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Chaves García, C. A., Flórez de Andrade, A. y Silva Gómez, L. J. (2021). Diagnóstico y desafíos de la acción multilateral regional en tiempos de pandemia: los casos europeo y latinoamericano y el papel de China. En E. Vieira Posada y F. Peña (Eds.), La covid-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea (vol. 8, pp. 19-48). Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia. https://doi.org/10.16925/9789587603255
Introducción
La covid-19 se ha convertido en un catalizador de tendencias, debilidades y desafíos para las regiones y los esquemas de integración en el mundo. La pandemia producida por el virus sars-cov-2 ha afectado la salud, la economía y el bienestar de la mayoría de los ciudadanos del mundo. Los ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea (ue) y América Latina y el Caribe (alc) no han sido la excepción. También, a comienzos de octubre, entre los 10 países del mundo con mayor número de muertes causadas por el virus, había tres países miembros de la ue: Italia (36 205 muertes), España (33 124 muertes) y Francia (32 703 muertes). Los datos del número de muertes en Francia, España e Italia contrastan con los de países como Chipre (25), Letonia (40 muertos), Malta (43) o Lituania (103; John Hopkings University, 2020).
En el caso de alc, la covid-19 ha golpeado a los países en diversos frentes, así como ha acelerado y reconfigurado tendencias previas al inicio de la pandemia en los ámbitos sanitario, económico, político y social. La covid-19 representa una coyuntura crítica excepcional que va más allá de ser una crisis de salud pública para configurarse en una crisis multidimensional; por ello, es necesario señalar que la intensidad de sus impactos en alc se ha visto favorecida por factores estructurales de debilidad de la región, lo cual pone en evidencia su alta vulnerabilidad frente a otras regiones para abordar amenazas de este tipo. Esta interpretación es ratificada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, 2020) en su informe del mes de abril: “alc enfrenta la pandemia desde una posición más débil que la del resto del mundo” (p. 3).
Ante esta situación, el presente capítulo responde a esta pregunta: ¿cómo han respondido la ue y alc ante los impactos económicos, políticos, sanitarios y sociales causados por la pandemia de la covid-19, y qué papel ha desempeñado China? Para la elaboración del capítulo, se efectuó una investigación de tipo cualitativo, a partir de análisis documental de fuentes oficiales y secundarias. Se recogieron y analizaron textos extraídos de fuentes oficiales de instituciones de la ue, como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo de la Unión Europea; también de portales oficiales de diversos Gobiernos de Estados pertenecientes a la ue y, de igual manera, se efectuó la consulta de fuentes oficiales y fuentes secundarias para el caso latinoamericano.
En cuanto a la estructura del capítulo, en primer lugar, se analizan los impactos sanitarios de la covid-19 en la ue, así como la respuesta conjunta ante los desafíos generados por la pandemia. En la segunda parte, se efectúa el mismo análisis en términos de impactos, respuestas y desafíos para el caso de alc. Posteriormente, se exponen las relaciones de ambas regiones con China en el contexto de la pandemia. Finalmente, se presentan conclusiones generales de los dos casos analizados.
Los impactos sanitarios de la covid-19 y la respuesta de la ue
En este apartado se analiza la evolución temporal de la acción de la ue frente a la pandemia, incluyendo una primera fase de cooperación con China y repatriación de nacionales de la ue, y luego una segunda fase de cooperación estrecha desde el 2020, que incluyó la compra conjunta de material médico y la activación del Instrumento de Ayuda de Emergencia y el programa Resceu.
El 9 de enero del 2020, cuando el virus del sars-covid apenas se hacía visible en la ciudad de Wuhan, la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea activó el Sistema de Alerta Precoz y Respuesta (sapr), creado con el propósito de compartir información relacionada con el virus entre los miembros de la ue (Comisión Europea, 2020c). En ese entonces, no había reporte alguno que indicara que el virus hubiese llegado a Europa1. Pocos días después de la citada reunión de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria, el 24 de enero del 2020, Francia reportaría su primer infectado por la covid-19; de hecho, el primer infectado registrado en territorio de la ue (Comisión Europea, 2020c).
Hasta febrero del 2020, las medidas del bloque europeo se centraron en estimular la investigación en torno al virus, promover la cooperación con China —que en ese entonces era la nación que más sufría contagios— y repatriar a los ciudadanos europeos afectados por el virus (Comisión Europea, 2020c). No obstante, desde finales de febrero, países como España, Francia e Italia empezaron a experimentar altas tasas de contagio y un importante número de muertos (John Hopkings University, 2020). Desde entonces, la ue comenzó a impulsar nuevos esfuerzos para combatir al virus.
Hacia finales de febrero, la Comisión Europea activó la adquisición conjunta de productos médicos para enfrentar el virus; proceso que fue posible gracias a que durante el brote de gripe pandémica H1N1 en el 2009, el Consejo y la Comisión promovieron la adquisición conjunta de vacunas, dando lugar al artículo 5 de la Decisión 1082/2013/ue, por medio del cual se permite la adquisición conjunta de equipo sanitario. Además de los Estados miembros de la ue, países como la República del Norte de Macedonia, el Reino Unido y Albania se adhirieron al proceso de compra conjunta de material sanitario (Unión Europea, 2020).
En marzo del 2020, según el número de contagios y muertes avanzaba, las instituciones europeas crearon una reserva común europea de equipos médicos de emergencia: la llamada resceu. Por medio de este mecanismo, los Estados de la ue que necesitaran respiradores, mascarillas, medicamentos o suministros de laboratorio podían solicitarlos a la Comisión (Comisión Europea, 2020d).
Otro de los mecanismos utilizados por la ue para combatir a la covid-19 y promover la solidaridad de sus miembros en materia sanitaria fue la creación del Instrumento de Ayuda de Emergencia, a través del cual la ue busca financiar la producción de vacunas, tratamientos médicos, transporte de pacientes y equipos médicos, formación de personal sanitario y la conexión entre autoridades sanitarias (Comisión Europea, 2020e).
La cooperación de la ue ha sido fundamental para confrontar en términos sanitarios la pandemia en el bloque regional, particularmente en países que se han visto más afectados por el virus, como España, Francia, Italia y Croacia (Comisión Europea, 2020c). Además de promover la cooperación sanitaria inter-ue, este bloque regional europeo impulsó la cooperación con países fuera de la organización. Estados como Albania, Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Moldavia, la República de Macedonia del Norte, Montenegro, Georgia, Ucrania, Jordania, Túnez (Comisión Europea, 2020a) y Venezuela (Comisión Europea, 2020c) recibieron apoyo en materia sanitaria por parte de la ue.
La respuesta de la ue ante los impactos económicos y sociales causados por la pandemia
Una vez el virus de la covid-19 se convirtió en pandémico y buena parte de los países miembros de la ue aplicaron medidas excepcionales para evitar el contagio, se hacía claro que el fenómeno tendría un efecto en la economía del bloque. La Comisión Europea también propondría —secundada por varios Gobiernos nacionales— la activación de la cláusula general de salvaguardia presupuestaria, mecanismo que permitiría la flexibilización de la regla fiscal en los Estados miembros con el propósito de que estos mitigaran los efectos de la pandemia (Comisión Europea, 2020c).
En marzo del 2020, cuando los efectos económicos de la pandemia se hacían más visibles, la Comisión Europea propuso, a petición de los jefes de Gobierno de la ue, un Plan de Recuperación para Europa, consistente en un presupuesto para el periodo 2021-2027 de 1,1 billones de euros, así como el instrumento Next Generation eu, con un costo de 750 000 millones de euros (Comisión Europea, 2020f). El instrumento Next Generation eu tiene tres pilares (ordenados de mayor a menor costo): 1) ayudar