación y estacioné el auto en ese lugar.

      Una vez que estoy descendiendo, aparece Malden, caminando con su distinguido bastón, diciéndome - ¡Hola Alexis! – es un gusto verle nuevamente… y continua ¡Ahhh!, Puedes dejar las llaves aquí en el auto, ellos lo cuidaran para ti, aquí no hay problema son gente de mi confianza… Me quedó claro, que Malden era entonces bien conocido y respetado en el lugar, y por cierto, era muy bien atendido por el personal.

      - ¡Muy Bien! Afirmé.

      Dejé las llaves con el muchacho y acompañé a Malden hasta un garaje contiguo, donde había estacionada una impresionante camioneta negra, del tipo 4x4, cerrada, con ruedas anchas y suspensión levantada y vidrios oscuros.

      - ¡Sube! – Dice Malden – El lugar donde vivo es maravilloso, pero el camino hasta mi casa no es muy apropiado para autos de paseo como el tuyo.

      Así fue que subí a su camioneta, en cuanto Malden, se puso en marcha desplazándonos de inmediato por una calle lateral que era de tierra, y siguiendo luego dimos varias vueltas por trayectos bastantes sinuosos en una región arbolada que obviamente yo no conocía, y de hecho, habría sido muy fácil para mi perderme en ese lugar. El suelo era también bastante irregular, por lo que Malden tenía razón, ya que mi automóvil, tal vez habría pasado con serias dificultades, o habría quedado atascado en los desniveles y el fango de algunos